Sebastián Moro, el periodista argentino que murió mientras reportaba el golpe de Estado en Bolivia

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Mientras se destapa la supuesta provisión de material bélico por parte del gobierno de Mauricio Macri a la dictadura que se imponía en Bolivia, derrocando a Evo Morales en noviembre de 2019; resuena el nombre de Sebastián Moro, el periodista mendocino que estaba radicado en el vecino país y mientras reportaba el inminente golpe de Estado, falleció repentinamente y de manera sospechosa. El programa “Tarde para Tirar la Toalla” de la Radio Tortuga 92.9 habló con Raquel Rocchietti, la madre de Sebastián Moro, para conocer el estado de la investigación sobre su deceso.

El periodista Sebastián Moro, mendocino de origen, se desempeñaba en medios bolivianos y también enviaba notas periodísticas a la Argentina para, entre otros medios, el diario Página/12. El 9 de noviembre, la noche anterior al golpe de Estado que destituyó por la fuerza a Evo Morales e impuso en su lugar días después a Jeanine Añez; Moro envió su último artículo a Página/12, titulado “Un golpe de Estado en marcha en Bolivia”, en el que narraba el inminente asalto a la democracia que horas más tarde coparía las pantallas del mundo.

Tras perder contacto con él, su familia logró que un conocido fuera a buscarlo a su domicilio y en la mañana del mismo 10 de noviembre fue encontrado moribundo. Al ser internado en un centro de salud, se le diagnosticó que había sufrido un Accidente Cerebro Vascular (ACV). También se detectó que tenía politraumatismos, según lo que consta en la historia clínica. La familia arribó a Bolivia y estuvo con él hasta que finalmente falleció el 16 de noviembre. Al negárseles un avión sanitario para que el cuerpo pudiera ser devuelto a la Argentina, se lo cremó y la familia pudo retornar con las cenizas.

La causa de su muerte no ha sido debidamente esclarecida aún y la familia empuja para que, pese a la falta de autopsia, la investigación tome en consideración los politraumatismos certificados en la historia clínica y la labor periodística y militante en Derechos Humanos de Sebastián Moro; para considerar un móvil vinculado al golpe de Estado en su deceso.

Sebastián Moro se estaba radicado en Bolivia con una ciudadanía transitoria. Había arribado en 2018 desde su Mendoza natal con el compromiso de aportar al proyecto plurinacional que desde una década y media atrás venía encabezando Evo Morales. “A él lo cautivó ese proyecto, era una sociedad que no quería retroceder a las dictaduras reincidentes”, recordó Rocchietti. En el vecino país, Moro era editor del periódico Prensa Rural y de la radio de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), un espacio sindical campesino indígena de fuerte apoyo a Evo Morales.

Su madre repasa que al llegar a Bolivia, siguiendo la impronta de los medios comunitarios y del perfil de defensa de los Derechos Humanos que durante años había desarrollado en Mendoza, logró insertarse en estos medios con una labor importante en la organización, diagramación y confección de una estrategia comunicacional, junto a un importante equipo de compañeros.

En un primer momento, Moro estaba muy activo y entusiasta, conociendo la idiosincrasia boliviana y sintiendo que tenía un aporte para hacer a la propuesta plurinacional. Hacia las elecciones nacionales de octubre de 2019, en las que se impondría nuevamente Evo Morales, Sebastián Moro comenzó a preanunciar lo que finalmente ocurriría. “Su visión quedó reflejada en notas en las que iba manifestando lo que podía llegar a suceder”, destaca Rocchietti, subrayando la “entereza y abnegación” con la que amplificó el clima pre dictatorial que incluso quedó evidenciado de manera categórica en su último artículo.

“El 9 de noviembre a la noche perdimos contacto con él. Fue la madrugada del golpe. Lo queríamos dejar descansar”, recuerda Rocchietti. La mañana siguiente, con la noticia del golpe y al no tener respuesta de él, acudieron ella y sus hijas a un conocido que fue a verlo, lo encontró desvanecido y lo internó en una clínica privada.

El relato de la madre alterna datos de lo que, mientras tanto, ocurría políticamente en Bolivia: “Había violencia civil, después se sumó la policial, la militar y la paramilitar. Tenemos presunción de que previo a su ACV, pudo haber sido perseguido y golpeado”, advierte. “Ahí comenzó otra pesadilla, hasta que falleció el día 16. Penélope, mi hija, llegó el 12, en pleno golpe, donde fue esperada por el amigo de una periodista colega de Sebastián durante 14 horas en el aeropuerto para poder bajar”, completó.

Explicó Rocchietti que se está trabajando con una abogada en Bolivia y otra en Argentina para esclarecer el hecho; y que ha sido denunciado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). “Al recuperar la democracia Bolivia, la jurisprudencia universal no tiene lugar y hay que investigar en Bolivia, porque murió ahí”, explica Rocchietti, a propósito de las complejidades en las que se encuentra la cuestión judicial en estos momentos. En ese marco, se muestra preocupada porque analiza que allí no hay un desarrollo tan avanzado como en la Argentina en lo que a “Juicio y Castigo” respecta, haciendo referencia a la política de Derechos Humanos que viene sosteniendo el juzgamiento de crímenes de lesa humanidad en nuestro país.

En virtud de ello, destaca la importancia de poder “trabajar una estrategia sólida” para que no se caiga la investigación. “Hemos aportado muchas pruebas de que hubo una persecución y una golpiza. En la clínica consideramos que hubo negligencia, muchos malentendidos, pero tenemos una historia clínica que está en manos del médico forense y que ha sido revisada acá”, detalla.

La familia de Sebastián Moro cuestiona duramente al entonces embajador argentino en Bolivia, Normando “Chiqui” Álvarez García. Este funcionario del gobierno de Mauricio Macri está siendo fuertemente observado en estos días, ante la denuncia que el gobierno boliviano propinó por una entrega de material bélico, precisamente en los días en los que se imponía el golpe de Estado en el vecino país. Según relata Rocchietti, Álvarez García se acercó a su familia en esos días en que devolvía a la Argentina a periodistas en un gesto que se promocionaba de humanista frente al peligro que se imponía en una Bolivia desbordada. “Este señor nos dijo que nos quedáramos tranquilas, mientras daba notas donde decía que no había golpe de Estado”, recuerda con indignación la madre de Sebastián Moro.

Subraya que no recibieron por parte de este funcionario ninguna ayuda concreta y que, por el contrario, se les negó un avión sanitario para volver con el cuerpo a Mendoza. Incluso denuncia que, aprovechándose de la desesperación de la familia ante tan trágico momento, se les convenció de no hacer autopsia y cremar el cuerpo para poder llevarlo nuevamente a la Argentina, lo que dificulta al día de hoy poder dar cuenta de los politraumatismos que habían sido advertidos en la historia clínica. “Nos tenían que recomendar hacer la denuncia policial y la autopsia, no la cremación. También fuimos víctimas de eso en estado de shock, diciendo que no íbamos a dejar el cadáver ahí. La opción que nos dieron fue que volviera en cenizas”, esgrime con indignación.

Finalmente, Rocchietti destaca el apoyo que viene recibiendo de organismos de Derechos Humanos y medios comunitarios, como los que promovía Sebastián Moro; y concluye, retomando el compromiso de su hijo, que la lucha de su familia no es sólo por él, sino también “por las víctimas de Senkata, Sacaba y Pedregal”, lugares donde la dictadura de Jeanine Añez dejó decenas de muertos y cientos de heridos en masacres condenadas a nivel internacional.

Escuchá la entrevista completa:

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