Miembros de la Mesa por el Agua y el Ambiente (Maya), Fundeps y la investigadora Alicia Barchuk se reunieron en las oficinas de Maestranza con el secretario de Infraestructura Urbana y Ambiente, Maximiliano Caminada, y la directora de Ambiente, Gabriela Lavilla, para conversar sobre la problemática del agua.
El pasado miércoles 10 de julio, organizaciones civiles ambientales se sentaron a la mesa con las autoridades municipales del área de ambiente con la intención de acercar posiciones respecto a la creciente preocupación por la escasez de agua. La reunión se llevó a cabo en las oficinas de Maestranza de la ciudad, desde donde Maximiliano Caminada conduce la Secretaría de Infraestructura Urbana y Ambiente.
La oficina se asemeja a un cuartel de operaciones: de un lado de la pared, un gran mapa de la ciudad con los sectores demarcados; del otro lado, una pizarra esquemática con todas las actividades y su cronología; y al centro, una mesa rectangular donde Caminada se sienta junto a la directora de Ambiente, Gabriela Lavilla. La mesa la completan Fabiana Marbian y Laura Valdemarca de Maya, la abogada María Laura Carrizo de Fundeps y la investigadora Alicia Barchuk.
Esta reunión reviste importancia porque, luego de siete pedidos de informes por parte de las organizaciones ambientales, es la primera vez que la Municipalidad las invita a conversar. Los motivos tienen lecturas diversas: por un lado, la secretaría propuso la reunión como una respuesta al último informe presentado por Maya y Fundeps, basado en la investigación realizada por Alicia Barchuk, que revela que la cuenca del arroyo de Alta Gracia (misma cuenca del río Anisacate) se encamina hacia una “desertificación”.
Por otro lado, Caminada intenta mostrar iniciativa política ante una problemática que amenaza con ser un problema serio para la gestión en los próximos años y un intento por hacer pie en la percepción de su cartera, que no ha mostrado los mejores resultados y comienza a generar descontento en las oficinas del ejecutivo. En menos de un año, la Secretaría parece haber estancado todas sus iniciativas, luego de haber sido un pilar fuerte de la gestión.
Las problemáticas en el centro de la mesa: ¿modificaciones al POUT?
La investigación de Alicia Barchuk señala que las cuencas que alimentan a la ciudad se encuentran en un proceso de desertificación. Entre los motivos principales está el acelerado proceso de urbanización, que, según la investigadora, se extiende “como ameba” sobre los bosques nativos. “Solo queda un 22% de bosque y se necesita como mínimo un 40% para que el ciclo del agua se desarrolle efectivamente”, señala el informe.
Esta problemática puso sobre la mesa el tema del desarrollo urbanístico. Las organizaciones ambientales señalaron las constantes excepciones y omisiones que se realizan en torno al Plan de Ordenamiento Urbano y Territorial (POUT) de la ciudad, que permiten el avance de construcciones en zonas protegidas. En este punto, Caminada coincidió “plenamente” y sugirió que si se llevan adelante tantas omisiones, significa que “hay que modificar el POUT”.
Sin embargo, esta advertencia es, por el momento, inmaterial. La modificación del POUT constituye una tarea titánica y el oficialismo ya mostró desinterés al obviar la propuesta de modificarlo durante todo el año pasado, hecha por el entonces concejal Marcelo Jean. Las organizaciones, por su lado, sostienen una pregunta más importante: ¿Cuál es el plan de ciudad que tiene en mente la gestión municipal?
Respuesta y conclusiones
Si bien la reunión giró en torno al agotamiento de las cuencas y las posibles iniciativas para apaciguar su deterioro, la municipalidad finalmente dio respuesta a dos hechos particulares cuya información las organizaciones venían solicitando: el primero tiene que ver con un acueducto de iniciativa privada para tomar agua en crudo y transportarla a una planta potabilizadora que se ubicaría dentro del Potrerillo de Larreta. El segundo se refiere a permisos y excepciones para el desarrollo urbanístico en ciertas zonas protegidas, como el área colindante al country de Potrerillo.
Respecto al acueducto, Caminada expresó que la obra fue detenida en cuanto se conoció el expediente y que los caños nunca se acercaron a Potrerillo. El secretario además dijo desconocer que el country haya buscado instalar una planta potabilizadora de agua, aunque el proyecto figura en el expediente.
En cuanto al desmonte en la zona colindante a Potrerillo de Larreta, la municipalidad señala que en la Secretaría de Ambiente no hay ningún proyecto presentado para llevar adelante algún tipo de desarrollo urbano. Sin embargo, las organizaciones sostienen que la zona presenta movimientos de desmonte y apertura de caminos.
Los funcionarios alegaron que remitieron sus consultas a los emprendimientos privados del Potrerillo de Larreta y Estancia Santa Marta S.A.; estos últimos hicieron declaraciones juradas en enero de 2023 y febrero de 2024 para realizar picadas perimetrales para prevenir riesgos de incendios. De ser así, Barchuk señala que la ley de manejo del fuego prohíbe realizar picadas perimetrales y, sobre todo, el uso de maquinaria pesada.
Caminada finalmente se comprometió a que el área realizaría un informe más exhaustivo respecto de la situación. Además, asumió la responsabilidad de convocar a la Administración Provincial de Recursos Hídricos (APRHI) a una reunión junto con las organizaciones civiles ambientales del Valle de Paravachasca para informar sobre el estado de las cuencas.
La relación de las organizaciones ambientales con el ente a cargo de manejar los cursos de agua no es la mejor. “Tuvimos un encuentro con un integrante del APRHI que trajo un power point con un mapa donde están instaladas todas las centrales de monitoreo que tienen, y que evidentemente no funcionaron porque el río estuvo por debajo de sus límites históricos y nadie se dio cuenta”, señaló Fabiana Marbian. Sin embargo, la municipalidad no contempla un escenario sin el organismo sentado a la mesa.
Esta insistencia por parte del estado municipal es conocida, ya que el municipio no cuenta con herramientas ante un tema cuya competencia recae sobre la provincia. Ante este escenario, las organizaciones no hablaron de herramientas sino de voluntad política, ante una secretaría cuya visión respecto a la problemática solo está puesta en el consumo.
Si bien es cierto que el consumo por persona en Alta Gracia está muy por encima del promedio, el número estadístico no puede separarse de otros factores mucho más insidiosos. La sequía de la cuenca y del arroyo de la ciudad no son solo efecto de “regar los árboles y descuidar el agua en épocas de sequía”, como sostuvo la directora de Ambiente Lavilla, sino que encuentra fundamentos mucho más profundos en los procesos de administración y control del recurso, y el despliegue urbano territorial. El consumo excesivo del riego de canchas de golf en la ciudad no puede relativizarse del promedio, mucho menos ante las investigaciones de su impacto.
Lo que se abre es un nuevo capítulo frente al cual las organizaciones ambientales miran con un ojo de entusiasmo pero con el otro desconfían. Laura Valdemarca, integrante de Maya, señala que si bien la reunión “fue muy buena”, espera que el gobierno municipal cumpla con su palabra: “Nosotros la vez pasada confiamos en la intendencia en cuanto a la conformación de la comisión evaluadora de arroyos y cuencas, y fuimos defraudados. Esperamos que esta vez el gobierno municipal cumpla con lo prometido porque es algo que interesa a toda la comunidad”.