Al día siguiente de la sentencia que en la Cámara en lo Criminal de 12º Nominación de Córdoba condenó a prisión perpetua a Facundo Giménez por el femicidio de la joven anisacatense Aydée Palavecino en 2019; el programa “Que No Se Te Escape” de la Radio Tortuga 92.9 dialogó con Blanca Barreiro, abogada querellante en representación de Graciela Cortez, quien se permitió reflexionar sobre el desafío que un fallo como éste dispara socialmente para el Estado y la sociedad.
“Previo al juicio, hubo mucha preparación, mucha angustia por parte de la familia. Fue una agonía larga hasta que llegó este juicio, que debió ser el año pasado pero se postergó por la pandemia”, introdujo Barreiro, quien destacó que “la Cámara hizo un gran esfuerzo para conseguir esta fecha”. A continuación, compartió que tanto la familia de Aydée como las dos querellas quedaron satisfechos con el resultado final del juicio.
“Al igual que lo expresó el Ministerio Público Fiscal, había certezas y toda la prueba así lo indicaba”, precisó Barreiro, quien apuntó que personalmente nunca dudó de la condena que se alcanzaría, pero reconoció que en la familia de la joven había temor. Empero, destaca que tanto ella como la familia sienten alivio tras la condena; no júbilo ni festejo ni celebración. Destacó que le impresionó el nivel de reflexión que manejó la familia, “los niveles de comprensión en relación a lo que es este tipo de delitos como el femicidio, tan atroz y está tan inmerso en una cultura machista y patriarcal”.
En torno del Poder Judicial, volvió sobre su alegato, muy resonado en estos días, para subrayar que le pidió a los vocales del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) “que vayan a los pasillos y a las mesas de entrada de los tribunales. Dije eso porque es ahí y en una asesoría letrada, en una fiscalía multifuero, donde la gente se siente maltratada, revictimizada”. Subrayó Barreiro que, paradójicamente, es “en esos estamentos del Poder Judicial donde hay menos recursos y menos personal”.
“Cuando uno exige, encuentra seres humanos desbordados. Nosotros tenemos un equipo técnico en Alta Gracia que es multifuero y que tiene que estar para todo, en lo penal, en lo civil, en la violencia familiar, en la violencia de género, con los niños. No dan abasto. Encontrás gente muy comprometida pero que tienen cientos de causas. Hay que invertir los recursos, en lugar de ponerlos en la fase última, que es la del castigo, ponerlas en los lugares donde tienen que ser bien atendidas y con tiempo las personas. Para que haya equipos. Los abogados necesitamos de la multidisciplina, escuchar a otros expertos”, esbozó críticamente.
Finalmente, respecto del futuro que se abre con esta sentencia en el juicio por el femicidio de Aydée Palavecino, Barreiro recordó que alguna vez la mamá de la joven le dijo: “A mí lo peor ya me pasó; todo lo que venga, no tiene comparación”. Ante lo cual, apuntó la abogada que en este tiempo aprendió mucho de las expresiones y los conceptos de esa mujer. “Lo que se viene, se supone que le tiene que llevar tranquilidad a su vida cotidiana. No la tiene a Aydée, pero la tiene a Olivia, su nieta. Ella dijo que es su motor de arranque”, señaló y abrió un paréntesis para destacar especialmente el compromiso de otra parte de ese equipo que se preparó para el juicio: la psicóloga Verónica Córpora que, según indicó, muchas veces fuera del horario acordado, contuvo a Graciela Cortez, la madre de Aydée.
“Conversando en ese equipo que viajábamos todos los días”, vuelve al relato, “entendimos que la reparación y la Justicia de la que hablamos, tiene que ver con construir para Olivia un mundo mejor”. Barreiro detalla que en ese proceso reparatorio, Graciela Cortez, en cada aniversario de la muerte de su hija convoca a jornadas de reflexión; que ha pintado un banco rojo en un su memoria, en una actividad en la que se permitió hablar con muchas jóvenes; y que participa de una organización de víctimas de la violencia. “Si ella, siendo la mamá de la víctima, se plantea eso para adelante, todo lo que tendríamos que proponernos otros sectores; los movimientos, la sociedad y ni que hablar el Estado”, concluyó la abogada, como dejando en el aire un desafío abierto para conjurar tanto dolor colectivo.
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FOTO: SAIRA ASÚA
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