El martes 25 de junio, el Museo de Antropologías de la Universidad Nacional de Córdoba le restituyó a la comunidad de Potrero de Garay más de 70 unidades de conservación, conteniendo piezas arqueológicas originarias de la región. La iniciativa se enmarca en la reapertura del Museo Territorial de la localidad, proyectada para fines de 2025, y cobra especial relevancia al recuperarse testimonios materiales de su identidad ancestral e incorporarse nuevas colecciones a su acervo. Las piezas llevaban unas ocho décadas al resguardo, conservación y estudio de la Universidad Nacional de Córdoba.
El material entregado consta de artefactos cerámicos, artefactos líticos tallados y pulidos, fragmentos de piezas funerarias y objetos de uso cotidiano; y proviene de hallazgos realizados en distintos sitios del departamento Santa María, entre los años 1942 y 2021. Estas piezas formaban parte de las colecciones del Museo de Antropologías de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, y fueron conservadas durante décadas con criterios científicos y patrimoniales.
Eduardo Pautassi, conservador del Museo y trabajador del CONICET, explicó: “Esta restitución es un acto de justicia patrimonial. Se trata de colecciones reunidas en el marco de investigaciones científicas durante más de 80 años. Hoy, luego de un trabajo minucioso de conservación y clasificación, las piezas regresan al territorio de donde fueron tomadas, para ser parte de un nuevo relato: el relato desde el territorio y para su comunidad”.
Las piezas fueron entregadas en un acto formal encabezado por el vicedecano de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Sebastián Muñoz;, Soledad Ochoa, encargada de la Reserva Patrimonial del Museo de Antropologías; y Fabiola Heredia, directora Museo de Antropologías; y fueron receptadas por Alejandra Funes, directora del museo local y responsable del proyecto de reapertura; quien desde 2007 lleva adelante una ardua tarea de investigación histórica y trabajo de campo en la región.
Del acto participaron también autoridades comunales y representantes académicos de la UNC.
Al respecto, Funes expresó: “La restitución de las colecciones arqueológicas no es solo un gesto institucional. Es la demostración de que la historia no se guarda en vitrinas, se vive, se comparte y regresa a su comunidad para su disfrute y valoración. Constituye además un gran avance para el Museo territorial, permitiendo ampliar su Reserva Patrimonial y constituyéndose en un espacio de referencia para la consulta y la investigación. Por otra parte, las colecciones recibidas nos permitirán elaborar una propuesta de museo enriquecida, un espacio vivo, educativo y profundamente identitario”.
Las piezas fueron trasladadas desde la Universidad Nacional de Córdoba hasta la Casa de la Cultura y Biblioteca Popular Luis José Valletto de Potrero de Garay, donde actualmente se trabaja en el reacondicionamiento del edificio que albergará el Museo.
Subrayaron oficialmente que el nuevo nombre del espacio, Museo Territorial Potrero de Garay, busca reflejar una nueva mirada más inclusiva, más territorializada y de fuerte anclaje comunitario.
El proceso de restitución incluyó el tratamiento de cada pieza, su catalogación, su acondicionamiento en 71 unidades de conservación y la digitalización de toda la documentación asociada. Por directivas de la Dirección de Patrimonio de la Agencia Córdoba Cultura, las colecciones fueron trasladadas con la colaboración de la División Delitos Culturales de la Policía de la Provincia de Córdoba, representada por el subcomisario Diego Jaeggi.
El presidente comunal Gerardo Martínez valoró profundamente este paso: “No solo estamos recuperando objetos. Estamos recuperando sentido, raíces, historia. Este museo va a ser una herramienta poderosa para educar a nuevas generaciones, para poner en valor lo propio y para defender nuestra memoria colectiva”.
Si bien las obras de acondicionamiento y montaje siguen en marcha, se estima que para finales de 2025 el museo pueda abrir oficialmente sus puertas al público. El equipo de trabajo espera sumar más piezas arqueológicas, relatos orales y material antropológico de la región para enriquecer la muestra permanente.
Este hito se inscribe dentro de una política patrimonial activa que busca repatriar objetos arqueológicos y etnográficos a sus comunidades de origen, promoviendo una museología contemporánea que respete la identidad y promueva la participación social.