Susana Santomingo: “El principal productor de trabajo infantil es el modelo socio económico”

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FARCO. Susana Santomingo, referente de la Confederación General del Trabajo (CGT), con amplia experiencia en espacios institucionales y territoriales de abordaje de la problemática del trabajo infantil desde el sindicalismo, aseguró que “el principal productor de trabajo infantil es el modelo socio económico”.

También consideró que la pandemia agravó la situación del Trabajo Infantil, que había empeorado con las políticas del gobierno neoliberal de Mauricio Macri entre 2015 y 2019. “Desde una visión muy coyuntural está en riesgo la alimentación, pero en una visión más estratégica estamos poniendo en riesgo un par de generaciones”, advirtió.

La declaración de Santomingo fue emitida a la Agencia FARCO en el marco de la campaña institucional “Enfrentemos la pandemia #SinTrabajoInfantil”, que lleva adelante un conjunto de países nucleados en la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe Libres de Trabajo Infantil, y de la que participa el Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) en el año internacional por la erradicación del trabajo infantil.

¿Cree que la pandemia agudizó la problemática del Trabajo Infantil (TI)? ¿Se puede saber en qué áreas específicamente?

-En realidad, la pandemia vino a agravar la situación. En el país, sobre todo el último gobierno neoliberal, se profundizó muchísimo la pobreza y empezó a haber un retroceso a partir de la caída de puestos de trabajo. Después de los logros que se habían obtenido con relación al TI hasta el 2012 o 2013, hubo una meseta, y ahora digo amargamente que es como si los últimos 25 años hubiésemos estado jugando al tenis. El dato de Unicef es que la proyección de la pobreza en los niños es un 62,9, de los cuales un 15% son de hogares indigentes. Entonces, al contexto de la pandemia neoliberal se agregó el COVID y esto ha empeorado ostensiblemente la situación hasta el punto que estamos encontrando en el territorio situaciones que ya nos exceden como organizaciones sindicales. Desde una visión muy coyuntural está en riesgo la alimentación, pero en una visión más estratégica estamos poniendo en riesgo un par de generaciones. Estos niños mal alimentados en estos primeros años no tienen posibilidades de aprendizaje, el problema es muy serio.

Además de las dificultades de aprendizaje, ¿qué otros riesgos encierra a largo plazo el TI para esos niños, niñas y adolescentes?

Lo que se vislumbra es que los niños para sobrevivir están saliendo a trabajar. Debe haber sustitución económica. La Asignación Universal por Hijo tuvo su impacto y nos ayudó muchísimo, pero hoy es insuficiente. Ningún niño sale indemne del trabajo infantil. Hay retraso escolar -cuando hay escolaridad-, pero además hay consecuencias físicas, psicológicas…las físicas son más evidentes. Si un niño de 6 años levanta un peso mayor al que puede de acuerdo a su estructura física sabemos que tendrá problemas de columna, problemas óseos. A todas estas cuestiones salvajes se les suma una cronificación de la pobreza. Son adultos que no van a poder acceder a un mercado de trabajo como trabajadores calificados, es decir que no van a poder competir.

-¿De qué se trata el trabajo desde los sindicatos?

-Nosotros como sector sindical estamos desarrollando una propuesta que es la formación para la acción haciendo una transferencia de conocimiento a los referentes sindicales territoriales, decimos unidad de concepción y descentralización operativa. Esto es un granito de arena, nosotros no reemplazamos al Estado, nos instrumentamos para que el Estado cumpla con su rol. Estamos preponiendo algunas cuestiones de agroecología, por ejemplo. No podemos estar dependiendo para la alimentación de la ayuda del Estado, tenemos que ver de qué manera los sectores populares se hacen cargo de su alimentación. Estamos viendo si se puede poner valor agregado a algún producto. La diferencia con el gobierno anterior es que ahora los funcionarios te dan bolilla, si vas con una propuesta concreta. A veces no es una cuestión solo de dinero, sino de organización. Esto lo planteamos en la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (CONAETI), donde estamos las tres centrales sindicales. Es una tarea conjunta desde la CGT desde 1995 la erradicación del TI, junto con CTA desde el año 2000 y ahora también está la CTA Autónoma. Estamos trabajando juntos en esta experiencia con los referentes sindicales territoriales.

