Por Agencia Farco. La Comisión de Legislación Laboral de la Cámara Baja recibió este martes 2 de julio a representantes empresariales, sindicales y especialistas en economía y derecho del trabajo, tanto a favor como en contra de la iniciativa. Un representante de la UIA calificó al proyecto de «inoportuno». Desde la izquierda, afirmaron que «no va a caer nada la producción, incluso puede aumentar y aumentar la productividad».
El representante de la Unión Industrial Argentina (UIA), Juan José Etala, dijo que el contexto social, económico y laboral de la Argentina no es el adecuado para una reforma de este estilo: “Consideramos que en un país con casi un 40% de empleo informal, discutir menos horas de trabajo está absolutamente fuera de contexto y resulta totalmente inoportuno”.
Durante su participación, señaló que los países que lograron este tipo de modificaciones “tienen realidades socioeconómicas muy diferentes a las argentinas” y que “una modificación de la estructura legal como sería la reducción de la jornada, requiere de un debate responsable, con participación de las partes indispensables, tener consenso y no apresurar un tratamiento con presiones coyunturales”.
“Argentina debería estabilizar sus condiciones macroeconómicas, generar el empleo formal, el cual prácticamente no crece desde 2012, y promover incentivos al empleo entre otras medidas antes de discutir una reforma de esta naturaleza”, agregó Etala, quien reemplazó al antiguo representante de la UIA, José Luis Cordero, actual secretario de Trabajo del gobierno de Javier Milei.
El economista del Frente de Izquierda, Pablo Anino, uno de los bloques que presentó un proyecto de ley en este tema, subrayó que Cordero actualmente practica “políticas anti obreras en la Secretaría de Trabajo” y que también había señalado que “era imposible practicar la reducción de la jornada laboral”.
Sin embargo, resaltó que el texto del partido de Izquierda reduce la jornada diaria a seis horas, máximo 30 semanales y sin reducción salarial. Según manifestó, la idea es que “se produzca un reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados” generando nuevos empleos.
“No va a caer nada la producción, incluso puede aumentar y aumentar la productividad, pero es un problema de una reorganización social”, agregó el también docente universitario.
Luego citó que la medida se aplica en las 12.000 principales empresas del país y que con su aplicación general, “se podrían generar un millón de nuevos puestos de trabajo en un momento en que la situación de crisis económica está aumentando la desocupación enormemente”.