«Fue una de las cosas más impactantes de mi vida profesional y personal»

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El pasado jueves 18 de septiembre los ciclistas del Cruce por la Educación y Cristian Moreschi, vecino de la ciudad y periodista de Cadena 3, llegaron a Roma para visitar al Papa Francisco y entregarle más de 60 mil cartas en papel y 7 mil digitales, en las que miles de niños de distintos puntos de la Argentina expresaron sus sueños.

«Fue una de las cosas más impactantes de mi vida profesional y personal. Sabía del viaje desde principio de año y bueno cuando se acerca la fecha uno duda y se pregunta: ¿Realmente voy a conocer al Papa Francisco? y el jueves se dio el encuentro y como católico y hombre de fe, que admira y ve a Francisco como figura, cuando lo tuvimos frente nuestro fue muy fuerte e impactante», relató un emocionado Moreschi desde el Vaticano en comunicación telefónica con el programa “Que no se te escape”, que diariamente conduce Martín Simoni en el aire deRadio Tortuga 102.7.

-¿Cómo surgió la iniciativa?

-Esto se dio porque está enmarcado dentro del Cruce por la Educación Argentina y hace ya cuatro años que se viene realizando. Son cinco amigos, ex jugadores de rugby del Córdoba Atletic y compañeros de secundaria que desde que se recibieron en 1988 comen un asado todos los jueves. Pasó que una vez a uno de los integrantes le habían robado y se armó una discusión. Había posturas desde las más duras a las más contemplativas, hasta que uno dijo “lo que está fallando es el tema de la educación» y todos convergieron en que había que trabajar por la educación. Entonces plantearon que siempre le hacemos el pedido al Estado y se preguntaron qué hacían ellos por la educación. De ahí surgió la idea de hacer algo diferente, ir pedaleando, uniendo ciudades para demostrar el esfuerzo que hay que hacer para conseguir las cosas y que los sueños pueden realizarse si uno lo toma de esa manera. El primer cruce fue muy pequeño, llegaron en bicicleta hasta la casa natal de Sarmiento en San Juan y llevaron 900 cartas, en aquel momento una enormidad. Ahora le llevaron al Papa Francisco casi 60 mil en papel y 7 mil cartas en digital, las que enviaron a través de la web.

-¿Qué dijo el Papa de la cantidad de cartas que llevaron?

De todas las cartas que llegan al Vaticano no se tira ninguna, son clasificadas por los archiveros del Vaticano. Vino el jefe, vio las cajas y acercaron un montacargas, donde las cargaron y las llevaron. Pero el Papa nos dijo que «todas las cartas que un niño escribe al Vaticano no se tiran. Se archivan, se clasifican y se guardan. Se le da un valor muy especial».

-¿Cómo fue el momento a la hora de entrevistarlo?

Francisco es un tipo simple, calmo, un hombre pausado, afable, que da lugar para una broma. Conversé con él y ese día durante la mañana estuve concentrado. Estábamos parando en un convento, me había puesto a escuchar música. No quería hablar con nadie. Como periodista te preguntás ¿Cómo hacés para conseguir esa entrevista sin violentar el protocolo, las normas? Tuvimos la ventaja de tener una audiencia privada con él.

Nos recibió en su casa, en la Iglesia de Santa Marta. Estuvimos 25 minutos y nos hicieron pasar a un salón muy lindo, con ocho sillones en círculo, y sin querer quedé al lado de la cabecera. El Papa entró y se sentó al lado de los chicos. Cuando ingresó, fue increíble, emocionante. Nos saludó, buscó unos rosarios bendecidos y nos regaló uno a cada uno.

La idea era que hablaran los integrantes de la cruzada, no era para lucimiento personal. Y necesitábamos que saliera por la radio que les diera un mensaje a los chicos. No te dejan entrar con cámaras, pero él autorizó que le devolvieran la cámara a nuestro camarógrafo.

Juanjo me presentó y le conté que yo había sido una de las voces de la beatificación de Brochero y le dije: soy hincha del Ciclón, Su Santidad. “Después de ser cristiano es el valor más importante”, me respondió. Y ahí nos aflojamos un poco, porque es fuerte.

Los ciclistas le contaron la idea de los sueños, porque le dijimos que para hacer este cruce había colaborado mucha gente, desde la Nación y la Provincia.  Todos nos habían ayudado. Y dijo “qué importante que tomemos las cosas que nos unen, lo positivo”. También hizo hincapié en los sueños, en que hay que hacer cosas lindas, trabajar, volver a ser niños, que los niños tienen la sonrisa intacta. Habló de la esclavitud, de niños en esa situación de formas modernas de la esclavitud, pero el hombre se sentía en paz, se acomodó al sillón y hablaba bajito, y no hablaba desde arriba.

-¿El Cruce terminó?

-Esto ya ha finalizado, el momento cumbre fue el jueves. Desde agosto salimos de Cura Brochero, pasamos por España, Francia e Italia. No fue fácil pero lo hemos pasado muy bien. Estamos un día más en Roma y ya volvemos a Argentina. Particularmente me quedo en España una semana más por cuestiones personales y el 30 estoy en Alta Gracia.

-¿Qué significó esta experiencia?

 

Estar en el Vaticano es importante, un lugar que no conocía, la historia que tiene Roma. Es una de las capitales más importantes del mundo y la posibilidad de haber entrevistado al Papa también fue importante.

El Papa pidió a los creyentes que recen por él y yo he ido a representar a aquellos que me pidieron que le dé un mensaje a Francisco y les digo que ellos estaban ahí conmigo.

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