Un camino por recorrer: «Biodiversidad» por Eche Pearson

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En esta edición de la columna huertera de Eche Pearson para Diariotortuga.com nos trae los conceptos de biodiversidad y control de plagas. ¿Confrontamos o fraternizamos con los bichitos de nuestro huerto? ¿Qué técnicas existen para el control de plagas? ¿Se puede tener un huerto saludable a la vez que se las controla? Animáte!

Cuando partimos de la premisa de que la huerta más saludable es aquella en la que se respeta y promueve la diversidad propia de la naturaleza, nuestra interacción con los “bichos” se torna casi una confraternidad, en lugar de la rivalidad que proponen los métodos tradicionales de cultivo y su batería de métodos para eliminarlos (fungicidas, insecticidas, etc.).

Hoy vamos a abordar algunas razones de por qué es tan importante la biodiversidad en nuestra huerta.

Para comenzar, ¿a qué se llama biodiversidad? La biodiversidad es la variedad de formas de vida (animales, vegetales y microorganismos) que se desarrollan en un ambiente natural. Es importante comprender la correlación que hay entre vegetales y animales: a mayor diversidad vegetal, mayor diversidad animal (insectos, gusanos, arañas, etc.), ya que estos últimos se alimentan de plantas, de otros animales que se alimentan de plantas, o de materia orgánica.

¿Qué funciones cumplen los animales en la huerta? Veamos algunas de ellas.

En primer lugar, y como ya hemos abordado en la columna sobre suelo, realizan tareas para que tengamos un suelo esponjoso y rico en nutrientes. Participan, junto a los microorganismos, en la degradación de la materia orgánica, generando nutrientes para las plantas, y airean el suelo, permitiendo un mayor desarrollo de las raíces y un adecuado intercambio gaseoso.

Otra función clave es la participación de algunos insectos -abejas, avispas, escarabajos y mariposas- en la polinización. Llevan el polen desde la flores masculinas a las flores femeninas, lo que produce la fecundación, a partir de la cual se originan semillas y frutos.

Por último, cumplen una tarea esencial como controladores biológicos. ¿Qué significa esto? Que entre los diversos animales (insectos, arañas, etc.) se autorregulan, a partir de alimentarse unos de otros, y así ninguna especie se convierte en plaga.

¿A qué se llama plaga? Se llama plaga a los animales, plantas y microorganismos que, en determinada cantidad o densidad, tienen un efecto negativo sobre nuestros cultivos. Como indica Antonio Urdiales Cano, “no existe un insecto, microbio o forma de vida que pueda ser considerada plaga. Lo que sí existe es la situación de plaga…por lo general creada por el hombre”[1].

 Desde una perspectiva en la que entendemos la huerta como un ecosistema, la presencia de una plaga (enfermedad) es un síntoma de desequilibrio. Comprender las interacciones entre los microorganismos, plantas y animales que habitan nuestra huerta nos permite identificar el origen de ese desequilibrio, para luego resolverlo.

Veamos dos ejemplos de control biológico en insectos que pueden afectar los cultivos de invierno.

El pulgón es un insecto que se alimenta de la savia de la lechuga (entre otras plantas). En grandes cantidades puede afectar seriamente nuestros cultivos. Las vaquitas de San Antonio son predadoras de los pulgones, por lo que su presencia garantiza que la población de éstos no se convierta en plaga.

Las crisopas son insectos cuyas larvas son caníbales y se alimentan de otros animales (orugas, cochinillas, mosca blanca, trips, etc.) evitando el crecimiento desmesurado de sus poblaciones en nuestra huerta.

Las poblaciones de animales y microorganismos se autoregulan perfectamente si la intervención humana no rompe su equilibrio. Nuestro desafío en la huerta es propiciar un ecosistema con una gran diversidad de especies vegetales y animales, evitando con eso las situaciones de plaga, y por lo tanto el uso de venenos para controlarlas o eliminarlas.

Una estrategia para potenciar la diversidad de animales en nuestra huerta es construir los llamados hoteles para insectos; se trata de sitios donde la fauna puede descansar e incluso reproducirse. Les comparto este artículo con más detalles.

Para terminar, quiero resaltar lo siguiente: la multiplicidad de insectos, hongos y microorganismos que abundan en la naturaleza dejan sus huellas en hojas, raíces, tallos y frutos al alimentarse de las plantas, o al hospedarse en ellas en búsqueda de otros animales. ¿Cuáles son esas huellas? Agujeros en las hojas, marcas en los frutos, o los propios insectos prendidos en las plantas.

Entonces, ¿cómo se logran las hojas de acelga y lechuga sin agujeros? ¿cómo se obtienen los frutos “perfectos” que encontramos en las verdulerías? Aplicando venenos para eliminar toda vida animal que pueda afectar la producción. En lugar de propiciar ecosistemas productivos equilibrados y saludables, se opta por generar sistemas productivos enfermos, que se sostienen a base de aplicar venenos sobre los alimentos que luego consumimos.

Les dejo, para quienes gusten, algunos textos complementarios para profundizar en el tema:

  • –       Mis amigos los bichos (Prof. Antonio Urdiales Cano). https://ecocosas.com/wp-content/uploads/Biblioteca/perma/urialdes/Colecci%f3n%20Permacultura%2005%20Mis%20Amigos%20Los%20Bichos.pdf

¡Hasta la próxima!

Eche

“Un viaje de mil millas comienza con un primer paso” (Lao Tsé)


[1] Mis amigos los bichos, en Colección Permacultura (Antonio Urdiales Cano).

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