Dos vecinos de Alta Gracia, el artista Daniel Falabella y el periodista Adrián Camerano, han sido convocados por la fiscal Graciela López de Filoñuk, a cargo de la Secretaría de Derechos Humanos de la Fiscalía Federal Número 3 de Córdoba, para brindar testimonio en la causa que desde 2012 investiga la pertenencia del Batallón 141 de José de La Quintana en el entramado represivo del terrorismo de Estado en la Provincia de Córdoba durante los años 70.
La denuncia que activó esta causa, parte del testimonio del carlospacense Carlos Agustín Vera hace seis años. Más, desde la vuelta de la democracia se viene señalando al predio del Batallón 141, ubicado entre San Isidro y La Quintana, como posible centro clandestino de detención y probable sitio de exterminio y enterramientos clandestinos.
«Invisibilizado, ninguneado, no reconocido»
Camerano viene de escribir una crónica sobre este predio y en el marco de ese trabajo, se acercó a material documental y, principalmente al testimonio de detenidos en el Batallón 141 durante los años 70 y personas que realizaron el servicio militar en el lugar durante la dictadura y con la vuelta de la democracia.
En una charla que mantuvo junto a Falabella en los estudios de la Radio Tortuga 102.7, Camerano explicó que su inquietud principal para encarar esta tarea, surgió de lo ilógico que significa que un sitio tan inmenso y cercano a ciudades importantes como Alta Gracia, Córdoba, Carlos Paz, Despeñaderos e incluso Río Cuarto, en el que muchas personas afirman haber sido víctimas del terrorismo de Estado, en la opinión pública permanece «invisibilizado, ninguneado, no reconocido».
En 2012, Papel Tortuga, periódico en papel que publicaba la Cooperativa Fábrica de Ideas, echó algo de luz sobre el tema, aunque también, como en la reciente crónica de Camerano, esperando que la Justicia avanzara donde el periodismo no llega. Camerano, enérgico, responsabiliza a los sucesivos gobiernos nacionales y provinciales por no haber considerado a este lugar como un sitio fundamental en el entramado represivo de la región.
«Fabricantes de la muerte»
Falabella hizo el servicio militar en el 141 entre marzo de 1978 y septiembre de 1979. «Por esos años perdí la ingenuidad de niño, comprendí lo que es estar prisionero: una cosa horrible de la que uno se daba cuenta que no era parte y había que estar ahí encerrado, trabajando para los fabricantes de la muerte». Entre las imágenes crueles y violentas que le quedaron de esos días, se conmueve con un recuerdo: «En dos noches que me tocó estar de guardia, en madrugadas friísimas (sic), supongo que entre mayo y junio (de 1978), vi entrar dos camiones, dos unimog con techos de medio punto con lona, con cadáveres desnudos, montañitas de gente desnuda«.
Cuatro décadas después, Falabella se encuentra con la posibilidad de aportar su testimonio para ayudar a la Justicia a echar luz sobre el rol que cumplió el Batallón 141 durante la última dictadura. «Me parece importante que cada persona que tenga un recuerdo de ese maldito lugar, pueda contarlo», concluye.