El relevamiento mensual que lleva adelante el Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE) reveló que la inflación de agosto en Córdoba alcanzó el 2,2%, por encima del 1,5% que había medido el mes anterior. Explicó la entidad que la presión cambiaria derivada de la suba fluctuante del dólar se trasladó al rubro “Alimentos y bebidas sin alcohol”, que es el de mayor ponderación en la medición inflacionaria y aumentó un 2,3%, impactando de manera directa en el nivel general.
Detalló el IETSE que para el estudio de agosto relevó 133.400 precios correspondientes a 57 productos, agrupados en 30 rubros; en 2.300 unidades comerciales distribuidas estratégicamente según criterios geográficos y socioeconómicos: 2.100 almacenes y autoservicios, 185 supermercados y 15 hipermercados.
Reveló la entidad que el endurecimiento de las condiciones de liquidez del Banco Central, a través de la Resolución “A 8302” (18/08/2025), que elevó los encajes bancarios obligatorios, tuvo como efecto colateral la restricción del crédito al consumo y a las pequeñas empresas. “Esto puede explicar el hecho de que el uso de tarjetas de crédito para compra de alimentos haya caído por segundo mes consecutivo en un punto porcentual, forzando a las familias a recurrir al fiado o a préstamos informales”, indicó el informe del IETSE.
En su apartado de indicadores sociales, el informe revela algunos datos que dan cuenta de la gravedad de la situación económica actual: “En Córdoba, que habitualmente refleja la media nacional, el 58% de las familias no logró cubrir de manera satisfactoria durante Agosto, la Canasta Básica Alimentaria. De los hogares que sí pudieron hacerlo, el 72% lo hizo gracias a ayuda estatal (AUH, Tarjeta Alimentar y programas provinciales). A su vez, el 50,4% de los hogares eliminó alguna comida diaria, generalmente la cena; en el 31% de los hogares, alguien sintió hambre y no pudo saciarlo, y en casi el 20% hubo días sin alimentos en el hogar. Un 19% tuvo que pedir comida o dinero para alimentarse”.
En términos macroeconómicos, analizan que la combinación de inflación en alza, tipo de cambio
tensionado y políticas monetarias contractivas, deja un panorama complejo: “El traslado a precios puede continuar si no se logra estabilizar el dólar. La economía, que muestra severos signos de enfriamiento en el consumo, podría profundizar este fenómeno, si la inflación continúa en alza y trasladándose a alimentos y servicios básicos”.
Respecto a la microeconomía, en tanto, alertan que “más hogares dependen de ayudas estatales, se endeudan para comprar comida y reducen la calidad de la dieta”; lo que “no solo afecta la coyuntura, sino que compromete la salud nutricional y la capacidad de desarrollo de las familias a mediano plazo”.
Concluye el informe, subrayando que el Gobierno Nacional está obligado a renovar sus estrategias no solo en lo económico para estabilizar expectativas y el tipo de cambio, sino también en lo social, reforzando la red de contención que evite un deterioro aún mayor.