Se trata de la familia de Diego Rosales y Noemí Fernández, quienes a diario venden sus panes a la vera de la Ruta 5 y también casa por casa. El jueves 24 de junio, un incendio generado por un cortocircuito, les destruyó la heladera y el lavarropas, les tiznó la vivienda alquilada en la que viven y les arruinó la ropa. Necesitan de la solidaridad de la comunidad para poder salir del paso, seguir trabajando y levantar la casa propia y poder mudarse.
El departamento en el que viven está al fondo de un terreno ubicado en pleno barrio Parque San Juan, sobre Jorge Kelly (ex Calle 11) al 136. “A las cinco o seis de la mañana me despierto porque sentía mucho calor sofocante. Cuando me doy cuenta, veía una cosa roja que salía de la cocina. Pegué un salto. ‘Sacá a los chicos’, le dije a mi mujer. No encontrábamos la llave. El fuego se metió en la heladera, agarró un puf que había al lado, un equipito y el televisor que estaba arriba. No lo podía parar, decí que llegaron los vecinos a ayudarme a poder apagarlo. Fue muy difícil, perdí muchas cosas”, relató Diego Rosales, entrevistado por diariotortuga.
Perdieron la heladera, el televisor, el lavarropas, sillas, una mesa y todos los utensilios de cocina. La casa quedó completamente tiznada y con un olor que la vuelve inhabitable. “Necesitamos ropa para los chicos”, señala Diego: “Perdimos muchas cosas por el hollín y los chicos han quedado sin calzado porque las habíamos lavado”.
Noemí remarca que requieren un lugar para poder estar. “Aunque sea una pieza grande donde nos podamos meter dos meses o tres meses. Tenemos un terreno y queremos hacer algo de machimbre, porque a esto lo tenemos que devolver. Es imposible dormir acá, estar adentro, con el olor que hay. Tenemos toda la conexión de luz que se quemó. Nos pasan un cable para la bombita. La ropa está toda contaminada con olor y hollín. Los colchones se nos mojaron porque tuvimos que abrir todas las canillas adentro. Prácticamente quedamos sin nada”, completa Noemí Fernández.
RADIO TORTUGA (RT): Ustedes se dedican a la panadería, venden en la ruta 5, ¿también les ayudaría que les donen insumos para seguir trabajando?
DIEGO ROSALES (DR): Sería fundamental. Para que la plata que hagamos, la invirtamos en el terreno, porque quedamos sin nada.
NOEMÍ FERNÁNDEZ (NF): Con el pan se vive el día, sacás para comer y para comprar la harina. Tengo una nena de nueve años, un adolescente de 15 y otro de 16. Con todo lo que se arruinó, no llegamos a comprar nada. Sé que mucha gente está en la misma situación y que si no nos hubiera pasado esto, la seguiríamos remando, pero esto nos devastó. Ya tenemos los postes; hay mucha gente que en cuanto tengamos el machimbre, nos va a ayudar a construir en un fin de semana. Ayer me donaron dos bolsas de cemento. Pero necesitamos salir de acá para estar en condiciones y poder trabajar en el terreno.
Diego y Noemí se encuentran sin un teléfono para que la comunidad se comunique. Pero aquellas personas que tengan algo para donar o quieran conocer de primera mano la situación que están atravesando, pueden llegarse por el departamento del fondo de Jorge Kelly (ex Calle 11) 136 de barrio Parque San Juan. “Que pregunten por los chicos que hacen pan”, concluye Noemí, haciendo referencia a como se los conoce en la cuadra.
