Juicio Diedrichs – Herrera: “La lucha por Verdad, Memoria y Justicia sigue de generación en generación”

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La audiencia del miércoles 23 de septiembre en el 12º juicio por crímenes de lesa humanidad que se desarrolla en Córdoba, contó con el testimonio de Norma Julia Soulier, Sebastián Soulier, Jorge Arias y María Livia Cuello. Conmovedores y valientes relatos dieron cuenta de la acción represiva del terrorismo de Estado sobre lxs desaparecidxs Luis Roberto y Juan Carlos Soulier, Adriana María Díaz Ríos y Miguel Ángel Arias (todos militantes de las Fuerzas Armadas de Liberación -FAL 22-) y sobre sus familias.

El primer testimonio que se oyó fue el de Norma Julia Soulier, quien estuvo presente en el Tribunal Oral Federal número 1 del Parque Sarmiento en la Ciudad de Córdoba. En un pormenorizado relato, recordó cómo secuestraron en 1976 a sus hermanos Luis Roberto y Juan Carlos, a su cuñada Adriana María Ríos, a su sobrino Sebastián (de cinco meses) y a su compañero Miguel Ángel “Coqui” Arias.

Julia tenía 15 años en aquel momento y actualmente dirige el Espacio para la Memoria La Perla (ubicado en el ex Centro de Detención Torturas y Exterminio, ubicado sobre la Ruta 34). Sufrió tres allanamientos violentos en su casa, con amenazas e incluso vivió con dolor cómo sus padres eran extorsionados por militares, entregando dinero a cambio de supuesta información de sus hermanos desaparecidos.

El cierre de su declaración apuntó al sostenido camino desarrollado por los organismos de Derechos Humanos durante más de cuatro décadas: “La lucha por Verdad, Memoria y Justicia sigue de generación en generación. Vamos a seguir buscando los restos de los desaparecidos, los 30 mil se multiplican en las marchas, en las denuncias, y en los reclamos hasta lograr que la sociedad argentina goce de un Estado más justo y garantista”.

A continuación, fue el turno de su sobrino, Sebastián Soulier, de 44 años, quien fuera secuestrado, con cinco meses, junto a sus padres Juan Carlos y Adriana María Ríos y devuelto a su familia con signos de violencia en su cuerpo y en estado de abandono. Su testimonio conjugó relatos que fue armando a lo largo de su vida, de lo que le contaban sus familiares, con su propia búsqueda que lo llevó a acercarse a otrxs hijxs de desaparecidxs a mediados de los años 90 en lo que empezaba a conformarse como agrupación bajo el nombre de “H.I.J.O.S.” (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio).

“Cada vez que sonaba la puerta salía corriendo pensando que eran ellos, a pesar de que mi tío ya me había dicho que estaban muertos”, señaló en un pasaje de su intervención, recordando los años de su niñez cuando, dijo, sus abuelos atravesaban con miedo la vida diaria. De su experiencia con la agrupación H.I.J.O.S., recordó: “Aprendimos de las viejas que empezaron a marchar en círculo a ser perseverantes, a no bajar los brazos, a exigirle al Estado”.

Respecto de estos juicios por crímenes de lesa humanidad que se reactivaron a partir de 2003, cerró su intervención Sebastián Soulier, manifestando: “Somos la alegría y la vida, ganándole a la muerte y a la tristeza”.

A través de videoconferencia, hacia el cierre de la jornada testimoniaron Jorge Arias y María Livia Cuello, hermano y madre de Miguel Ángel “Coqui” Arias. Jorge, inicialmente, recordó el día en que secuestraron a su hermano, de 19 años, con quien compartía habitación. “Les preguntaba quiénes eran mientras rompían todo, lo escuchaba como amordazado y seguía preguntando quiénes eran, a dónde lo llevaban”, relató Jorge, quien tenía 12.

Narró el infructuoso periplo que sus padres atravesaron para poder dar con el paradero de su hermano: que enviaron cartas, que recorrieron todas las cárceles del país, que se contactaron con altos funcionarios políticos y religiosos. “La gente nos miraba como sapos de otro pozo”, recuerda con dolor. “Las Madres nos enseñaron que no teníamos que tener vergüenza y el tiempo nos dio la razón, hoy nos sentimos orgullosos”, concluyó.

También por videoconferencia, María Livia “Beba” Cuello, de 91 años, emitió su testimonio, con su pañuelo blanco en la cabeza. Ella es parte de la organización “Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas” en Córdoba.

Describió a su hijo “Coqui” como una persona que fue solidaria desde muy pequeña y repasó detalles de la desaparición de su hijo que pudo ir reconstruyendo con los años. Esperanzada por este nuevo juicio, con amorosa humanidad pidió saber dónde está su hijo para “llevarle flores y dejar de padecer tanto sufrimiento”.

FUENTE: SERÁ JUSTICIA

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