El presidente de esta entidad, que nuclea a unos diez equipos de Alta Gracia y un combinado de Anisacate, en diálogo con Radio Tortuga 102.7, analizó las posibilidades que se barajan para erradicar la violencia en el fútbol infantil local. «Esto no puede seguir así», apuntó, categórico, coincidiendo con la decisión municipal de parar la pelota hasta tanto se arribe a una solución de fondo.
Este último domingo, un episodio de violencia suscitado en la cancha de Central, entre adultos vinculados a los clubes Banfield y Platense, empañó un acontecimiento deportivo y recreativo, volviendo a encender la alarma respecto de las medidas que hacen falta para que la violencia (principalmente de adultos que asisten a estos encuentros de fútbol infantil) quede definitivamente erradicada.
El martes 14 de noviembre, en una reunión en la secretaría de Gobierno municipal, autoridades comunales y dirigentes de los clubes, acordaron dejar en suspenso la continuidad de la Liga Infantil de Fútbol de Alta Gracia hasta tanto se cuente con un proyecto superador del actual, que brinde seguridad a los niños y niñas y sus familias.
Minutos después, el presidente de la entidad, José Ferrarese, brindó sus primeras impresiones a la Radio Tortuga 102.7:
– ¿Era evitable lo que ocurrió?
– No sé si era evitable o no, pero pasó algo que no debía pasar en ninguna cancha en la que la que se practican deportes con niños.
Ferrarese asumió que a los clubes se les complica mucho garantizar la seguridad en las canchas, ya que no cuentan con los recursos suficientes: «Es muy difícil trabajar con los clubes porque el nivel social es muy bajo. Los clubes la van peleando día a día con el buffett, con alguna rifa, con algún evento para recaudar fondos, comprar ropa a los chicos, algunos fútbol, para tener las canchas en condiciones. Hacer un proyecto para ver cómo se puede seguir con todo esto, nos va a llevar un tiempo. No podemos solventar los gastos de servicio de seguridad que nos están solicitando».
Respecto a la propuesta realizada por la Municipalidad de que se concentre la actividad de cada fecha en una o dos canchas, durante los fines de semana; en primera instancia, durante la reunión, los dirigentes hicieron cuentas y manifestaron que no alcanza el tiempo para que todos puedan jugar. Ferrarese se mostró cauto: «Por el momento, vamos a parar la pelota y ver qué medidas tenemos que tomar nosotros; no vamos a poner en riesgo la vida de nadie por algunos desacatados».
Y acto seguido, reflexionó que «siempre los que pierden, son los chicos, por peleas de grandes, por enojos de los adultos». Ferrarese analizó que «la sociedad está mal» y que de alguna manera, ese malestar se traslada a las canchas de fútbol infantil. Más se mostró firme al plantear que «no se puede llevar los problemas a la cancha en la que están jugando sus hijos, sus nietos, sus sobrinos», ya que las familias, en lugar de divertirse, acaban pasando un mal momento y los chicos se asustan.
