Por Belén Trucco (*). El 2 de junio, el Cineclub Casero festejó 12 años de vida, en los que se convirtió en uno de esos lugares fundamentales de la cultura. La experiencia es profunda. Se disfruta el cine, pero sobre todas las cosas se reflexiona, se comparte, se aprende de la escucha, de la mirada del otro.
A los 19 años, Nico Di Giacomo se enamoró del cine. No paró nunca de ver películas.
Comenzó a frecuentar espacios como el Cine Club Municipal de la capital provincial, se sumó a las propuestas cinéfilas del Teatro Córdoba y se enganchó con un pequeño proyecto de cine llamado “La Quimera” en barrio Alta Córdoba, en donde comprendió que proyectar cine de manera autogestiva era posible y que eso podía suceder en Alta Gracia.
Un día, junto a su compañera Mechi Enguerre, compraron su primer proyector y abrazaron en pareja, la idea de ver y proyectar cine, y compartir esa pasión con otras personas.
Ellos son los gestores de esta idea, que creció y se convirtió en un proyecto colectivo que lleva más de 12 años en marcha y que se abrió a otras propuestas como el teatro, la literatura y la música.
(*) LEÉ LA NOTA COMPLETA EN LA EDICIÓN 210 DE JUNIO DEL PAPEL TORTUGA.
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