Los formadores de precio y su rol en la inflación

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Para el economista Fernando Oviedo, los formadores de precios «en este río revuelto de la inflación en la Argentina, intentan siempre sacar ventajas». El consultor se refirió a los aumentos «injustificados» de marzo.

Fernando Oviedo es economista, consultor y docente. Fue columnista en el programa «Perdió la Liebre» que se emitió en Radio Tortuga 92.9 en 2020.

El profesional, en entrevista con «Que no se te escape», se refirió a las causas de la inflación y a las medidas que ha tomado el Gobierno nacional en el control de precios.

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Radio Tortuga (RT): ¿A qué se debe la inflación que estamos viviendo en estos últimos meses?

Fernando Oviedo (FO): Como muchas veces repitió el ministro de Economía Martín Guzmán, y en consonancia con lo que viene manifestando la heterodoxia en la ciencia económica en los últimos años, la inflación es un fenómeno multicausal, que no tiene que ver estrictamente con la cuestión monetaria y con la cuestión de la emisión de moneda, tal como pregona el liberalismo económico en la Argentina. (…)

En Argentina la inflación siempre tuvo distintos motores, el principal que ha encendido procesos inflacionarios ha sido el Dólar. Es el principal precio de la economía junto a las tarifas y el salario, pero hoy se encuentran apagados.

(…) Lo que disparó entonces el proceso inflacionario de los últimos meses y las últimas semanas, ha sido el motor de los precios internacionales de los alimentos o commodities. Estos crecieron a lo largo del 2021 como consecuencia del proceso derivado de la post-pandemia.

A su vez, esto se vio muy exacerbado, en función al conflicto en la Europa oriental entre Rusia y Ucrania, que son dos potencias agroalimentarias. Rusia es el principal productor mundial de trigo, Ucrania es el quinto, pero además es el principal productor mundial de aceite y harina de girasol.

Este conflicto bélico, inevitablemente generó un cuello de botella en el comercio europeo y mundial de commodities de trigo, de harina y de aceite de girasol, teniendo en cuenta que el principal puerto desde donde se despacha el aceite es el de Odesa (Ucrania) ubicado en el Mar Muerto. (…)

Esto pega en Argentina porque es un país productor alimentario por excelencia, porque no somos formadores de precios en el mercado mundial de alimentos, sino que somos tomadores de precios. Y por picardía los agentes locales toman el precio internacional para la venta de la producción de granos en el mercado local.

RT: ¿No se justifica entonces que se trasladen los precios internacionales a precios locales?

FO: Es un contrasentido, no debería ser así, porque Argentina no es un país importador de alimentos, sino que es un país productor que se autoabastece de alimentos. Por ello no debería tomarse como referencia el precio mundial de los granos, para la actuación de los oferentes de granos en el mercado local.

Existen distintas herramientas de las cuales dispone el Estado nacional para hacer frente a ese problema, dentro de ese paquete de herramientas la principal son las retenciones como un elemento de desacople.

RT: ¿Creés que se debían aumentar más las retenciones?

FO: Las retenciones obran como factor de desacople del precio mundial en relación al precio local, como dije anteriormente. (…)

La exportación de trigo hoy paga un 15 por ciento de retenciones, y eso no se tocó porque tiene que ir al Congreso y seguramente se perdería esa votación. (…) La retención a la exportación de soja sigue en el 33 por ciento. Cuando asumió Alberto Fernández estaba al 30 por ciento. A su vez el macrismo había derogado las retenciones a todos los cultivos, salvo con la soja que experimentó un descenso paulatino.

Cuando se produce la corrida cambiaria del macrismo, y cuando Argentina vuelve al Fondo Monetario Internacional (FMI), este exige que se reinstaure el esquema de retenciones, entonces la soja comienza a recuperar algunos puntos y termina en 30 por ciento y Alberto sube a 33.

En relación a sub productos de soja como la harina y el aceite, estaban en un 33 y se bajó al 31 por ciento para incentivar el agregado de valor. (…) El Gobierno, porque se tenía que ir al Congreso, derogó el decreto de baja de retenciones a la exportación de harina y aceite de soja que pasaron al 33 por ciento.

La soja no es el problema principal, sí lo es el trigo. Entonces, con la recaudación de esos dos puntos adicionales, se financia un fideicomiso de trigo para que los molineros locales o los oferentes de trigo en el mercado local, puedan ofrecer una bolsa de harina a un precio retrotraído a febrero de 2022. El objetivo es que los argentinos paguen fideos y otros productos derivados, al menos, a precios anteriores al inicio del conflicto bélico.

RT: ¿Cómo evaluás esta medida?

FO: Es necesaria, pero incompleta. Lo ideal sería volver al esquema de retenciones de diciembre de 2015. En ese momento el trigo pagaba el 25 por ciento de retenciones, que sería un desacople más que importante, pero ahí tendrías que ir al Congreso, porque se perdería la votación.

Puede servir esta medida, porque la intención del Gobierno no es darle solución a la inflación en 2022, sino volver a la velocidad anterior que tenía el proceso inflacionario, o sea 45 o 50 por ciento al año, y no del 60 o 65 por ciento anual que se proyecta con esta situación.

RT: También se habló de otras medidas

FO: Se amenazó con aplicar la ley de abastecimiento, que es una herramienta interesante. Siempre que aplicás precios máximos, aparece automáticamente la conducta especulativa de formadores de precios y de grandes oferentes de mercado local de alimentos. Acaparan mercadería y no abastecen al cliente.

(Matías) Kulfas y (Roberto) Feletti se reunieron con Copal, que es la organización que nuclea a los grandes productores de alimentos, a los fines de retrotraer los precios a antes del 8 de marzo de 2022, porque desde esa fecha los precios aumentaron un 20 por ciento de manera injustificada, y no sólo los precios vinculados al trigo, sino otros precios de alimentos. Arcor, entre el viernes y ayer (por el lunes) pasó aumentos con 18 por ciento de aumento. (…) Los formadores de precios, en este río revuelto de la inflación en la Argentina, intentan siempre sacar ventajas.

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