Toda música que no contenga las vivencias de su autorx, es tan solo una cáscara vacía. Toda música se llena y completa cuando se hace propia. Así sucede con las canciones de Ariel Marquinez.
*Por Marcelo Riol
Guitarrista, compositor y productor, Ariel Marquinez es oriundo de la ciudad de Córdoba y aunque hoy habita en Villa Los Aromos, de algún modo se considera a sí mismo un poco nómada.
“Viví en Buenos Aires tres años y en ese trayecto mi familia se mudó a Los Aromos. Luego me fui de viaje por una cuestión de exploración interna, conocer otros lugares, otras culturas. Sentía que no podía quedarme quieto, que no podía estar en un solo lugar. A pesar de estar instalado, de participar proyectos sólidos, necesitaba otros aires, ponerme en movimiento. Viajar era el único modo de contar nuevas historias”, asegura Ariel en diálogo con Radio Tortuga 92.9.
El tiempo nómada constituyó un crecimiento para este músico, cuyo abuelo y su piano, lo cautivaron para siempre y de forma definitiva.
“En realidad lo primero fue el piano, como mi abuelo era músico, a los nueve años tuve mucho contacto con el instrumento. Así fue que empecé a tocar de oído nomás. Mi abuelo vio que tenía condiciones y le dijo a mis padres que me mandaran a estudiar. Allí me dieron a elegir un instrumento y elegí la guitarra, pero mi principal instrumento es la voz”, describe Ariel mientras rasga leve las cuerdas de su guitarra.
Para llegar a este presente atravesó aquellas vivencias que dan contenido a su obra. De muy jovencito fue el rock el hilo que lo condujo, así sus primeras influencias tienen relación directa con el rock nacional, Los Piojos, La Renga o Almafuerte fueron algunos los primeros. Después, quizás con un poco más de sabiduría, esa que traen los años acumulados, fueron Lisandro Aristimuño, Jorge Drexler o Gustavo Cerati quienes aportaron mayor complejidad al contenido.
Fuego Humano
Fuego Humano, su próximo disco, seguramente sea fruto, entre otras cosas, de lo vivido durante la pandemia, que lo encontró trashumando por Centroamérica. De allí fue repatriado en un avión Hércules del ejército.
“Hubo, en este tiempo la creencia de que íbamos a salir mejores de la pandemia y eso no sucedió. Hubo una centralización del poder, una centralización de las ideas. Digo esto porque nosotros quedamos afuera, muchas cosas quedaron fuera, el arte por ejemplo. Nosotros deberíamos haber sido fortalecidos en esa situación. No haber sido desplazado al arte, la cultura”, reflexiona Ariel.