En la antesala de una nueva conmemoración del «Día del Respeto a la Diversidad Cultural», en el programa «Tarde para Tirar la Toalla» se entrevistó a Carolina Álvarez Ávila, antropóloga y comunicadora social, docente e investigadora del Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR-CONICET); para indagar sobre lo que significó dejar de celebrar el 12 de Octubre como “Día de la Raza” y cuál es la situación actual de los pueblos originarios en nuestro país.
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«El ‘Día de la Raza’ fue una idea impuesta desde España para tratar de llegar a una efeméride común en Iberoamérica», introdujo la profesional, para dar cuenta del origen de aquella conmemoración que reducía la conquista del continente a un armonioso encuentro intercultural. Fue en 2010 cuando se la reconvirtió a la efeméride en el «Día del Respeto a la Diversidad Cultural».
Mencionó Álvarez Ávila como antecedente a la Reforma Constitucional de 1994, en la que se reconoció la preexistencia de los pueblos originarios. «Eso dio lugar a una serie de normativas y leyes para defender el derecho indígena», indicó, aunque analizó críticamente que tales discursos sociales son aún insuficientes. «Es un diagnóstico necesario, más en nuestro país, que a diferencia de otros, siempre se pensó como más blanco y europeo que sus vecinos», destacó. Pero subrayó que hay que trabajar «por cambiar las asimetrías y las desigualdades históricas que los pueblos indígenas y afrodescendientes siguen sufriendo».
Y completó: «En Argentina tenemos una historia de violencia y planes de genocidio, con una serie de hechos históricos de anexión de pueblos patagónicos y del norte de la Argentina, como La Conquista del Desierto y la Masacre de Napalpí. Hasta hoy reverberan en nuestros pueblos originarios estos dolores, estos despojos y este exterminio. Es necesario hacer historia cuando uno celebra una efeméride como ésta. Y hacer un diagnóstico acerca de si visibilizar esa diversidad es suficiente. Si bien ha sido renombrada la efeméride, los pueblos originarios en Argentina festejan el 11 de Octubre como último día de libertad de los pueblos originarios de toda Abya Yala (América Latina). De unos años a esta parte, hay miles de actividades de contrafestejos para marcar una lectura a contrapelo de la efeméride».
RADIO TORTUGA (RT): ¿Qué detonó en el cambio de mirada que dio lugar al Día del Respeto a la Diversidad Cultural?
CAROLINA ÁLVAREZA ÁVILA (CAA): Siempre son multicausales estos cambios, porque son procesos de larga duración; no se dan de un día para el otro. En todo el continente, los Estados nacionales, para conformarse e independizarse de sus metrópolis coloniales, tuvieron que construir una idea de identidad. En ella, lo nacional se fue tomando selectivamente e invisibilizando y silenciando a la población que existía en sus territorios. En nuestro caso, si bien se habló desde la Generación del ’80 del crisol de razas, se impuso la idea de una Argentina blanca y europea. Los indígenas no tenían ningún lugar en la idea de Nación Argentina. En todos los países del continente, la idea monocultural, con una sola etnia, fue resquebrajándose a fuerza de una globalización muy grande y la cultura como recurso. Hay un montón de fenómenos que se fueron dando, como la neoliberalización de los Estados nacionales, donde los estados de bienestar empezaron a retraerse y dar más lugar al mercado. Todo ese proceso fue decantando en asumir que las poblaciones, los habitantes de esos territorios nacionales nunca habían dejado de ser diversos. Esto devino en las reformas de las constituciones de Bolivia y Ecuador que los reconocen como Estados Plurinacionales. En Argentina todavía estamos lejos de reconocer, como lo hacen otros países, la presencia afroargentina o afrodescendiente. Hay un cambio de mayor sensibilidad para los pueblos originarios, no así de los afrodescendientes.
EL NECESARIO DEBATE POR EL TERRITORIO
RT: ¿Qué pasa con las demandas más materiales de los pueblos originarios; las que tienen que ver con la tierra y con la vida digna?
CAA: Falta agregar que estos cambios fueron producto de la intensa e inclaudicable lucha de diferentes colectivos indígenas, afrodescendientes. No habría habido esta visibilización y estos cambios en las leyes sin que hubiera existido esta persistente lucha. Esas organizaciones y esos pueblos siguen demandando cambios estructurales en sus cotidianeidades, en sus derechos. Por un lado está el reconocimiento del multiculturalismo del que hablan muchos autores y que reconoce ciertos derechos culturales, pero sin atender las asimetrías; y por otro lado está la lucha de estos colectivos que reclaman profundizar esos cambios para atender las demandas históricas. Entre ellas, las del territorio. A lo largo y a lo ancho de la Argentina, lo más acuciante es el tema territorial. En la Patagonia lo vemos reflejado con la forma maniquea y prejuiciosa con la que los medios de comunicación nacionales cubren los conflictos.
