Por Marcelo Riol – La música a través de un instrumento de bronce tiene una potencia particular. Una trompeta, un trombón, un bombardino o una tuba pueden sonar poderosos sin necesidad de un micrófono. Un ensamble de veinte bronces es verdaderamente conmovedor.
Así se vivió el Primer Encuentro de Bronces de Alta Gracia en el Cine Teatro Monumental Sierras, el pasado martes 29 de noviembre. El evento comenzó minutos después de las 19 y tuvo dos momentos bien marcados y atractivos por distintas razones.
El primero estuvo relacionado al trabajo que hacen Juan Ortíz y Juan Tubio, músicos y profesores del ensamble de vientos de Alta Gracia y organizadores de este primer encuentro de Bronces.
En el hermoso escenario del Cine Teatro se distribuyeron en semicírculo dieciocho músicxs, algunos novísimos y muy jóvenes estudiantes, pertenecientes a los talleres que se dictan en el Monumental. Otros de mayor experiencia integrantes del Ensamble de vientos de la Academia Manuel de Falla de la ciudad de Córdoba.
Ordenados de los más graves — tubas y bombardinos—, a los más agudos —trombones y trompetas—, el maestro Adrián Verra los condujo en un ensayo abierto, que resultó una muestra de cómo una orquesta logra un sonido homogéneo. Histriónico, pedagógico y con gran soltura, el docente y músico de la Orquesta Sinfónica de Córdoba, propuso un breve repertorio.
Con las luces del teatro encendidas pasaron pacientes primero las partes de cada partitura. Por bloques, Verra iba dando indicaciones, “aquí con mayor ataque”. Daba ejemplos apoyado con su trombón o señalando al público de las últimas filas decía, “allá tienen que escuchar, hacía allá dirijo el sonido”.
Algunos minutos después, ya con la sala a oscuras, comenzó la presentación. Primero Verra, a dúo con Gustavo Cocha, trompetista que también integra la Orquesta Sinfónica de Córdoba. Interpretaron dos obras breves, para luego tocar el repertorio completo con el ensamble. Una actuación que arrancó aplausos cálidos por parte del público.
La primera parte finalizó con la actuación de lxs niñxs que integran el Ensamble de Vientos de Alta Gracia, acompañados por sus profesores.
El otro momento fue la actuación de la Banda Sensacional Santa Cecilia. Tan contundente como festiva, esta agrupación con formato de banda de marcha que ensambla percusión y vientos, propuso un recorrido por la música latinoamericana.
Disparando dianas y llamadas, comenzaron el show sin tibiezas. Primero hicieron una selección de tinkus. Luego tocaron versiones de clásicos mexicanos. La música de la Santa Cecilia no busca tener perfección académica y su actuación transmitió la energía que tienen cuando acompañan los cuerpos de baile en las celebraciones tradicionales de la comunidad boliviana.
La parte fuerte del show fue cuando acompañaron una serie de danzas tradicionales del altiplano. Empezaron por potolos y para acompañarlos invitaron al escenario a la agrupación Fraternidad Cultural Potolos Alegres Charanguitos.
Más tarde llegaron los potentes y llamativos caporales, danza que representa de modo folclórico al mulato, que al considerarse el preferido del patrón reniega contra su raza en función de capataz, del caporal. Con las típica y llamativas vestimentas, la Santa Cecilia musicalizó los pasos de Caporales San Simón Oruro de la ciudad de Córdoba.
En el cierre fueron las diabladas, danza que simboliza la lucha del bien contra el mal y en las que son características las máscaras de los diablos, en este caso de la Agrupación Urkupacha, que aportó gran colorido a la potencia musical de la Santa Cecilia.
El primer Encuentro de Bronces de Alta Gracia además de conmovedores momentos musicales, mostró el compromiso y la pasión que sus organizadores ponen, no solo en las clases, en la transmisión de conocimientos, sino también al momento de afrontar la organización de un evento que buscó tanto incentivar a sus alumnos, como dar a conocer la tarea que llevan adelante en el taller.