Un camino por recorrer «Intercultivando en otoño» por Eche Pearson

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En esta edición de la columna huertera de Eche Pearson para Diariotortuga.com nos invita a conocer y practicar «la permacultura». ¿Qué significa este término? ¿Cómo se aplica este saber a nuestro huerto? Si estas interesadx en meter manos a la tierra, estas palabras te van a venir bien

Las primeras veces que cultivé lo hice con lo que hoy conozco como métodos tradicionales: surcos con una única especie, con distancias entre plantas y entre surcos que sacaba de manuales.

En algún momento escuché, y luego leí, sobre asociaciones positivas entre cultivos. Y ahí arranqué con la clásica: tomate y albahaca. Luego continué con surcos de monocultivo pero con aromáticas en los extremos.

Hace ya algunos años conocí la permacultura, y desde ese entonces vengo investigando, leyendo experiencias e intentando aplicar, poco a poco, sus principios. ¿De qué se trata? Que nuestra huerta sea un ecosistema en armonía con la naturaleza; observarla e imitarla para crear así sistemas que no exploten, no contaminen y que sean sostenibles a largo plazo[1].

El intercultivo es una forma de imitar a la naturaleza, haciendo un uso eficiente del espacio a partir de asociar plantas. Porque, ¿dónde han observado, en un ecosistema no intervenido por el hombre, que un árbol o arbusto crezcan solitarios, sin otras plantas de diferentes tamaños y formas a su alrededor?

¿Qué sucede cuando asociamos cultivos?

En primer lugar, la asociación de cultivos tiene un efecto positivo muy importante sobre el suelo. Las plantas asociadas “apretadas” cubren de follaje la superficie, lo que evita que la luz solar llegue en forma directa al suelo, disminuyendo la pérdida de humedad por evaporación, evitando la compactación que produce la lluvia al impactar sobre la tierra, manteniendo la temperatura y favoreciendo el desarrollo de biodiversidad en el estrato superior. Esto último es muy importante porque favorece la actividad microbiana, con la consecuente descomposición de la materia orgánica, que queda disponible para ser absorbida por las plantas.

Es importante saber que los requerimientos de nutrientes son diferentes entre especies, y que las plantas desarrollan sistemas radicales[2] muy diversos, explorando las distintas profundidades del suelo. Entonces, tal como sucede en la naturaleza en su estado puro – sin intervención -, en nuestra huerta también hay plantas que pueden crecer, unas junto a otras, sin competir por los nutrientes o la luz solar.

Hay numerosos tipos de relaciones benéficas. Están las  plantas que se ayudan bridándose soporte o sombra, fijando nutrientes que enriquecen el suelo, repeliendo o atrayendo plagas, o estimulándose a partir de la segregación, por medio de las raíces, de sustancias específicas[3].

Esto no significa que todas las asociaciones sean favorables. Algunas plantas compiten entre sí, por el agua o por la luz, si coinciden en determinados momentos de su desarrollo; otras atraen insectos que atacan a sus vecinas, etc.

Es deseable que la propia práctica nos permita identificar qué cultivos se asocian mejor (o peor) en nuestra huerta. Pero hasta que eso suceda, existen tablas, construidas a partir de diversas experiencias, que sirven como guía para comenzar a asociar cultivos en casa.

¿Qué cultivos podemos asociar en otoño?

Frutilla, ajo y lechuga; espinaca, rabanito y arveja; acelga, zanahoria y cebolla; remolacha y achicoria; rúcula y brócoli.

Para terminar, un aspecto a resaltar de los intercultivos es la presencia de aromáticas (como el orégano, el tomillo o la albahaca) y flores (como caléndulas o zinnias) que, además de sus efectos benéficos, brindan a las huertas colores y olores que invitan a disfrutar aún más de cultivar nuestros alimentos.

¡Hasta la próxima!

Eche

Un viaje de mil millas comienza con un primer paso” (Lao Tsé)


[1] Introducción a la Permacultura (Bill Mollison) https://ecocosas.com/wp-content/uploads/Biblioteca/perma/Introduccion_a_la_Permacultura-Bill_Mollison.pdf

[2] El sistema radical refiere al conjunto de raíces raíces secundarias que emergen de la radícula (dicotiledóneas) o desde el tallo (monocotiledóneas), y cumplen una función central en la absorción de agua y nutrientes, así como en el anclaje de las plantas.

Para acceder a la columna anterior de Eche Person: Hacé click aqui: https://diariotortuga.com/2020/04/10/un-camino-para-recorrer-el-huerto-en-casa-por-eche-pearson/

https://www.intagri.com/articulos/suelos/sistema-radical-o-sistema-radicular

[3] Intercultivos, en Colección Permacultura. (Antonio Urdiales Cano).

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