La Mesa por el Agua y el Ambiente (MAYA) sacó a la calle sus demandas por la situación crítica de los arroyos de Alta Gracia, al realizar una intervención en esquinas céntricas de la ciudad. Desde la organización, destacaron que «la respuesta de los vecinos fue mayoritariamente de apoyo y acompañamiento al reclamo».
Con tres carteles con letras verdes y fondo negro que participaban a los automovilistas que se detenían en el rojo de los semáforos, con la frase «Tocá bocina si querés que aparezca el agua«, los manifestantes lograron amplificar el reclamo respecto del faltante del vital elemento en diversos sectores de la ciudad; aunque de forma más notable en el Primer Paredón.
A un costado se desplegaba mientras tanto una bandera de la organización y volantes eran repartidos entre los automovilistas.
«Consistió en lo que se conoce como una ‘semaforeada’, es decir, al momento de la detención de los vehículos ante el semáforo, se desplegaron carteles con consignas relativas a la problemática hídrica en Alta Gracia. Y en paralelo, se distribuyeron volantes informativos, a transeúntes y automovilistas», explicó Roberto Miguel, integrante de este colectivo ambiental local.
La intervención se llevó adelante este viernes 10 de marzo, entre las 19 y las 20, en la esquina de Emilio Olmos y Avenida Belgrano.
«La respuesta de los vecinos fue mayoritariamente de apoyo y de acompañamiento al reclamo. Con gentileza recibieron los volantes, e hicieron sonar sus bocinas, que era una de las consignas que propusimos», agregó Roberto Miguel, quien analizó que «se nota que el ciudadano está dolido por la ausencia de caudal en la zona del Primer Paredón, que lo ha impactado notoriamente, y lo relaciona primeramente al efecto artificial de los emprendimientos inmobiliarios de la zona. Y el alambrado del arroyo lo vive como un robo».
Sobre la problemática de la falta de agua en el arroyo y particularmente sobre las instancias que en los últimos días se vienen desarrollando en la ciudad para abordar este flagelo, reflexionó: «En lo que se refiere al agua, al caudal propiamente dicho, la situación sigue siendo preocupante. Inclusive la lluvia del pasado lunes que por algunas horas nos otorgó una vista de la zona del Primer Paredón distinta, con plenitud de agua, y que más tarde volvió a ser la del pozo de agua estancada. Eso irritó más aún, sobre todo por la manipulación artificial en el accionamiento de compuertas que se habrían realizado en la zona vedada de tránsito público; una veda ilegítima por cierto».
Y completó: «Sumado a este panorama, la ‘Comisión para la Evaluación de la Situación de los Arroyos y Cuencas de Alta Gracia’ creada por el Municipio (no exenta esta creación de una fundada polémica) virtualmente quedó en los titulares de los diarios. Se inauguró el jueves 2 de febrero, hubo sólo dos sesiones y ante los reclamos de información y convocatoria a sesión, ha habido silencio».
En este sentido, abrió un paréntesis Roberto Miguel para recordar que quien encabeza esta Comisión es nada menos que la viceintendenta de la ciudad, Cristina Roca. «Esto genera, además del dolor y la indignación por el estado hídrico, la decepción por el abandono y la conducta displicente».
Finalmente, introdujo otra arista la análisis, dada por la conformación de la Mesa por el Agua y el Ambiente que integra: «Se ha fortalecido en este tiempo, abordando nó solo el tema del caudal del arroyo, sino además el tratamiento de aguas negras y grises que también es un problemón en Alta Gracia. Y además nos proponemos trazar un camino para llegar con claridad e intensidad a visibilizar lo que se pretenden ocultar: la obra privada con un nivel de avance importante, de succión de agua del acueducto que une al río Anisacate con nuestra planta potabilizadora (esta obra privada luce como el ataque de un vampiro clavando los colmillos) con fines de expansión inmobiliaria descontrolada. Un modelo catastrófico, que aspira a reducir a la Ciudad en un reservorio de recursos para sostener a estas ciudadelas supra estatales sobre zonas de alto valor paisajístico y ambiental, zonas que debiesen ser protegidas, dicho sea de paso. El panorama, bajo esta visión del ‘desarrollo’, es oscuro. Sin embargo, no podemos ‘no hacer nada’. Estamos trabajando para revertir este escenario».