La Voz del Interior, estandarte gráfico del Grupo Clarín en Córdoba, despidió al periodista Emanuel Rodríguez luego de 9 años y medio de servicio por motivos ideológicos.
En diálogo con Radio Tortuga, el comunicador, que usualmente escribía en la sección de cultura de La Voz expresó que le redujeron unilateralmente su salario en un 66 por ciento y que cuando pidió explicaciones a sus editores le confirmaron que el motivo eran su posicionamiento político.
“No soy un ingenuo, obviamente que estaba al tanto de dónde estaba trabajando. Era una opción política estar ahí. Me parecía importante sostener desde adentro y con la posibilidad de publicar notas todas las semanas, una posición crítica y transmitir otro tipo de contenidos”, explicó Rodríguez en el aire de Radio Tortuga.
“Veía venir que algo así podía pasar porque no es una empresa que se caracterice por el respeto a la libertad de expresión”, señaló el periodista que además tiene su espacio en el multimedios universitario de los SRT.
-¿Qué rol tenía dentro del periódico?
– Siempre, por cuestione políticas, ocupé los escalafones más bajos. Si bien fui formado para en algún momento reemplazar a los editores, a partir de 2008 con toda la revolución política de la 125 esa posibilidad se me coartó. Explícitamente me dijeron que nunca iba a poder avanzar en el diario por esas diferencias. Y bueno, mantuve el puesto porque no quería regalarle todos estos años de trabajo.
-¿Cómo es La Voz del Interior desde adentro?
– Es un medio que ya no es tan leído como antes. Me parece que este tipo de reacciones son las de una empresa que advierte su decadencia. Son respuestas bastante débiles por parte de un diario que no vende lo que vendía hace 10 años, ni marca la agenda política de la manera que la marcaba antes. Hasta el año 2000 manejaba el discurso de la doble campana que respetaba esa tradición conservadora de Córdoba pero que también tenía una posición anti clerical, progresista y que se ilustraba sobretodo hasta 2008, poniendo por ejemplo a Fantini y a Lacolla. Pero todo esto terminó sepultado bajo un absurdo discurso único, más clarinista que Clarín, desde que despidieron a Lacolla. Leo todo esto como un intento un poco desesperado de recuperar algo del poder que han perdido, de intentar mostrar cierta cohesión y no mostrar grietas porque se están hundiendo.