Minutos antes de la una de la madrugada del lunes 26 de marzo, a través de un llamado a la Central de Comunicaciones de la Policía Departamental; José Adrián Contreras, Sargento 1° de la fuerza, confesó que había asesinado a su esposa, Deolinda Díaz, también policía. Horas después fue hallado con un disparo en la sien, en inmediaciones del autódromo Cabalén.
Según informó a diariotortuga.com el fiscal Alejandro Peralta Ottonello, en el citado llamado el femicida informó que quedaba sola en la vivienda de la pareja, la pequeña hija de ambos, a quien se encontró minutos después, durmiendo en su habitación sin signos evidentes de violencia. La Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de la Provincia (SENAF) intervino y le otorgó en custodia a la niña a familiares de la madre.
La víctima, Deolinda Díaz, oficial Principal de la Policía, fue hallada sumergida en una pileta de natación ubicada en su vivienda, con signos de asfixia. Empero, el fiscal se mostró cauto y adelantó que la causal de muerte será determinada tras la autopsia.
Peralta Ottonello apuntó que según testimonios, la pareja se hallaba tramitando el divorcio, más que «no hay constancia de violencias anteriores».
Femicida y cobarde
«Me eché una cagada», fue lo que manifestó Contreras al llamar al 101, para luego advertir que no permitiría que lo metieran preso y fugarse. En plena madrugada del lunes, comenzó un rastrillaje entre Despeñaderos y la zona de Falda del Carmen y Malagueño, que era donde prestaba servicio Contreras.
En los primeros minutos de la mañana, fue hallado el automóvil Ford Ka negro de Contreras, sobre un camino rural de Falda del Carmen, en inmediaciones del autódromo Cabalén. Dentro, se encontraba el femicida con un disparo en la sien. A esa altura, pesaba sobre él una imputación por «Homicidio doblemente agravado por el vínculo y por violencia de género».