«Memoria Afro»: una nueva caminata taller recorrerá el trazado de la acequia jesuítica

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El jueves 7 de noviembre, desde las 16.45, se llevará adelante un recorrido performático participativo, remontando el trazado de la acequia jesuítica que alimenta al Tajamar. El punto de encuentro es la unión de los arroyos, en el Parque García Lorca. Como cada año, la actividad es organizada por el Colectivo 8 de Noviembre, que coordina la artista Hilda Zagaglia.

El evento está pensado como una caminata – taller y es acompañado por la Cooperativa de Obras Sanitarias Alta Gracia (Cosag), el Museo de la Estancia Jesuítica y Casa del Virrey Liniers, el Grupo Córdoba Ruta del Esclavo y la Municipalidad de Alta Gracia.

La actividad se enmarca en intervenciones colectivas urbanas que se vienen realizando en la ciudad desde 2014, con motivo de la celebración del Día Nacional de las y los Afroargentinos y de la Cultura Afro (8 de noviembre), en conmemoración del fallecimiento de María Remedios del Valle, una mujer afrodescendiente que luchó por la independencia de América.

La caminata – taller está destinada al personal de los museos de la ciudad, docentes y estudiantes, la Escuela de Turismo, artistas y el público en general. «Se propone con la mirada enfocada en abordar a los museos como espacios complejos a cielo abierto«, indicó Zagaglia, quien subrayó que «las actividades pretenden reflexionar y enriquecer la mirada sobre los modos de vida y trabajo de los esclavos afros y comunidad aborigen de nuestra ciudad en siglos pasados y su legado».

«Se intenta recuperar en el imaginario a estos cuerpos ignorados, sus nombres, actividades, donde se podrá intercalar un modo de precepción entre tiempo-memoria y espacio, entre lo vivo, lo musical, lo plástico y las formas teatrales, caminando sobre los lugares que ellos trabajaron, integrando con nuestros cuerpos y sentires», agregó.

Una caminata para reparar lo olvidado

La actividad contará con dos momentos. El primero consistirá en la «Presentación del espacio Arqueológico Comechingón» en el Parque García, donde se juntan los dos arroyos. «En esta zona se presentará el período prehispánico de la historia de nuestra comarca, por ello propongo el reconocimiento in situ de los morteros de los indígenas que servían para la molienda de granos», detalló Hilda Zagaglia.

«Los objetivos culturales que se consideran para esta instancia son el acceso a los primeros usos del agua en nuestro espacio comarcal, el análisis de los vestigios y usos productivos dejados por los comechingones«, precisó y señaló que en este caso se destaca «el aprovechamiento de los bosques, de las hierbas y del agua en la conformación de la zona; el uso de las grutas, aleros, para crear el hábitat, sostenido además por la caza y la recolección del chañar, piquillín, molle y algarroba y el maíz, que es el principal alimento de América».

En este marco, adelantó que «se podrá observar y reparar lo olvidado, lo desconocido, desarrollar una mirada hacia los fragmentos del pasado, sobre lo que hoy encuentro y lo que voy aprendiendo, dando margen al descubrimiento, la experiencia ante la naturaleza, para la comprensión del legado de los hombres y mujeres que habitaron este espacio».

El segundo momento planteado es el «Recorrido Jesuita, la ingeniería del agua«, que pretende echar luz sobre la antigua acequia: «Trama efectuada para llevar el agua desde el encuentro de los dos arroyos al Tajamar«.

Este segmento de la caminata da cuenta del período hispánico va del siglo XVI al XIX en la región y que, según explica Zagaglia, «geográficamente comprende la unión de los arroyos Los Paredones y Chicamtoltina hasta su almacenamiento en el Tajamar, en el centro urbano».

Indicó la coordinadora del evento que la mayoría de la población desconoce el origen del Tajamar, pese a tenerlo presente en su vida diaria; y que también se desconoce su función productora en el desarrollo de la comarca, cuyo primer antecedente del empleo del agua se encuentra en los antiguos habitantes.

En este caso, la metodología planteada hace confluir al conocimiento con la vivencia corporal, en el cruce entre «arte – acción y vida«.

Develar la memoria oculta

«Con el objetivo de unir el recuerdo de la presencia de los esclavos en Alta Gracia, nos centramos en la apropiación y conformación de memorias y espacios en relación con la producción de la otrora Estancia Jesuítica de nuestra ciudad, conmemorando además a María Remedios del Valle, hija de esclavos y nombrada Capitana del Ejército de Belgrano, por su arrojo y valor en el campo de batalla», destacó Hilda Zagaglia respecto a este evento, que cada año genera un importante interés en la comunidad.

«Esta experiencia propone activar imágenes invisibles para reconocer aquellos sitios donde trabajaron con fines productivos, entre 270 y 300 esclavos, bajo la tutela de tres frailes. Así intentamos develar la memoria oculta en sitios y paisajes de nuestra ciudad, que muchas veces recorremos sin percibir las huellas de aquellos hacedores», agregó.

Asimismo, destacó que «estos regadíos de producción, implican una tecnología, un hacer, un espacio que se hace labor» y que «cada ladrillo, piedra, teja, fue hecho y colocada por mano de obra esclava». Para concluir, enfáticamente: «Aquí producían, sentían, vivían familias esclavizadas, cuyo lugar de hábitat destinado, es la manzana donde hoy funciona la Escuela Manuel Solares«.

En ese marco, refuerza Hilda Zagaglia que «estas tierras fueron destinadas a la producción de alimentos, por el aporte y la capacidad transformadora del agua» y que «repensar el pasado histórico y la participación de los afro-esclavizados nos permitirá renovar nuestra memoria y echar una mirada sobre el presente, problematizando cómo el cuerpo esclavizado ingresa en las lógicas productivas del ‘nuevo mundo’«.

En una reflexión desde el presente, plantea que «como país atravesamos preocupaciones identitarias» y que los cuerpos esclavizados, a lo largo de la historia trabajaron arrancados de sus tierras, dolorosamente, y sufrieron discriminación, sometimiento, ignorancia y silencio.

Con tono poético, concluye la artista que «al pasar por el ritual del agua, festejamos la sanación del olvido y la recuperación de la memoria«.

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