La biblioteca del Refugio Libertad lleva el nombre de la ex presa política Margarita Zeniquel

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El Refugio Libertad homenajeó el sábado 8 de abril a la ex presa política altagraciense Margarita Zeniquel, bautizando con su nombre a la flamante biblioteca popular. «Este lugar de tanto sufrimiento, de tantas tristezas, de tantos temores, hoy es vida y brinda vida», dijo la homenajeada, haciendo referencia a la resignificación cultural y productiva que se está haciendo en el ex Grupo de Artillería 141, que supo ser en la dictadura un centro clandestino de detención.

El evento desarrollado en el predio, ubicado a la vera de la ruta E-56, entre Villa San Isidro y José de La Quintana, contó con la participación de las escritoras María Teresa Andruetto y Eugenia Almeida, y el periodista Alexis Oliva, quienes dialogaron con los presentes, a través de la mediación de María Nahal; Nicolás Rigoni, Adriana Desanzo y Ana Orozco en lecturas y la música de Genaro Garbarino.

Al momento de descubrir el portal de ingreso a la biblioteca y el nombre con el que sería bautizado, el periodista e integrante del Refugio Libertad, Adrián Camerano, brevemente introdujo, aludiendo a la homenajeada como «una de las primeras personas que entrevisté, que me abrió su casa y prestó su testimonio» cuando años atrás iniciaba un proceso de investigación para intentar despojar del olvido al Grupo de Artillería 141, como eslabón del terrorismo de Estado en la provincia de Córdoba.

El descubrimiento del nombre de la biblioteca generó un encendido aplauso de los presentes y la emoción de Margarita Zeniquel, ex presa política y testimoniante en juicios por crímenes de lesa humanidad, actual integrante del Colectivo Paravachasca por la Memoria que, entre otras actividades, organiza la marcha de cada 24 de marzo en Alta Gracia.

Desde este espacio, compañeras de Margarita leyeron un documento, del que se comparten algunos párrafos a continuación:

«Las palabras nos permiten conocer que a este sitio el mismo 24 de marzo de 1976 trajeron detenida con su pequeño hijo de 40 días a nuestra compañera del Colectivo Paravachasca por la Memoria Margarita Zeniquel, nuestra querida ‘Marga’. Desde que la conocemos, su palaba certera y amorosa y su lucha han estado sacando las cosas del olvido para ponerlas en el tiempo una y otra vez, marchando incansable por las calles de la ciudad del no me acuerdo y del algo habrán hecho, dando testimonio, haciendo docencia y escuchando siempre.

Margarita trabajaba como enfermera en el Policlínico Ferroviario de Alta Gracia y aunque buscaban a su compañero, la arrebataron por primera vez de su casa en la calle Dálinger al 374. Primero fue a la comisaría local, después pasó por este cuerpo de Artillería, después por el Comando del Tercer Cuerpo, donde la tuvieron aterrorizada con su hijo frente a simulaciones de fusilamiento.

Su otro destino fue la cárcel común del Buen Pastor. Dos meses estuvo presa ahí con su bebé. Estaban ensañados y a poco más de un año, el 26 de julio de 1977, a las dos de la madrugada, una patota de civiles armados llegó a la casa de Avenida del Libertador 1159 y esa vez también detuvieron a Sara, su suegra. Las llevaron primero a Campo La Ribera y después a la Unidad Penitenciaria número 1 de Córdoba.

La dictadura también tenía el objetivo del aniquilamiento de familias enteras.

Estas también fueron y son palabras: plan sistemático, enemigo interno, aniquilación, tortura y horror. Pero también lo son desaparecidos, presos y presas políticas, resistencias, luchas, memorias, sobrevivientes. Las cosas por su nombre. Palabras para resignificar los espacios y que vuelvan al pueblo.

Marga, compañera querida, a 47 años de aquel tiempo en el que quisieron silenciarte junto a tantas miles de voces, este Colectivo al que siempre abrazaste te abraza y celebra que esta biblioteca y refugio cultural nos ayuden a alimentar la esperanza y se transforme en un espacio pleno de vida, llamándose Margarita».

Emocionada, Margarita Zeniquel agradeció el reconocimiento junto a miembros de su familia, entre quienes se encontraba su hijo Alfredo, aquel que siendo bebé fue secuestrado junto a ella por el terrorismo de Estado. «Este lugar de tanto sufrimiento, de tantas tristezas, de tantos temores, hoy es vida y brinda vida», destacó brevemente sobre el trabajo que viene desarrollando el Refugio Libertad, y concluyó: «Por todas las cosas que se están gestando y por este espacio recuperado, muchísimas gracias».

REGISTRO PERIODÍSTICO Y FOTOGRÁFICO: QUIMEY BAREIRO

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