Por Marcelo Riol– Fue un paso incierto transitar la pandemia, el aislamiento. Aún no recobramos todas las certezas. Sin embargo algunas siguen allí y maduran en la introspección, en el refugio del aprendizaje. Curiosamente la llegada de El Incierto Paso —segundo disco de Fran Loyola— nos recuerda la certidumbre de que la música está, siempre.
Casi dos años le llevó a Fran Loyola tener listo El Incierto Paso, álbum de estudio compuesto de seis canciones de elaboración detallista, cargadas de soul, un poco de funk y pasajes de beat urbano y hip hop.
Fran Loyola nació en Neuquén y hace ya muchos años vive en Alta Gracia. Es guitarrista o más bien multi-instrumentista y usó el encierro pandémico para profundizar en las herramientas digitales que le permitieron ser también el productor de este nuevo disco.
“En mi disco anterior trabajé con un productor y si bien es muy enriquecedor, se aprende mucho, está un poco condicionado estéticamente. Esta vez estuve yo haciendo la producción, pude tomarme el tiempo de ponerle todos los arreglitos que quería. Pude hacerlo y allí está el resultado”, así describe parte el proceso que tuvieron las canciones.
“Algunos de los temas salieron así bien soul, en la guitarra, acústicos. Y otros fueron compuestos durante el proceso, integralmente en la compu. Un poco la dinámica fue armar todas la maquetas, hacer el trabajo más grueso. Luego les pasé la info a lxs amigxs que participaron de disco, para que ellxs le metieran su color y acentuar la estética soulera y orgánica”.
Con su participación como bajista de Hermanito Diaz —banda altagraciense de música urbana— Fran se reencontró con el hip hop. De ese modo el rap se incorpora fluido a la cadencia de alma negra de El Incierto Paso.
“Algunas canciones salieron, como rap y hip hop desde un principio y después la participación en Hermanito Diaz me aflojó un poco más el deseo por el hip hop. A mí de adolescente me gustaba rapear y en algún momento dejé de hacerlo, y me volví a encontrar con el rap y hip hop en este disco. Compartir con el Negro Yoni, que es un freestyler que lo lleva en su cotidianeidad, ciertamente me ayudó a reencontrarme con ese estilo”, asegura Fran.
Además de Hermanito Diaz, reparte sus participaciones en vivo aportando guitarras en Surikata Ki y asegura que estar tocando en estos proyectos, lo que más le aporta es la práctica musical. La posibilidad de tener un ejercicio musical cotidiano y aceitado ayudó a acelerar el proceso de El Incierto Paso.
A las composiciones de Fran les dieron la forma final la participación de Genaro Garbarino, Facundo Irazabal, Azul Liberali, Juan Catania, Agustín Basualdo y Cecilia Catania, quienes les dieron sustancia y que con muy buen gusto incorporaron los sonidos clásicos de este estilo.
Capas de voces, de pianos, rhodes sutiles, líneas melódicas montadas al sentido del swing, trompetas y bronces, que acentúan la oscilación de las caderas. Movimiento seductor, como el giro de los hielos que enfrían un gin tonic recién preparado.
Crear semejante universo sonoro es laborioso para el estudio y cuando escuchamos, con parlantes o con auriculares, más de una vez El Incierto Paso, viene indefectible la curiosidad, ¿cómo sonorá esta formación, estas canciones en vivo?
“La idea es presentarlo con todxs, si se puede. Existen algunas limitaciones logísticas, una cosa es armar un show para una banda de cuatro integrantes y otra es armar una banda de diez músicos, que es lo que me gustaría y está en el disco. Quizás podamos hacer algunas presentaciones, lxs amigxs están todxs dispuestos”, se entusiasma Fran frente a la posibilidad de mostrar la nuevas canciones.
“Apenas salió el disco me agarró una cuadro de fiebre muy alta. Estuve ahí procesando la salida del disco, que es un montón, un montón de energía dedicada a eso, a las letras escritas y la decisión de cerrar un proceso, que a veces no es fácil. Por eso es muy satisfactorio que ya haya salido y poder direccionar hacia otras cosas, tengo otros proyectos y música nueva compuesta así que me entusiasma mirar para adelante”, afirma Fran Loyola.
“Desperté enredado. El Incierto paso entre lo estático y lo transformado”, dice un verso de la canción que da nombre al álbum. Entre lo estático y lo transformado se afirma la certeza de que hay música nueva. De ese modo nos ilumina la evidencia de que la música está, siempre.