Por María Nahal. El pasado sábado 5 de marzo, la reconocida actriz Betiana Blum llegó a la ciudad de Alta Gracia, a Espacio Solares, para realizar el unipersonal: “Yo amo a Shirley Valentine”, del aclamado escritor y compositor británico: Willy Russell. Al finalizar la obra tuvimos la oportunidad de charlar con ella.
Las preguntas que se hace la protagonista de la obra son, quizás, las que nos hacemos todos los actores a la hora de construir un personaje, ¿quién soy? y ¿qué quiero?, todos los seres humanos… ¿Qué preguntas te fizo a hacerte este personaje?
Mira, cuando volví a leer la obra, que ya me la habían ofrecido cuando se estrenó en Buenos Aires y yo en aquel momento no la pude hacer, me pareció una obra “necesaria”. Porque lo que plantea Shirley Valentine es: en qué nos transformamos una vez que ingresamos al mundo, cuando salimos de la niñez, de la adolescencia, donde somos libres, con toda nuestra energía vital libre y empezamos a tomar roles; madre, novia, marido, esposo, abuelo, tía, médico, empresario, maestra…y bueno, los roles, los trabajos y los horarios, nos hacen olvidar de la vida, de la energía libre de la vida y entonces entramos en una especie de automatismo.
Mecánico…
Claro, todos, no es que alguien se salva, todos, algunos más, otros menos. Entonces, ver, revisar eso, es muy importante… Y el talento de Willy Russell, hace que la obra sea un clásico, que perdure en el tiempo…
Que pueda hacerse en Inglaterra, en Buenos Aires, en Córdoba y no precise de un proceso de traducción…
No, no, no, absolutamente, por ahí acomodás algunas palabras…, pero en cualquier lugar, la gente sale muy bien de este espectáculo, porque de alguna manera, el viaje que hace Shirley, exterior e interior, también lo hace el espectador y también revisa cosas. Porque cuando ella llega a esta cosa tan simple, de decir: ¡Esta mujer está viva!, está presente en el momento que está viviendo y lograr eso; ¡es el gran logro de la vida! El gran logro de la vida es llegar a sentirte libre y presente en el momento que estás viviendo. Entonces yo digo, a esta obra hay que hacerla, la tengo que hacer…
Y la hacés, en un momento en que vos ya cruzaste muchos puentes en la vida, porque como decís, te la habían ofrecido en un momento anterior y dijiste que no, y quizás, después de haber transitado y haber caminado podés estar presente en ese personaje…
Y sí, a medida que pasa el tiempo, uno va madurando y va comprendiendo más de la vida…
El personaje, en un momento habla con la pared, hay un deseo de comunicar, de comunicarse, de transmitir… ¿Cómo transmitís vos tu oficio, que relación tenés con la enseñanza?
Yo siento mucha responsabilidad de “pasar la antorcha”. Yo tengo una experiencia, he estudiado mucho, en todos los aspectos, no solamente como actriz, sino como ser humano, en el autoconocimiento. Y el actor necesita formarse, porque si el actor no tiene conciencia de que tiene que ser habitable, que tiene que vaciarse, si el actor no se da cuenta de esto, está en problemas, porque entonces va a hacer siempre lo mismo, lo que ya sabemos… Yo había dado clases hace muchos años, incluso uno de mis alumnos famosos fue Facundo Arana, y retomé el año pasado, en la última parte del año y ahora en abril arranco de nuevo. Y además tengo dos personas que se formaron conmigo en aquel momento y que han seguido creciendo y desarrollándose y que me asisten. Yo no puedo dejar que otro dé una clase o algo , si no enseña desde el lugar que yo enseño. Entonces tengo la tranquilidad de que ante cualquier cosa, están ellos dos, que están formados por mí y que además, están presentes en todas las clases. Así que bueno, ahí estamos…