De visita por «Que No Se Te Escape», la joven tatuadora altagraciense Valentina Caviglia contó cómo se acercó a este arte que incorporó a su vida de manera medular; y la manera en que el furor por la tercera copa del mundo de fútbol masculino se vivió en este oficio de llenar las pieles de tinta.
«En febrero o marzo cumplo cinco años desde que agarré mi máquina», cuenta Valentina, quien cursaba tercer año de la carrera de Odontología, cuando descubrió que ese camino que estaba emprendiendo no la completaba. Tras pasar por una etapa dolorosa, en la que no lograba vislumbrar su futuro, el tatuaje se le cruzó por el camino. «Mi vida cambió absolutamente», dice.
RADIO TORTUGA (RT): ¿Un día te levantaste y dijiste «quiero tatuar» o cómo fue?
VALENTINA CAVIGLIA (VC): El tatuaje me buscó y me encontró a mí. Estuvo tirándome onda un montón de tiempo.
RT: ¿Vos ya dibujabas?
VC: Desde muy chica sí. porque al lado de mi casa vivía mi tía, que es pintora. Entonces estaba en su atelier todo el día con ella dibujando, estudié arte desde chica. Con los años quedó como un hobbie, pero nunca imaginé que esa etapa de mi vida me iba a marcar un camino.
«Estaba estudiando la carrera de Odontología, hice hasta tercer año y me di cuenta que no me gustaba. Pero nunca tuve un Plan B. Entonces me pregunté ‘qué hago’. Me costó mucho soltar la carrera, hasta que se hizo insoportable y caí en un pozo depresivo con ataques de pánico. En esa etapa larga, yo tenía un grupo de amigas que trabajaba tatuando. Un día que me junto con una de ellas, me preguntó por qué no empezaba a tatuar. Yo ya me había tatuado mucho, acompañaba a los chicos a las convenciones, les hacía los transfers, estaba re metida en ese mundo y enamorada de los tatuajes. Entonces, eso me sembró la semillita. Dejé ahí la idea, la regué, la regué, la regué y un día se dio… A las cosas las vas atrayendo. Fue de a poquito. Siempre digo que el tatuaje a mí me salvó la vida, porque cambió absolutamente. Mi estado de ánimo, mi forma de relacionarme. El tatuaje influye en cada aspecto de mi vida. Lo veo como un ritual que tengo que hacer todos los días y con cada persona surge algo nuevo, y por eso digo ‘gracias'».
RT: ¿Cómo se trabaja el vínculo entre quien tatúa y quien pone su piel para tatuarse?
VC: Es algo muy recíproco. Los vínculos son muy distintos. Obviamente hay gente con la que generás un vínculo más fuerte que con otra. Inclusive tengo gente que conozco por el tatuaje y por fuera he generado casi una amistad. Es algo vibracional, no con todas las personas vas a tener la misma sintonía.
RT: En este fin de año pasó un suceso histórico para la Argentina, que fue la conquista de la tercera copa del mundo de fútbol. ¿Cómo influyó en tu trabajo diario?
VC: ¡Abuso! Ya venía con el turnero sobrecargado y cuando todavía no estaban los jugadores festejando, yo ya tenía tres mensajes de gente que quería tatuarse las estrellas, la copa, Messi. Fue una locura. Mucha mucha gente. Muchas mujeres. Inclusive creo que más que hombres.
En cuanto a los diferentes motivos que llegan a sus manos, afirma que es muy respetuosa de lo que cada persona desea tatuarse. «Hay estilos que me gustan más que otros, pero yo tengo que hacer lo mejor que pueda en base a lo que el otro quiere», señala.
Y reflexiona que detrás de cada imagen, hay una razón de profunda espiritualidad en cada persona: «Si fuese solamente dolor, no da. Cuando te tatuás, te estás grabando algo en tu piel. Por algo lo estás haciendo, no importa por qué. Se convierte en un anexo de vos. Y si la pasaste bien, te enamorás».
RT: ¿Cómo es ver al cuerpo como un lienzo?
VC: Para mí es algo ancestral. Se han encontrada momias tatuadas. Los vikingos se tatuaban por la suerte. Al día de hoy, esto se fue transformando. Hoy hay mucha gente con tatuajes, se ha vuelto a encontrar esa raíz que vincula al tatuaje con recordar algo. Es un condimento extra que viene de hace miles de años. Lo espiritual trasciende el tiempo.