Respecto a la Provincia de Córdoba en particular, Álvarez Ávila subrayó que en la actualidad existen «más de 30 comunidades Comechingón, Sanavirón y Ranquel a lo largo de toda la provincia«. Basada en los más recientes eventos y documentos vertidos por éstos, la investigadora afirma que la demanda principal de estas comunidades «tiene que ver con la protección del territorio».
Explica: «La mayoría de los pueblos originarios sufre en la actualidad no tener sus territorios ancestrales y no tener los títulos de tierra para tener cierta tangibilidad. Sufren muchísimos embates contra los mismos territorios por parte de los Estados nacionales, provinciales y municipales; a manos de empresas privadas, particulares, terratenientes«. Y remarca: «Hay una fragilidad en cómo se concibe lo territorial».
Puntualiza Álvarez Ávila que en particular, «Córdoba no tiene ninguna legislación en torno a lo territorial». Precisa que existe la Ley Nacional 26160, de «Relevamiento Territorial de Comunidades Indígenas», que detiene desalojos y todo tipo de actos de despojo de pueblos originarios y promueve relevamientos por parte del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas. «Hay provincias que han hecho relevamientos en el marco de esta Ley, Córdoba no ha realizado ninguno», sentencia. Apunta que «sí hay en Córdoba desde 2015 una ley que reconoce a los pueblos originarios, pero desde esa creación a esta parte no se observan ampliaciones a derechos ni se observa la voluntad política a escuchar los problemas de los que hablan los interlocutores indígenas; y eso es preocupante».
EL DESAFÍO DE LA DESCOLONIZACIÓN
RT: Hacia adelante, ¿por dónde hay que avanzar desde lo simbólico y lo material para que este cambio de nombre en la efeméride cobre mayor fuerza y colabore con impartir justicia respecto de esta condena histórica de tantos siglos con los pueblos originarios?
CAA: A nivel nacional hay mucho por hacer, si bien hay cambios de legislación. Con la efeméride, hay un reconocimiento, hay mayor presencia, a veces exotizada de los pueblos originarios o esencialista; o unida al turismo y la cuestión cultural. Pero es necesario atender a lo material, a las condiciones de vida de estas comunidades que no fueron incluidas en la identidad nacional hegemónica. Hay que apoyar esas luchas desde los medios de comunicación, desde la universidad pública y los sistemas de investigación científica, en nuestros proyectos de extensión universitaria. También hoy hay otros colectivos que están apoyando la lucha originaria, como los ambientalistas. Sobre todo en Córdoba, las organizaciones que luchan para defender el bosque nativo son aliadas estratégicas para ciertas luchas de los pueblos originarios. Hay que hacer cumplir la Ley. Hay un montón de normativas que no sólo reconocen la diversidad, sino que estipulan y obligan a la consulta libre, previa e informada para cualquier actividad o proyecto o iniciativa que de alguna manera los vaya a afectar. Eso no siempre se cumple. La Ley de Emergencia Territorial se está prorrogando por cuatro años. Es una ley de 2016 y estamos lejos de que los relevamientos previstos sean llevados a cabo.
Álvarez Ávila exteriorizó que desde la Universidad Nacional de Córdoba se viene pensando en un proyecto de Ley para, al igual que como la Ley Micaela impone capacitación para todos los agentes estatales en materia de género; se obligue a los empleados públicos a formarse en cuestiones alusivas al derecho indígena. «El Estado tiene una gran responsabilidad en contestar y atender las demandas; y tener una mirada distinta es también una responsabilidad de toda la sociedad», esgrimió.
Finalmente, consideró que tanto los pueblos originarios como los afrodescendientes enseñan a revisar críticamente el proceso de conquista y colonización que reverbera en la actualidad: «Es un aprendizaje muy caro; es importante repensar todos y todas qué significó la colonización. Los pueblos originarios hablan de Abya Yala y no de América Latina, que es un nombre impuesto». E invitó a la comunidad a repensar desde esta configuración originaria la política, la naturaleza y todas las herencias coloniales vigentes en la manera de relacionarse que quedaron marcadas por la mirada eurooccidental.
FOTO: RAÚL FERRARI (TÉLAM)