«Nada vale, todo cuesta» se llama el flamante compendio de cuatro veloces canciones que lanzó la banda punk de Paravachasca «Pankrioyo y los Repartidores» el miércoles 24 de enero, a través de la plataforma YouTube. Consultado por este Portal, Martín Leguizamón, cantante y guitarrista de la banda, dio cuenta del camino que vienen recorriendo con una particular propuesta de punk serrano, que se hace oír.
«La banda se armó en 2017, en pleno macrismo. Pensábamos que faltaba ruido, que faltaba otro tipo de música, de sonido, para decir las cosas y comunicarse. Estaba todo muy planchado, muy quieto, muy melodioso. Faltaban letras, no sé si de choque pero sí con rebeldía para mostrar las cosas que sucedían en la zona, en el Valle. El Dami (Damián Mendoza), que era nuestro batero, propuso armar una banda punk, a lo cual Yeicop, el bajista, respondió que sí. Se cruzaron conmigo en una marcha, me propusieron y también dije que sí, al toque».
Con esa formación y Orly Brandoni en segunda guitarra, a fines de 2021 grabaron las canciones del EP en la sala «El Barco», del Valle de Anisacate, donde ensayan. En la actualidad, hubo un cambio en la batería y se incorporó Ale Maita. Además, el «Tati» se sumó con «voces, armónica y sonidos extrasensoriales», según precisa Leguizamón.
«Me escabio todo el día», «Adolescencia», «Todo mal» y «29» son las cuatro canciones que integran el mini álbum.
El sonido de «Pankrioyo y los Repartidores» hace leal honor al mejor sonido punk de los años ’80 / ’90, incorporando en la temática de las líricas una mirada adulta sobre los conflictos sociales y políticos, desde una perspectiva urbano – serrana, y retomando poéticas antirrepresivas, propias del género.
PORTAL TORTUGA (PT): ¿Cómo surgió la idea de grabar?
MARTÍN LEGUIZAMÓN (ML): Surgió hace tres años… Veníamos con inquietudes y con un repertorio de veintipico temas, ya ensayados. Salíamos a tocar poco. Entonces decidimos grabar y, por una cosa o por otra, la salida del EP se retrasó hasta ahora, que se aunaron fuerzas, vinieron energías nuevas y se pechó para subirlo a las redes. En un mes calculamos subirlo a Spotify y veremos a qué otras plataformas se puede subir también.
Con el material en la mano, anhela poder concretar giras por diferentes lugares. Por lo pronto, para febrero están armando una mini caravana por Mina Clavero y alrededores.
Consultado sobre la vigencia del punk, casi 50 años después de surgimiento, Leguizamón analizó que, al igual que el rock, como expresión, se renueva y resurge como manifestación de rebeldía; especialmente cuando la crisis política, institucional y económica avanza sobre las comunidades.
«Siento que en un momento el rock fue dado de baja, se lo pensó muerto. El punk está dentro de la expresión rockera y ahora vemos que hay un resurgimiento y un entendimiento de que lo nuevo no liquida a lo viejo y que el sonido rock va a estar siempre. La forma, la propuesta rock es una de las pocas que va al frente, moviliza y te despoja de todo acartonamiento y adoctrinamiento. No va a morir nunca, siempre va a seguir. Hay un resurgimiento de la rebeldía y el sonido viejo, que está volviendo. Con estas políticas que están sucediendo, es un momento para cantar y gritar. Está vigente, queda en nosotros mantenerlo en pie con buenos sonidos y buenas composiciones».
En particular, respecto de la incidencia del contexto serrano en la propuesta de «Pankioyo y los Repartidores», refirió Martín Leguizamón: «El punk de las sierras es el mismo que se hace en cualquier otro lado, pero tiene ese toque particular que le dan el río, el aire, las sierras y las problemáticas de acá. Socioambientales, políticas, económicas; las fumigaciones, los desmontes, las autovías que se hacen para facilitar el comercio de muy pocos y para seguir loteando. Las lluvias que no vienen y que cuando vienen, generan inundaciones. Son problemáticas que no se ven en otros lugares, pero tienen el mismo peso que tienen otros reclamos».
Destacó finalmente Martín Leguizamón que la grabación del EP estuvo a cargo de Juanca Moreschi y que contó «con la mirada y el oído atento y el abrazo de siempre» de Yul Borea («que hizo la veces de productor y tiró mucha data»), dos icónicos representantes de la movida rockera autogestiva de la región.