La doctora en Ciencias Agropecuarias Alicia Barchuk, responsable de un estudio del «Consejo Ambiental de la Cuenca del Anisacate», que pidió una audiencia con el Ministerio de Ambiente de la Provincia para alertar sobre la crisis hídrica en la región; brindó detalles sobre el impacto ambiental de los incendios y la deforestación por el avance de la mancha urbana.
«La reunión que estamos pidiendo con las autoridades tiene por objetivo pensar en conjunto para contribuir al ordenamiento territorial y asegurarnos el agua presente y futura», expresó Barchuk, entrevistada por la Radio Tortuga 92.9.
RADIO TORTUGA (RT): ¿Cuáles son las circunstancias que contribuirían a esta crisis hídrica próxima a suceder en la Cuenca del Anisacate?
ALICIA BARCHUK (AB): Hay que fijarse en los antecedentes de cómo evolucionan las cuencas hídricas en las Sierras Chicas y en especial en el río Anisacate. Tenemos un avance desmedido de las urbanizaciones y cambios del suelo que han determinado pérdidas importantes de cobertura de bosque. Esto, acompañado de varias crisis hídricas que han sucedido en los últimos diez años, han demostrado que la cuenca no está funcionando como gran reservorio de almacenamiento de agua y está en serio riesgo la capacidad de captación de agua de almacenamiento hacia las aguas subterráneas y debilitamiento en los flujos de las aguas superficiales. En períodos inclusive de muchas lluvias, vemos que hay una descarga rápida de las cuencas. Todo eso muestra síntomas de que hay una tendencia general hacia la desertificación. La situación es crítica porque se avecina un nuevo período de sequía, con La Niña, que es un evento climático que trae más frío y menos lluvia y que puede generar deficiencia de agua en el período lluvioso de primavera y verano. La circunstancia que estamos viviendo amerita que empecemos a tomar otra idea con respecto a la gestión ambiental de la cuenca, con respecto al suministro de agua potable y generar programas para el saneamiento de los desechos de agua. Todo el camino que tenemos debe reconocer que va a haber escasez de agua y que ya hubo escasez de agua, que van a limitar la provisión para los nuevos asentamientos humanos y que la cuenca está en un proceso de desertificación y degradación ambiental. Todo eso motivó la presentación de un informe preliminar para dar una síntesis de un camino que se fue gestando desde fines del año pasado, cuando estábamos en plena crisis hídrica y todas las comunidades expresaron preocupación. En ese marco se generó el Consejo Ambiental de la Cuenca del Anisacate que se plantea la necesidad de un ordenamiento territorial para la gestión hídrica integral de la cuenca.
Alertó además Barchuk que falta información precisa para abordar seriamente esta problemática: «Existe una enorme ausencia o deficiencia en la disponibilidad de datos sobre los recursos hídricos y la disponibilidad de aguas subterráneas y la calidad de esas aguas».
Explicó Barchuk que «las crisis hídricas se pueden observar a simple vista en las aguas superficiales, que serían a partir del Dique La Toma»; pero subrayó que «las cuencas funcionan a partir de las recargas de agua subterránea, que se generan en la zona superior de la cuenca, en La Suela y San José» y que «la mayor parte del río Anisacate recarga en la parte media, que depende fuertemente de la cobertura de bosque nativo«.
Recordó la investigadora que en 2022 ya se encontraba la región en una situación extrema, con un 5% de bosque nativo, y advirtió que podría ser «más dramática» porque las aguas subterráneas almacenan el recurso, pero se observa «muy poca posibilidad de recarga por la baja cobertura y el avance de los incendios y la deforestación» y, en contraste, «alta velocidad de descarga por la poca capacidad de esponja de los suelos y las pocas raíces que permiten una filtración más profunda».
Frente a este escenario, esgrimió que «el órgano provincial responsable debería generar datos no solo para mejorar la situación y poder predecir cómo nos vamos a encontrar de cara a los próximos fenómenos, sino también para poder planificar el crecimiento«.
En este marco fue que desde el «Consejo Ambiental de la Cuenca del Anisacate» solicitó una reunión con el Ministerio de Ambiente de la Provincia «para pensar en conjunto cómo contribuir al ordenamiento territorial y asegurar el agua presente y futura», enfatizó Barchuk.
Y concluyó: «El uso del agua está siendo cada vez más reclamado y las comunas no están pudiendo proveer. Hemos tenido secuencias de inundaciones y sequías más recurrentes. Todo eso muestra un panorama para declarar la emergencia hídrica para las sierras y lanzar un programa contra la desertificación».
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