Por Laura Valdemarca (*). Este año el Colectivo 8 de Noviembre, con la coordinación de Hilda Zagaglia, conmemoró nuevamente el Día de la Afroargentinidad con una caminata por la Acequia Jesuítica, que estuvo también apoyada por la Municipalidad. Este año quisimos enfatizar en la importancia del agua y los alimentos que aquellas manos cultivaron y cosecharon, y en un acto de memoria, culminar la caminata en la cisterna, depositando platos con los nombres de aquellas personas esclavizadas para hacerlos visibles y honrarlos.
Los cazaron, los marcaron con hierro caliente, los desarraigaron, les contaron los dientes y les pusieron un precio: Francisco 33 años $200; Martina 12 años $160; María Magdalena 1 año $110; Tomás 38 años $170; Martín 56 años $60; Luis 20 años $100.
Frailes y laicos compraron por igual condenándolos a hacer los trabajos con nombres de cristianos: Agustina 60 años $30; Mariano 25 años $300; Juan de Dios 3 años $105; Casimira 10 años 190; Pedro José 16 años $180.
Los esclavos y sus hijos con cal y canto, sudor y penas construyeron nuestra acequia, desde la unión de los arroyos Buena Esperanza y Los Paredones hasta los bajos del Tajamar; levantaron las paredes de la iglesia y de las casas de quienes por su color de piel se convirtieron en sus amos.
Resistieron como pudieron al látigo y a los grilletes, Cosme esposo de María Emericiana de 22 años huyó al monte; otros sucumbieron en el Paso de los Mártires (hoy puente Catamarca) o quedaron como Pascual de 75 años, inservible y Petrona y Agustina inútiles y enfermas; los tres ofrecidos por $0.
Aunque se los negó y se los volvió invisibles, prescindibles y vergonzantes, dejaron las marcas de sus culturas pisoteadas en los arabescos de las rejas, en los retumbes de los tambores en el candombe, en la milonga, en la zamba y en la cumbia y en nuestros alimentos como el mondongo el maní y la banana.
Es ineludible reconocer la herencia africana en nuestros genes, en nuestra cultura y en nuestra historia. Aquellos trescientos esclavos de la Estancia Jesuítica siguen presentes entre nosotros.






(*) Laura Valdemarca es docente de Historia y columnista del programa Que No Se Te Escape de la Radio Tortuga 92.9








