El 9 de abril dio inicio en la Cámara 11° del Crimen de Córdoba el juicio por jurados por el asesinato de Ana Rosa Barrera, de Los Cedros, el 29 de mayo de 2017. El único imputado, Marcelo Ferraretto, quien fuera su pareja y a quien testigos señalan como una persona celosa y controladora, aludió a una supuesta infidelidad y a un estado de emoción violenta para referirse al crimen.
«Me decía que ya no la satisfacía, que me era infiel. Me puse loco, no sé con qué la golpeé», dijo Ferraretto. El acusado manifestó que vivió el crimen «como un sueño», «como algo irreal», que estaba fuera de sus cabales y que «no hubiese hecho nunca algo así estando en plena consciencia». Finalmente, le pidió perdón «a toda la sociedad, a los familiares, sus seres queridos, hasta a mis familiares, porque están mal con esto».
Frente al tribunal, Ferraretto no hizo alusión alguna a lo que hizo con el cadáver después del crimen. Cabe recordar que tras la denuncia por la desaparición de la mujer (cuando el mismo Ferraretto salió en notas televisivas, participando de la búsqueda y compungido por el hecho) fue encontrado el cuerpo de Barrera a unos cien metros de la Ruta 5, en cercanías de la Universidad Católica, entre malezales y con signos de haber sufrido un descuartizamiento.
El abogado defensor de Ferraretto, el asesor legrado Fernando Palma, le pidió al tribunal una pericia psiquiátrica y psicológica para su defendido, que permita evaluar su condición mental, para determinar si se trata de un individuo inimputable.
El único acusado por el femicidio de Ana Rosa Barrera está imputado por homicidio doblemente agravado por el vínculo y por violencia de género (femicidio) y de ser hallado culpable, la pena que le cabe es la de prisión perpetua.