El Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE) expuso un informe que revela que la pérdida del poder adquisitivo en amplios sectores de la población genera que numerosos alimentos contemplados en la dieta de referencia definida por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) no sean consumidos de manera habitual o lo sean en proporciones sensiblemente menores a la recomendadas. Las conclusiones del estudio dan cuenta de un sobreconsumo de harinas, panificados y azúcar; el déficit de frutas, verduras de hojas verdes y lácteos; alta concentración en alimentos de bajo costo; y sustitución de alimentos nutritivos por otros de menor valor nutricional.
El estudio se sustenta en un relevamiento de 3.750 encuestas de hogares, distribuidas en las 23 provincias del país y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; a través de una metodología mixta de recolección de datos, que combinó encuestas telefónicas, presenciales y formularios web, con el fin de garantizar una cobertura amplia y diversificada, tanto en términos geográficos como socioeconómicos.
“El análisis por rubros alimentarios muestra una alarmante recomposición en la estructura de consumo, caracterizada por el incremento de productos con elevado contenido de hidratos de carbono y la reducción en la ingesta de alimentos de mayor calidad nutricional, como los proteicos y aquellos ricos en vitaminas y minerales”, alerta en sus conclusiones el informe.
En el rubro “Frutas y verduras”, por ejemplo, la papa concentra el 50% del consumo total del grupo, lo que refleja una marcada concentración en un alimento de bajo costo en detrimento de una mayor diversidad nutricional.
En este rubro se observan déficits generalizados respecto de las recomendaciones, con reducciones superiores al 50% en frutas como banana, manzana y pera. “La excepción se registra en productos de bajo costo, como la papa (28% por encima de lo recomendado) y la cebolla (48% también por encima). El tomate envasado, con un incremento del 140% respecto a lo recomendado, aparece como un sustituto directo del tomate fresco, asociado a factores de precio y rendimiento del producto”, indica el informe.
En el rubro “Carnes”, en tanto, los resultados sugieren una fuerte concentración del consumo en pollo fresco y subproductos del mismo (51% al considerar también menudos, alitas y carcaza), en detrimento de carnes rojas (de mayor costo). “Esta configuración revela un consumo condicionado por la accesibilidad económica”, aseveran.
El rubro “Harinas y Legumbres” evidencia un consumo excedente respecto a lo recomendado,
fuertemente concentrado en pan (57% de la participación relativa) y fideos secos, lo que revela una
dieta de alta densidad calórica (productos que generan mayor sensación de saciedad) pero con
menor aporte de fibra y micronutrientes.
En el rubro “Huevos y Lácteos”, la tendencia predominante es el déficit de consumo, particularmente marcado en productos lácteos como la leche fluida (-26% de lo recomendado), el yogur (-44%) y los quesos (entre -19% a -59% según el tipo). Sin embargo, se registra un mayor consumo de huevos (+51% de lo previsto en la tabla nutricional de INDEC), que representa el 10% del total del rubro. Estos resultados reflejan una sustitución parcial de lácteos por huevos, como fuente más accesible de proteínas, aunque con menor aporte de otros componentes, como el calcio.
Finalmente, en el rubro “Otros Alimentos” se advierte una alta proporción de productos calóricos de
bajo nivel nutricional, como el azúcar representando el 30% del total del rubro y superando en un
45% las recomendaciones. El café, la margarina, el dulce de batata y la mermelada presentan
consumos mínimos. La yerba mate, con 13% de participación, ocupa un lugar destacado como
producto sustituto de otros alimentos.
En síntesis, alerta el IETSE que los resultados de su informe muestran un patrón de consumo caracterizado por: sobreconsumo de harinas, panificados y azúcar; déficit de frutas, verduras de hojas verdes y lácteos; alta concentración en alimentos de bajo costo (pollo, papa, pan y azúcar); y sustitución de alimentos nutritivos por otros de menor valor nutricional.
“Estos hallazgos ponen de manifiesto que en los hogares argentinos, existe una profunda brecha estructural entre la dieta real registrada y la dieta nutricionalmente recomendada; en la cual factores como precio, accesibilidad y estrategias obligadas de sustitución, juegan un rol decisivo”, subraya el IETSE.
En ese marco, concluye el Instituto que “existe una subalimentación en rubros críticos para la calidad nutricional como frutas, verduras y lácteos, lo que compromete seriamente la ingesta adecuada de proteínas, vitaminas, minerales y fibras”; “el sobreconsumo de harinas, panificados y azúcar incrementa el riesgo de enfermedades como obesidad infantil, diabetes y enfermedades cardiovasculares”; y “la obligada elección de productos de bajo costo (pollo, papa, pan, azúcar) configura un patrón alimentario que responde estrictamente a condiciones socioeconómicas”.
Y sentencia que “los resultados obtenidos deben (o deberían) constituir una alerta para el diseño de políticas públicas orientadas a mejorar el poder adquisitivo de las familias argentinas, de manera de garantizarles la accesibilidad a alimentos esenciales nutricionales como frutas, verduras, lácteos y proteínas”.