Por Pelado Rodríguez. El jueves 16 de enero, a las 21, Emanuel Rodríguez vuelve a Alta Gracia con “Peroncho”, su stand up de humor político y militante. Se presentará en Cañito Cultural con entrada a la gorra. En la siguiente entrevista con diariotortuga.com, anticipa un espectáculo oficialista, más no obsecuente.
DIARIOTORTUGA.COM (DT): Tu último show en Alta Gracia fue durante el gobierno de Macri. ¿Qué se trae este nuevo que vas a presentar el 16?
EMANUEL RODRÍGUEZ (ER): La principal novedad tiene que ver con reflejar el cambio de ánimo que hay en la gente después de la victoria del Frente de Todos. El cambio que hay en las expectativas de volver a pensar en un futuro después de haber transitado cuatro años de tanta angustia, de tanta desazón. Ahora que estamos transitando los primeros días del nuevo gobierno, hay un ánimo social más esperanzado, más solidario, más aliviado. Sin embargo, trabajo para que no nos relajemos en esa alegría y alivio, sino que encaremos el futuro con formas nuevas de militancia porque el peor gobierno de la historia democrática argentina obtuvo un 40 por ciento de apoyo en las últimas elecciones. Eso representa un desafío para la militancia. Hay que trabajar para que un proyecto neoliberal en la Argentina no vuelva a llevar las riendas nunca más.
DT: Tu espectáculo funcionó como una válvula de escape para mucha gente. ¿Cómo viene siendo la respuesta del público en tus primeras funciones pos macrismo?
ER: La función de ser una válvula de escape continúa. Sería muy ingenuo pensar que estructuras de poder como las grandes corporaciones que sostuvieron los cuatro años del gobierno de Macri se hayan retirado del país por perder las elecciones. Todo lo contrario. Están ahí, siguen siendo el poder real. Han perdido poder de policía, de meternos en cana y de despedirnos de oficinas del Estado o de decidir políticas públicas. Pero son los dueños de las energéticas, de los medios de comunicación, de los peajes. Entonces el clima de opresión se alivió porque no están en el gobierno, pero hay un clima de muchísima tensión por la presión de los mercados, de los medios. Por eso “Peroncho” como espectáculo sigue teniendo una función de válvula de escape a la que se le suma una función celebratoria.
DT: El macrismo te dio mucho material para trabajar desde un humor crítico. ¿Cómo trabajás este nuevo momento? ¿Es difícil sostener ese espíritu crítico para no caer en un «humor oficialista»?
ER: No le tengo miedo a caer en un humor oficialista y de hecho lo promociono así, como un show oficialista. En términos en que defiendo el proyecto político que está representado por el gobierno nacional en este momento. Podemos estar ejerciendo el gobierno, pero al poder real lo siguen ejerciendo ellos. Siguen siendo una fuerza económica hegemónica y una fuerza política con mucho poder de destrucción. No me asusta y busco que se me identifique con el Frente de Todos. Desde ahí, trato de reírme de las críticas que uno puede hacer desde adentro a lo que puede estar sucediendo. En mi show me río bastante de muchos errores políticos de los últimos años y creo que con eso se cubre una cierta cuota de crítica o de acidez hacia los propios como para no caer en un humor obsecuente. No me asusta tanto la etiqueta de humor oficialista como la de humor obsecuente. La obsecuencia es un pecado imperdonable. Ser oficialista hoy es una forma de rebeldía.
DT: ¿Hay grieta también en el humor? ¿Abonás desde tu humor a la idea de «cerrar la grieta» o hay escisiones irreconciliables?
ER: Creo que no son posiciones incompatibles la idea de cerrar la grieta como esperanza y la idea de reconocer que hay escisiones irreconciliables. ¿Hay una división irreconciliable entre los argentinos? Sí, por supuesto. ¿Quiero cerrar la grieta? Y sí, también. Porque el asunto es que esa grieta se cierra imponiendo una nueva hegemonía que tenga que ver con la comunicación popular, con la democratización de los servicios de comunicación, con la democratización de los derechos ciudadanos, con la distribución de la riqueza. Quiero cerrar la grieta ganando esa batalla. Así se cierra esa grieta. Hay una grieta, la quiero cerrar… Y hay divisiones irreconciliables.
DT: El kirchnerismo, para llegar nuevamente al gobierno, debió apostar a una unidad amplia y en algún punto impensada con algunos sectores del peronismo. Tu humor se alineó desde un principio con el kirchnerismo. Está búsqueda de unidad, ¿también atravesó tu humor?
ER: Sí, por supuesto que la búsqueda de la unidad a mí me modifica porque mi humor, insisto, no busca la obsecuencia. Mi discurso humorístico político tiene que ver con la ampliación del campo nacional y popular y por lo tanto me sentí como militante convocado a repensar muchas cosas. Convocado a corregir ciertas cerrazones. No solamente por el llamamiento de la conducción, sino por cómo se impusieron determinadas condiciones de la realidad. No es lo mismo buscar cierta sintonía fina cuando tenés a la enorme mayoría del pueblo con sus derechos reconocidos por el Estado, a la mayoría del pueblo llegando a fin de mes con un trabajo digno; que buscar una sintonía fina con la mitad de los menores de 14 años en situación de pobreza. Si la mitad de la población argentina no está comiendo todos los días, buscar la sintonía fina es un acto de soberbia y de cinismo. El gesto tremendo de Cristina (Fernández de Kirchner) tiene que ver con haber leído el momento político de la Argentina y la conducta que el pueblo esperaba de la clase política. Yo me siento absolutamente convocado a acompañar esas reestructuraciones de la fuerza… Y por supuesto que trato de reírme de eso también.
DT: Finalmente, con Alberto (Fernández) en el gobierno, ¿”Peroncho” también vuelve para ser mejor?
ER: La idea es cada día ser mejores, celebrando que volvimos, que se fueron estos chetos vendepatria y que estamos dispuestos a cumplir con este destino histórico que tenemos los peronistas: que es resolver los problemas que dejan los neoliberales. Espero que volver mejores signifique que no se cumpla la otra parte de ese destino histórico que parece ser una condena para el peronismo: que es que más o menos ponemos en pie al país y se lo entregamos para que lo vuelvan a endeudar los gorilas y los serviles del mercado. Ojalá que volver mejores signifique que nunca más tengamos que recurrir al humor como estrategia de supervivencia frente a un gobierno que nos mata con sus políticas extractivistas y de concentración de la riqueza. Que no haya que hacer más chistes en contra de los gobiernos y que podamos vivir en una patria libre, justa y soberana, riéndonos de los sectores conservadores y de sus gestos de impotencia.
Cañito Cultural está ubicado en Tupac Amaru 71, frente a la Plaza de las Américas de Alta Gracia. El espectáculo será el jueves 16 de enero a las 21 y la entrada será a la gorra.
FOTO: FACEBOOK CARITO GONZÁLEZ ZALAZAR