El Coordinador del Patrimonio Arquitectónico de la Estancia Jesuítica de Alta Gracia, Antonio Sabate, expresó su sorpresa y preocupación ante el reciente proyecto para la apertura de la calle Juan Nieto. Según Sabate, el museo no fue consultado ni informado sobre los trabajos previos.
«Desde el museo recibimos con sorpresa la iniciativa porque no fuimos consultados, ni sabíamos de los trabajos previos«, afirmó Sabate. «Nosotros, junto con la municipalidad, habíamos trabajado en otras iniciativas que consideramos más adecuadas».
Durante años, el museo ha colaborado con la municipalidad y la parroquia en la reactivación del nodo de gestión del patrimonio de Alta Gracia, enfocado en el nuevo destino del edificio histórico del Obraje. Estos proyectos incluían la activación del espacio público sin tránsito vehicular y la organización de eventos para revitalizar la zona.
«Propusimos un evento que se desarrollara dentro y fuera del Obraje, lo que llevó a la recuperación del edificio y a proyectos de intervención en la calle para facilitar actividades sociales y mejorar la accesibilidad en el museo para personas con discapacidad», explicó Sabate. «Nos parecía que eso era lo correcto y estábamos colaborando con la municipalidad en ello», agregó.
El coordinador manifestó su preocupación por la nueva propuesta que permitiría el tránsito vehicular en la calle Nieto. «Cambiar la naturaleza de la calle Nieto es necesario porque actualmente está cortada y es un espacio urbano sin vida y con vandalismo. Sin embargo, pensamos que debe transformarse en una peatonal, un espacio urbano atractivo. El tránsito vehicular alto dificultaría la implementación de actividades en la calle», señaló.
Además, destacó la sensibilidad de los edificios jesuíticos a las vibraciones causadas por el tránsito vehicular: «Las ordenanzas del área de protección de primer orden recomiendan limitar el tránsito de vehículos de gran porte debido a la falta de armadura de refuerzo en las construcciones coloniales. Esto es difícil de controlar porque al centro de la ciudad acceden colectivos y camiones que causan daños preocupantes. Estamos monitoreando fisuras en el museo para ver cómo progresan».
Finalmente, Sabate planteó dudas sobre el grado de control que podría haber si se permite la apertura vehicular. «Es fundamental considerar los impactos y encontrar una solución que no afecte negativamente al patrimonio histórico», concluyó.