El viernes 22 de julio, por la tarde, unas 300 personas se movilizaron por la Avenida Belgrano para pedir justicia por Joaquín González, el joven de 19 años que falleció el lunes previo, en el Hospital San Roque de la ciudad de Córdoba, al que había sido trasladado con un delicado cuadro de salud tras haber sido golpeado en la madrugada del domingo en la esquina altagraciense de Avenida del Libertador y Víctor Hugo.
Familias enteras y grupos de adolescentes marcharon en un profundo silencio que se interrumpía con desgarradores gritos de justicia, redobles esporádicos de tambores y el llanto desconsolado de la madre y la abuela del joven.
La caminata arrancó en la llamada «Plaza de los Vagos«, en Avenida del Libertador esquina Alfonsín, y concluyó en Belisario Roldán y Belgrano, donde una ronda impotente gritó «Justicia» sostenidamente, como buscando volver el tiempo atrás y traer de vuelta a Joaquín González.
Por su muerte, está imputado por «homicidio simple» y detenido en la cárcel de Bouwer otro joven, Yoe Natanael Heredia, de 18 años, a quien se responsabiliza por el fatal desenlace de Joaquín González.
En un primer momento, algunas versiones referían a un golpe con un ladrillo o un pedazo de vereda. En estos días, el fiscal Alejandro Peralta Otonello, a la espera del resultado de la autopsia, recoge testimonios y analiza videos de cámaras de seguridad.
La hipótesis que se impondría es que González golpeó su cabeza en el piso al caer y sufrió convulsiones. Lo que se investiga es si esto ocurrió fruto de un cruce de golpes, si recibió una trompada traicionera por la espalda (como sugieren algunos testigos de su entorno) o si, como afirma la defensa, Heredia lo golpeó en un acto de legítima defensa.
Lo que es irreversible es el final. La vida de un joven de 19 años que no se recupera, la vida de otro de 18 que se convierte en una nueva tragedia y el dolor de dos familias, que han quedado arruinadas por la violencia.
En la previa de la marcha, frente a los medios, Marcelo González afirmó: «No hay justicia, porque justicia sería que a mi hijo me lo devuelvan y a mi hijo no me lo devuelve nadie. Agradezco a la gente que vino para que esto no quede en vano, porque como le pasó a Joaquín, le puede pasar a cualquier chico de la ciudad. No quiero que vuelva a pasar».
«No tiene que volver a pasar», enfatizó, tras referir que la multitud que llegó por la marcha evidenciaba la calidad de persona de su hijo: «Era un buen chico, cariñoso, muy bueno, con buen corazón, muchos sueños y proyectos. Los papás de él (por Yoe Natanael Heredia) lo van a poder visitar y darle un beso, pero a mí lo único que me queda es llorarlo y extrañarlo todos los días».
Y sobre la manera en que murió su hijo, concluyó: «No sé qué problema habrán tenido entre ellos, pero no se merecía terminar así. Porque él le pegó de atrás a mi hijo, no le pegó de frente. Mi hijo no tenía defensa. A lo mejor no le quiso pegar así, pero me lo mató».