La joven altagraciense Irene Cuevas fue uno de las cuatro elegidas para participar del laboratorio “Manipular la forma”, que a lo largo de cuatro encuentros se desarrolló en el Centro Cultural España Córdoba, en el marco de “Discar”, una iniciativa “para la difusión de la cultura y el arte disca”.
Irene Cuevas es una joven altagraciense, estudiante de Comunicación Social en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y activista feminista y de los derechos de las personas con discapacidad, cuya historia de lucha para lograr que el Apross le reconozca la totalidad de sus tratamientos cobró volumen con el paso de los años y llegó a escucharse en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
El laboratorio “Manipular la forma” del Centro Cultural España Córdoba tiene por objetivo generar “procesos de acompañamiento, problematización y crecimiento de proyectos creativos, en clave de diálogo horizontal, sin jerarquías expertas, y con plena accesibilidad física, comunicacional y metodológica”.
“Lejos de la lógica de la inclusión como tolerancia o como excepción integrada a lo ya dado, el proyecto propone un cambio de paradigma: la discapacidad no como límite a compensar, sino como una fuente legítima de saberes, estéticas, sensibilidades y potencias creativas”, plantean desde el CCEC.
Entre los cuatro proyectos que se trabajaron en el laboratorio, uno de ellos, fue elegido para ser financiado con 250 mil pesos. Los otros tres, entre ellos el de Irene Cuevas, “Recopilaciones de una vida con multidiscapacidad”, seguirán trabajándose para poder ser expuestos.
Según adelantó la joven, con formato de instalación, su trabajo consta de audios, videos, fotos, escritos de los amparos que viene presentando a lo largo de los años para lograr los apoyos que necesita para vivir con dignidad, además de carteles de diversas luchas que protagonizó y en las que participó, y registros de informes médicos, historias clínicas, radiografías, registros de convulsiones, equipamientos, medicamentos.
Consultada por Tortuga, destacó la importancia que implica haberse podido conectar con artistas y curadores en esta experiencia de laboratorio para poder avanzar en el desarrollo de su propuesta: “La experiencia fue excelente. De mucho crecimiento personal. Pude sacar de mi interior cosas guardadas”.
Paralelamente, Irene Cuevas publicó recientemente el libro “Entonces soñé”, a través de la editorial Chirimbote, con escritos y dibujos propios; la edición de Cecilia “Checha” Merchán y el prólogo de Verónica González Bonet.
Próximamente se podrá conseguir en formato papel y también es accesible para personas ciegas a través de un QR y en el siguiente enlace, con las lecturas de María Bohmer, Nadia Fink, Jésica Farías y Lara Fleites Fink.