-¿Qué pasa con los sectores de la economía que tienen mayor nivel de informalidad y menos sindicalización?

-Con los sectores informales tenemos diferentes experiencias. En el caso de ladrilleros, que es un caso extraordinario, nuestra nave insignia, ellos han hecho una reforma del estatuto y la economía popular está incluida dentro de la organización sindical. No son sólo trabajadores con patrón sino también trabajadores con distintas formas de organización como puede ser la cooperativa. Ellos trabajan en el tema de parques ladrilleros. Es una propuesta productiva. Se han hecho convenios con la provincia de San Juan y algunos municipios. Los parques ladrilleros son espacios que ceden generalmente los municipios y que se ponen por ejemplo 10 experiencias productivas juntas con perfil de cooperativas, sin trabajo infantil como una de las condiciones. Los trabajadores no viven dentro de los hornos, eso es otro salto cualitativo. Se hacen estrategias de mejoramiento del producto pero también de utilización de los gastos fijos. Por ejemplo si nosotros tenemos que tener un contador, tenemos uno solo para las 10 experiencias productivas. Es más claro con un vehículo. Ese vehículo lo deben poder usar los 10 espacios productivos. Por su parte la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) ha pedido el ingreso a la CGT, por ejemplo, y en la práctica concreta lo que hacemos es trabajar con todos. Como sector sindical somos un grupo organizado pero no dejamos a nadie afuera. Lo que hacemos es generar propuestas y acciones que obligan al Estado a cumplir con su rol, nosotros no remplazamos al Estado. Donde hay un derecho vulnerado es el Estado el que debe intervenir. Pero esto requiere de cierto conocimiento, compañeros con capacidades que sean cuadros de gestión, que puedan operar sobre el conflicto, generar propuestas. Esto es lo que venimos haciendo. En el ’95 cuando empezamos no estaba ni la ley ni la 26.061 (de protección de derechos de Niños, Niñas y Adolescentes), ni ratificados los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), no existía el convenio 182 de la OIT. Nos dábamos cuenta que a medida que crecía el desempleo en los 90 los niños que estaban en la calle cartoneando eran los hijos de nuestros compañeros. Nos dejaron hacer porque no sabían muy bien qué decirnos. En realidad estábamos convencidos que en la lucha por mejorar las condiciones de trabajo teníamos que incluir el tema del Trabajo Infantil. Sabemos que el principal productor de trabajo infantil es el modelo socioeconómico.

-¿En qué ámbitos institucionales se desenvuelven desde su perspectiva sindical?

-Los cuadros intermedios damos la pelea en todos los ámbitos. Estamos en los ámbitos socio laborales del Mercosur, en la CONAETI, que se creó en el año 2000. Lo que fuimos haciendo fue participar institucionalmente. Yo soy punto focal del Cono Sur en representación de la Confederación Sindical de las Américas. Intentamos participar en los espacios superestructuras para hacer por nuestras propuestas pero a la vez trabajar sobre el territorio porque es ahí donde hacen falta respuestas

¿Qué le dice ese territorio sobre una mirada de género del TI? Especialmente en la pandemia

-Diría que datos todavía no hay y que en los próximos cinco años vamos a tener una aproximación a las consecuencias. Las niñas ya venían más afectadas. Está más invisibilizado el trabajo de las niñas, por eso a veces te da que hay más varones que mujeresPara nosotros todos los niños son víctimas del TI, sean mujeres, varones o trans; lo que ocurre es que colocamos la perspectiva de género al momento de la intervención. Lo que hay muchísimo en las niñas, y se ha incrementado, es el trabajo infantil doméstico en hogares de terceros y el trabajo intensivo en el propio hogar en reemplazo de los adultos. Si bien hay una caída del trabajo, los compañeros salen a hacer lo que pueden, incluso se infectan por andar en la calle tratando de vender algo o cartoneando para sobrevivir. En el caso de las niñas, diría que están afectadas de manera diferenciada. Ya venían en un cuadro de situación complicado. Hay algunas cosas que generan abusos y acercan a los niños y niñas a delitos impulsados por adultos. En esta situación crítica con algunos fracasos de respaldo a las familias hay muchas adicciones, niños utilizados – aunque no hay estadísticas – para el delivery de la droga, para el transporte de armas, para el delito. Y el tema de la explotación sexual, que a veces nosotros como sindicatos no lo encaramos de manera directa, encaramos lo sectorial. Pero venimos encontrando situaciones de incremento de niñas y niños en situación de prostitución. Esto también tiene que ver no solamente con la pobreza sino con una vulnerabilidad vincular. Hay niñas de clase media, rubias, de ojos claros, que las llevan a los cruceros. Pero eso en un nivel, en otro nivel cuando nos ha tocado en otras etapas abordar este tipo de problemáticas te resulta muy difícil poder responderle a una niña de 12 o 13 años y la verdad es que no tienen para comer, no tienen zapatillas, y una forma de tenerlas presas es la adicción – muchas veces – al paco. Las niñas y niños pobres son más víctimas en el sentido que su propia situación de vulnerabilidad hace que quede más abierto a los abusos. En la prostitución lo que venimos encontrando es que hay victimas tanto niñas como niños. Los relatos son bastante desgarradores.

