Cuando Chávez y Castro pasaron por Alta Gracia

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Texto por Ana Laura López

Fotografía Norberto Lorenti. 

El día que ellos llegaron a Alta Gracia. Había que cubrirlo, corría julio de 2006 y la cumbre del MERCOSUR se replicaba con discursos en la ciudad Universitaria. 30 mil personas se agolpaban en el campus (pensar que toda esa masa de gente toda junta es la cantidad de desaparecidos de la Argentina)
Chavez y Fidel, los dos hablaron mucho. Y nosotros estábamos atentos a la posibilidad de que en cualquier momento se descolgaran por Alta Gracia, a visitar el Museo del Che, la casa de la infancia del Che Guevara en Alta Gracia.
Los vi en la universidad y los vi llegar a Alta Gracia. Todos esperábamos a Fidel y de golpe, del Mercedes Benz negro que paró frente al chalet de calle Avellaneda en barrio Pellegrini se bajó también Hugo Chávez.
Los periodistas hacia días que estábamos haciendo guardia esperando ese momento, medios de todo el país se agolpaban en la puerta esperando lograr alguna palabra y foto. Recuerdo ese día como uno de los más importantes de mi carrera. Transmitíamos en vivo por la radio toda la escena desde el techo de la casa del profe Roli Altamirano, horas y horas esperando arriba del techo que daba justo al frente de la casa, una vista privilegiada. Con Sebastián Gualda, en un momento pensamos que nos saludaron, era chistoso vernos ahí arriba.
Hombres de negro y helicópteros rondaban la zona. Un escenario atípico para la tranquila Alta Gracia. El entonces intendente Mario Bonfigli los esperaba adentro, junto al viceintendente Hugo Pesci, amigos de la infancia del Che y autoridades del museo. Recorrieron el lugar, firmaron el libro de visitas y se sacaron fotos dejando para la posteridad marcada la última salida oficial de Fidel Castro como presidente de Cuba.
Ese sábado 22 de julio, fue el día en que Fidel Castro y Hugo Chávez visitaron Alta Gracia, dos líderes revolucionarios pisaron al mismo tiempo la conservadora ciudad donde nada más y nada menos que el mismísimo Che Guevara pasó su infancia.
Latinoamérica está de pie, afortunadamente los líderes de la patria grande sembraron en el pueblo lo necesario para continuar la lucha. Y esta clase de líderes no mueren nunca. Hasta la victoria siempre compañeros, hasta siempre comandante, buen viaje.

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