Durante la más tórrida semana de las últimas décadas, decenas de focos de fuego se declararon en varios puntos de la provincia y el país. Quizás por su voracidad, por la velocidad con que consumió más de ochenta hectáreas, el incendio forestal de San Marcos Sierras fue el más grave del joven 2022.
Sin embargo el dato de las hectáreas quemadas es un simple número si no se dice que en ellas había árboles autóctonos viejísimos. Que además del monte, al menos una veintena de casas fueron afectadas y que varias de estas familias se quedaron sin nada, ya que el fuego redujo a un montón de cenizas todas sus pertenencias. Esto último no es un mero recurso periodístico o un eufemismo. Literalmente algunas de esas casas fueron quemadas hasta sus cimientos.
En plena temporada turística, el jueves 13 de enero, minutos antes del mediodía se declaró el incendio en el Paraje Las Violetas. Para combatirlo se desplegaron en la zona bomberos de Villa Giardino, Cosquín, Los Cocos, Valle Hermoso, Cruz del Eje, Capilla del Monte, el Equipo Técnico ante Catástrofes (ETAC) y aviones hidrantes. Además hasta allí llegaron brigadistas de distintas localidades, que de inmediato se sumaron a la tarea de contener el fuego en una jornada de condiciones climáticas extremas.
Diariotortuga.com pudo conversar con Yeni Villafañe, quien integra la Brigada Forestal Kamchira, que tiene su base y origen en Cerro Azul, Sierras Chicas.
«En Sierras Chicas nos enteramos a los quince minutos de iniciado el fuego. Debido a las altas temperaturas y las condiciones climáticas, no podíamos salir todos, por lo que tuvimos una reunión, decidimos dejar una cuadrilla en el nuestro territorio y otro grupo salimos para San Marcos. Cuando llegamos, el fuego estaba controlado pero no extinto, había mucho trabajo por hacer. Había árboles muy grandes, troncos hechos brasas que con el más mínimo viento reiniciaba el incendio. La comunidad de San Marcos es muy aguerrida y siempre están en todos los incendios. Por eso sentimos que había que acudir a brindar nuestra ayuda», señaló Yeni, quien agregó que «cuando llegamos estaban todos muy conmocionados y nos empezamos a enterar de lo caótico de la situación, así que allí mismo nos organizamos y empezamos a salir, a recorrer el perímetro y hacer una brecha entre lo quemado y lo que no había agarrado fuego».
«Lo más fuerte de este incendio, que me tocó vivir, es la destrucción total de varias viviendas, cuando digo total es total. Quedaron casas completas arrasadas por el fuego. Además de un monte añejo que tiene San Marcos, con árboles de ocho metros de alto. La pérdida fue tremenda», describió la integrante de la Brigada Kamchira.
También afirmó que «vamos viendo que nuestro trabajo como brigadas forestales se va legitimando por el propio trabajo en el territorio. Hace un año atrás era muy dificil trabajar. A veces se entiende, pero ahora estamos equipados, tomamos capacitaciones, no solo con el fuego y su combate, también en primeros auxilios. Se entiende esa resistencia, pero de a poco en el estar, en los sitios, en ver, en observar, nos va legitimando».
Respecto de esta relación, a veces tensa, con quienes están a cargo del operativo contó que «en lo personal me presenté en la mesa operativa uno, la oficial y el jefe que estaba a cargo del operativo nos atendió muy bien. Hacía falta personal. Nos tomó los datos, presentamos los seguros de vida correspondientes, nos dio la frecuencia de handy y cuando ellos se reagruparon y se reorganizaron nos llamaron. En estos casos hay una mesa operativa a cargo de bomberos y además una mesa comunitaria, que cada vez se arma mejor, se van aceitando mucho más las brigadas comunitarias con las asambleas ambientales. A la mañana siguiente fue bomberos a la mesa comunitaria a solicitar nuestra ayuda. Nosotros atendimos la necesidad de bomberos, nos pusimos a su disposición sin descuidar nuestras necesidades de cuidar el territorio. Por lo que a pesar de las perdidas fue un gran trabajo».
Cada incendio forestal es diferente y único, debido a la geografía, las condiciones climáticas, etc. El de San Marcos tuvo la particularidad de ser un incendio de interfase urbana. Esto sucede cuando no hay fronteras entre el monte y el trazado urbano. Una situación cada vez más común en nuestras sierras.
En distintos puntos de la provincia, las mismas brigadas y la asambleas ambientales pusieron en marcha puntos de acopio de donaciones para ayudar a las familias que perdieron todo en el incendio. Se necesitan, calzados, artículos de bazar, de librería, herramientas y materiales de construcción, elementos de higiene, alimentos no perecederos, alimento para mascotas, etc.
Aquí en el Valle de Paravachasca se reciben las donaciones en:
En Alta Gracia: Suipacha 1362 (atrás del hospital)
Recibe: Lolita 351 229-5505
En Anisacate: Escuela Waldorf Luces del Valle
Avenida Serrana (ruta interna a Alta Gracia)
Recibe: Eva puget
Tel 3541565155