En la tarde de este viernes 8 de diciembre, una persona atacó a pedradas el frente de Radio Nacional Córdoba, en pleno centro de la capital provincial. Fue detenido el agresor. Descartan que se trate de un intento de robo. Genera preocupación este hecho amenazante hacia un medio público.
«La violencia sobre lo público, en crecimiento desde el inicio de la campaña electoral, es preocupante a horas de celebrarse los 40 años del retorno a la democracia», manifestó oficialmente la emisora.
«Hubo una vandalización del frente del auditorio de Radio Nacional Córdoba. Alguien que luego fue aprehendido por la Policía, rompió uno de los vidrios y luego huyó, por lo que desestimamos lo que podría ser un intento de robo», relató Luis Zanetti, director de la emisora, consultado por el Portal Tortuga.
«Lo que vemos es que hubo una intención de agresión. No podemos conocer los motivos que pudieran llevar a esta persona hacerlo; lo que sí está claro es que es una expresión y manifestación de violencia contra un bien del Estado, contra un medio público, contra la radio pública de Córdoba, que ocurre en un clima de violencia creciente, que la campaña electoral instaló contra el Estado y los medios públicos en particular. De modo que la preocupación es muy grande», expresó Zanetti.
Asimismo, destacó que han recibido la «solidaridad muy grande de distintas instituciones, organizaciones, gremios que han salido a repudiar este hecho».
«Tenemos la convicción de seguir defendiendo el rol de los medios públicos, aún a pesar de estas vandalizaciones de nuestros espacios que en este caso tomamos como una manifestación más de esta violencia instalada en nuestra sociedad», concluyó.
La Cooperativa de Trabajo Fábrica de Ideas, que gestiona desde Alta Gracia este Portal y también la Radio Tortuga 92.9, entre otros servicios y productos, acompaña solidariamente a la Radio Nacional Córdoba y sus trabajadoras y trabajadores, y en su nombre a todos los medios públicos, ante estos ataques que materializan al extremo agresiones, amenazas y descalificaciones que vienen recibiendo hace tiempo.
Este escenario exige especial acción y atención de los Estados responsables, no sólo en condenar estos actos y obrar en consecuencia, sino también en advertir la gravedad que implican los discursos de odio y sus inmanejables consecuencias.
