Con 23 años, la joven cantautora anisacatense Flor Guevara integra dos flamantes agrupaciones de la región, «La Gozadera» y «Ácido Embrujo», mientras prepara sus propias composiciones que proyecta dar a conocer a mediados de 2022. En esta entrevista con «Tarde para Tirar la Toalla», entre canciones con guitarra, repasó su joven carrera que viene modelando con artesana paciencia.
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Al indagar en su propia historia, buscando los rastros de su sensibilidad musical, Flor Guevara menciona que viene de una «familia numerosa» con muchos hermanos y muchos tíos. «Las juntadas familiares eran guitarreada y cachengue, mucho jolgorio», recuerda, señalando que el hábito de tomar la guitarra nunca le fue ajeno. Sin embargo, destaca, la mayoría nunca emprendió una «carrera musical». Sí menciona a su hermana Carolina, quien viene trashumando escenarios y de alguna manera le ha servido de impulso para encarar su propio camino.
«Estudié poco canto pero siempre canté mucho. Tomé la decisión de tomar clases de guitarra en la preadolescencia y pasé por muchos profes y un poquito con cada uno fui aprendiendo y todavía sigo aprendiendo», rememora. Ese camino tuvo siempre presente al folklore, principalmente al tocar la guitarra, aunque en un primer momento como género que engloba diversas sonoridades tradicionales y en la actualidad, como un halo que envuelve todo lo que emprende.
Su decisión de volcarse también al bajo, de la mano de «La Gozadera» y «Ácido Embrujo», le puso en el camino un abanico de universos sonoros que incluye la música afrolatina, la salsa, el funk, el rock, el trap.
Su descubrimiento como cantautora está modelando una estética propia. «Primero fue la curiosidad de encontrar melodías y la búsqueda de aplicar lo aprendido y descubrir que hay un mensaje que quiero decir», repasa como descubriendo su propio devenir mientras lo narra. «Me impacta mucho lo ambiental y entonces encontré emociones que se canalizan en la música y se manifiestan en los sonidos», completa, anticipando que para febrero de 2022 proyecta empezar a maquetar sus canciones, con la intención de volcarlas a las plataformas digitales a partir de mediados del año que viene.
RADIO TORTUGA (RT): ¿Hubo un click como para tomar la decisión de subir al escenario con tu nombre propio?
FLOR GUEVARA (FG): Hasta ahora, todas las veces que subí sola con la guitarra fue de casualidad. Siempre me moví con alguien, nos segundeamos con Caro muchísimo tiempo. Siempre hubo alguien más. No es que soy, sino que somos. Pero esos hechos aislados en los que me presenté sola, me despertaron cosas que recién ahora tomo.
RT: ¿Qué te ha pasado con el público al tener que encontrarte casualmente frente a él?
FG: Siempre ha habido repercusiones muy lindas. Todo lo previo a concretar el hecho artístico es muy personal y lo que recibís también. En esos hechos aislados recibí mucho amor.
RT: En «La Gozadera» y en «Ácido Embrujo», la presencia femenina tiene un importante protagonismo. ¿Cuán importante es para esta valoración de tu hecho artístico, saber que hay otras artistas mujeres que se suben al escenario y que en el Valle de Paravachasca es particularmente muy fuerte?
FG: Genera mucho confort. En la música hay mucha presencia masculina, sobre todo en los instrumentos. En la música, las mujeres habitualmente manifestaban su arte cantando; encontrar hoy tantas artistas instrumentistas en la zona es una sensación re linda porque te entendés desde otro lugar, el lenguaje pasa a ser mucho más íntimo, sororo. Es un lujo contar con la presencia de esas mujeres cerca.
EL DESCUBRIMIENTO DEL NOMBRE PROPIO
«Siempre tuve el deseo de grabar y de tener contenido disponible, pero era algo fantasioso. La decisión de plasmarlo surgió porque siempre trabajé de otra cosa y paralelamente estudiaba. En un momento me planteé emprender algo propio y lo hice con una línea de hamburguesas vegetarianas y veganas. Estuvo muy bueno, pero me di cuenta que no era eso. Descubrí que me tengo que resolver económicamente, pero no es sólo lo económico lo importante. Ahí me decidí a hacer mis canciones y grabarlas».
RT: ¿Decidiste grabar las canciones antes de tenerlas?
FG: Claro.
RT: ¿Cómo fue eso?
FG: El hecho creativo es súper personal. En un primer momento fue sentarse con un lápiz y un cuaderno. Participé del retiro de músiques que organizó Cata Dinoto y cuando volví, me puse a escribir y me salió mi primera canción. Y desde esa decisión, fueron cayendo melodías. Me puse a estudiar y trabajar todos los días para pulir mi sonido y aprender. Lo incorporé como una rutina estudiar todas las mañanas; y un día, en la casa de un amigo no me podía dormir, encontré un libro de poesías y me sorprendió el uso de las palabras. Ese día terminé la letra de otra canción.
RT: ¿Qué te pasó con ese descubrimiento?
FG: Miedo (risas). Y a veces se me paralizan las piernas. Mientras más voy aprendiendo, más me voy dando cuenta de que no sé nada. Así que me vuelvo al estado de humildad para conectar con la musicalidad esencial. Hay que volver a lo más simple, desaprender lo aprendido para poder usarlo desde otro lugar. Decidir el arte como estilo de vida es ser niño y jugar todo el tiempo.
RT: Decías que la guitarra en vos estaba más ligada a lo folklórico y que el bajo te brindó apertura más a otros géneros. ¿Qué nos vamos a encontrar en estas canciones que vas a compartir en las plataformas?
FG: El maqueteo me va a ultimar estos detalles, pero por la perspectiva que voy teniendo, la guitarra va a estar muy presente pero va a haber banda. Va a ir variando, pero tratando de mantener un lenguaje que todavía estoy buscando. Va a ser música que movilice seguramente.
Flor Guevara proyecta salir al ruedo con cuatro o cinco canciones, que irá dispensando poco a poco, y que finalmente confluirán en un EP. En tanto, mientras alista la tarea de maqueteo, planifica aprovechar el verano, ofreciendo sus canciones a los más diversos escenarios para seguir ampliando los horizontes de su música; y disfrutar el compartir en «La Gozadera» y «Ácido Embrujo».