Por Marcelo Riol. Con diez años de vida, la experiencia social y colectiva de la Orquesta Serrana Riooir se encuentra en peligro. Al igual que el Programa Social “Andrés Chazarreta”, corre peligro de desaparecer por el cruel desfinanciamiento, que lleva adelante el Gobierno de Javier Milei.
La orquesta está por comenzar un nuevo ensayo. En el salón de la Escuela de la localidad de Golpe de Agua, los niños se acomodan con los instrumentos. Ernesto es, además de los profesores, el único adulto del grupo. Cuando llega a su lugar, pliega el bastón blanco y lo guarda en su mochila. Guiado por Vera de nueve años y por Luis de once, Ernesto corrige los golpes sobre el cajón peruano. Los tres sonríen. Ni su edad, ni la ceguera que le llegó de grande, impiden que la percusión ensamble con el resto de la orquesta y allí se produzca la magia.
Esta anécdota, sencilla, cotidiana, contada en tiempos libertarios, cobra una mayor dimensión. Funciona como respuesta simple, didáctica y categórica frente a cualquier justificación sobre los recortes presupuestarios a la cultura.
La Orquesta Serrana Riooir se inició en 2014, por impulso de los músicos Susana Freisz, José Luis Aguirre, Anibal Martinoli y César Mora, entre otros, —apoyados por el área educativa del Museo Nacional de La Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers—. Recorrieron durante un año pequeñas localidades del Valle de Calamuchita convocando a niños y jóvenes de la región a integrar una orquesta que hiciera canciones propias de su geografía y de sus vivencias. En 2015 ingresaron al Programa Social “Andrés Chazarreta”, que pertenecía al Ministerio de Cultura de La Nación, hoy degradado a Secretaría. A partir de ser parte de esa política pública creada en 2005, la orquesta pudo crecer y tener instrumentos propios, que hasta ese momento sólo llegaban por préstamos de generosos músicos que acompañaban el proyecto. Después de la pandemia se instalaron en la Comuna de La Serranita donde funcionan hasta hoy.
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Foto: gentileza