Un informe oficial evidencia la brecha económica por razones de género en la Argentina

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El lunes 16 de marzo, la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía, a cargo de la economista feminista Mercedes D’Alessandro, presentó el informe completo “Las brechas de género en la Argentina: Estado de situación y desafíos”. Se trata de un diagnóstico esencial para para incorporar la perspectiva de género a las políticas económicas nacionales.

El trabajo ha sido realizado precisamente por Mercedes D’Alessandro, junto a Victoria O’Donnell, Sol Prieto y Florencia Tundis. En una nota al pie, el informe aclara que «a pesar de la vocación de trabajar desde la perspectiva de género», las estadísticas oficiales todavía reproducen el binarismo sexual, por lo que el relevamiento debe usar la división «mujeres / varones» en el léxico general. Y apunta como desafío que Argentina empiece a tener datos desagregados con toda la diversidad de identidades autopercibidas para un análisis pormenorizado de la brecha salarial por razones de género.

El trabajo de cuidado

El informe comienza refiriéndose al «trabajo doméstico y de cuidado no remunerado», como una «clave para entender la desigualdad»; destacando que «en general, la definición de trabajo que aparece contenida tanto en las estadísticas como en el diseño de las políticas públicas lo asume como una actividad mediada por un pago y deja fuera del análisis económico al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que se realiza en los
hogares».

En ese marco, el informe analiza que históricamente, la división del trabajo asigna roles de género y a las mujeres se les ha destinado el «trabajo reproductivo» o doméstico: las tareas necesarias para garantizar el cuidados, bienestar y supervivencia de las personas que componen el hogar), mientras que el trabajo productivo (vinculado al que se realiza en el mercado y de manera remunerada), aparece asociado a los varones. Afirma con contundencia el texto que estas tareas, «comunmente reproductivas o domésticas, lejos de estar circunscritas al ámbito del hogar, son pilares del funcionamiento social».

El informe brinda datos contundentes, cuya fuente son la Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo (EAHU-INDEC, 2013): las mujeres realizan el 76 por ciento de las tareas domésticas no remuneradas y el 88,9 por ciento las realizan y dedican a este tipo de labores un promedio de 6,4 horas semanales; mientras entre los hombres, sólo el 57,9 por ciento participa en estos trabajos, a los que le dedica un promedio de 3,4 por ciento de horas semanales.

Desigualdad en la inserción al mercado laboral

«Uno de los indicadores en los que es posible identificar el impacto de la asimetría en la distribución de los trabajos no remunerados, es la tasa de participación de las mujeres en el mercado laboral o tasa de actividad», avanza el informe, explicando inapelable que «al tener una cantidad de tiempo disponible menor, las mujeres participan menos en el mercado de trabajo».

Un dato elocuente es que la tasa promedio de la participación de las mujeres en el mercado laboral es de 49,2 por ciento, mientras en el hombre es de 71,2. Asimismo, linkeando este tema con el anterior, el informe analiza que «si se consideran solamente las horas de trabajo en el mercado de los varones, estos trabajan 9,8 horas más por semana que las mujeres. Sin embargo, si se suman tanto las jornadas pagas como las no pagas, es posible afirmar que las mujeres trabajan 7 horas más por semana que los varones».

Este dato no es menor ya que, como bien explica el documento elaborado por la Dirección de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía de la Nación, si se incorpora el llamado «trabajo doméstico» como remunerado, la brecha salarial entre hombres y mujeres se reduciría de 21 puntos porcentuales a 11,6 (al incrementarse 13,7 en mujeres y 4,3 en hombres).

En lo que a ingresos refiere, el informe manifiesta que la brecha entre hombres y mujeres es del 29 por ciento en promedio, número que se agrava cuando se comparan asalariadas y asalariados informales. Allí la brecha se estira al 35,6 por ciento promedio. El informe brinda además datos detallados sobre la dificultad que significa para las mujeres acceder a determinados empleos y a puestos jerárquicos, dominados por hombres (barreras de cristal y techos de cristal, como se le suele denominar).

En este marco, no sorprende que las mujeres enfrentan los mayores niveles de informalidad (36 por ciento contra 34,2 de los hombres) y mayores niveles de desocupación (10,8 contra 8,9).

Políticas públicas para cerrar brechas

«Son las mujeres quienes más sufren las consecuencias de los ajustes y se enfrentan con el escenario más hostil en lo que refiere a su inserción laboral, económica y productiva», afirma el informe, instando a pensar una respuesta «estructural» para el estructural fenómeno de la desigualdad.

Frente a los números mencionados anteriormente, el trabajo destaca la importancia de las moratorias para que más mujeres puedan acogerse al sistema jubilatorio pese a tantos años de precarización e informalidad laboral.

«La brecha promedio en las jubilaciones asciende a un 12,2 por ciento. La diferencia máxima se da entre los varones de 60 a 64 años, quienes perciben, en promedio, 25203 pesos mientras las mujeres del mismo grupo etario perciben, en promedio, 15789, lo que se traduce en una brecha de ingresos del 37,3 por ciento», explica el texto, exhortano a que «el debate sobre el futuro del sistema previsional debe tener perspectiva de género».

El texto concluye asumiendo que el desafío es «acelerar la igualdad». Sostiene que la Argentina es «uno de los países más movilizados por las problemáticas de género a partir del reclamo masivo en las calles, en las universidades, en los espacios de trabajo, y en la vida cotidiana, para poner fin a todo tipo de violencias contra la mujer, incluida la violencia económica». Y redunda en que «el recrudecimiento de la pobreza, el retroceso de la producción, los altos niveles de precariedad son un llamado urgente a implementar transformaciones estructurales profundas».

A continuación, se comparte el link para consultar en detalle cada uno de los conceptos que esgrime este informe y los cuadros que permiten visualizar gráficamente cada análisis y cada dato: https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/las_brechas_de_genero_en_la_argentina_0.pdf


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