¿Cree que la sociedad argentina tiene mucha tolerancia al TI?

-Hay una sociedad que no cuida. Hay una parte de la sociedad bastante enajenada, altamente individualista, donde ha primado desde lo cultural una mirada muy individualista neoliberal, de la meritocracia y esto tiene impacto. Cuando una sociedad ha legitimado que haya 30 mil desaparecidos, esto deja una marca en las instituciones. Cuando el estado define la desaparición de personas y cuando las estructuras orgánicas de las Fuerzas Armadas, ordenados por el capital financiero como brazo armado de estos capitales, toman la decisión de generar acciones ilegales y utilizar las estructuras del Estado termina teniendo un efecto aún en nuestros días. Para nosotros hay una tolerancia al tema del TI y hay mitos sobre esto. Dicen «mejor que estén trabajando y que no sean delincuentes» y ese tipo de cosas. Hemos discutido bastante con algunos gobiernos, sobre todo con el chileno. Nosotros decimos que los que piensan que es mejor que los chicos trabajen, que manden a los de ellos. Nosotros no queremos que los nuestros trabajen. Queremos que accedan a la tecnología, a la formación. Yo creo que la sociedad aun lo naturaliza o no le importa. Acá hay toda una visión de parte de la sociedad alrededor del 30% muy de derecha, muy neoliberal. Hay una repetición del discurso del poder cuando anda un tipo o tipa sin barbijo, tiene derecho a morirse, pero no está protegiendo a los demás. eso nos plantea la banalidad.

La consigna de la libertad individual…

Ese discurso sobre la libertad, individualista y banal, en desprecio de la vida de los otros. Esa parte naturaliza y no le importa mucho; incluso no sé si es tan consciente sobre si está bien que un niño trabaje. Se ve mucho en el sector rural, persisten las formas de explotación del grupo familiar donde los niños terminan siendo mano de obra. Mientras persista el trabajo a destajo, no tenés otra que ir con toda la familia.

-Hay una historia asumida sobre el modo de pago de ese trabajo.

-Se ha intentado y hay algunas experiencias de formas organizativas que no son las habituales para los trabajadores rurales, pero es muy difícil pegarle al trabajo a destajo. Nosotros planteamos el desarrollo productivo en el ámbito local, la formalización de los trabajadores, la ruptura con la informalidad, generar formas organizativas. A veces pasa que hay compañeros que hacen una buena experiencia de agroecología para el propio consumo pero si se puede ampliar la producción fallan en la comercialización.

¿Cree que estrategias como la Iniciativa regional América Latina y el Caribe libres de Trabajo infantil pueden ayudar a acortar los plazos para la erradicación?

-Nosotros valoramos mucho la experiencia. Creemos que es un espacio muy valorable porque hay 30 gobiernos participando, porque es un espacio democrático tripartito. Es una experiencia valiosa porque contamos con un soporte. Por ejemplo, incluimos en nuestra formación el Modelo de Identificación de Riesgo de Trabajo Infantil (MIRTI) porque los compañeros tiene que saber cuál es el valor político del instrumento.

*FARCO es parte de la campaña Enfrentemos la pandemia #SinTrabajoInfantil, de la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe Libres de Trabajo Infantil

*Foto: Radioconaguante

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