«Feliz Día del Periodista»: una expresión de deseo y un compromiso para transformar la realidad

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Entre salarios de pobreza en los medios comerciales, despidos y vaciamiento en los medios públicos, y un ajuste brutal y desamparo a los medios comunitarios; el «Feliz Día del Periodista» de este 7 de junio es a la vez una expresión de deseo y el desafío de una conquista a alcanzar. Porque a los males mencionados hay que sumarles un persistente intento de deslegitimación y ataque directo al periodismo, en pos de depreciar esta noble labor, que tiene tanto de oficio como de vocación y profesión.

Nunca está de más recordar y subrayar que el «Día del Periodista» en la Argentina recuerda la salida de «La Gazeta de Buenos Ayres», el instrumento político de comunicación que emprendió el patriota Mariano Moreno para acompañar la Revolución de Mayo aquel a veces tan lejano 1810.

En la actualidad, cuando la posición crítica no se ajusta a la bajada de línea oficial, desde la misma Presidencia y sus repetidores, se denigra la opinión, la investigación y el abordaje periodístico con calificativos cargados de desprecio como «ensobrados» y «pauteros», y figuras denostativas y a su vez discriminatorias, como «mandriles».

Pero además, el ataque es directo, en la calle, cuando cronistas y fotorreporteros se convierten en blanco predilecto de las fuerzas de seguridad; con el tristemente emblemático caso de Pablo Grillo como ejemplo más extremo.

A esto hay que sumarle decisiones unilaterales del Gobierno de Javier Milei, como dar de baja la pauta publicitaria oficial directa (aunque dejando discrecionalmente habilitada la de empresas descentralizadas del Estado para sus medios y comunicadores afines), desentenderse de las discusiones paritarias (aunque empujando para que los sueldos no se incrementen mensualmente más allá de los dos puntos), vaciar de trabajadores y de sentidos los medios públicos e incumplir con los llamados a concurso del FOMECA para medios sin fines de lucro (violando de esa manera una obligación contemplada en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual).

Si a esto se suma el «derrame» del ajuste y la recesión que restringe el margen de negociación de pautas publicitarias públicas y privadas en los ámbitos locales; el escenario incrementa su dramatismo.

Estas situaciones condenan a las y los periodistas y el resto de las y los trabajadores de prensa a sobrevivir con salarios de pobreza, sobrecarga laboral, pluriempleo y una sensación de amenaza permanente, que invita a la autocensura.

El angustiante presente del sector se enmarca en una cruel postal que alcanza a las grandes mayorías del país y que la retórica «libertaria» justifica con la maniquea frase «las necesidades son infinitas y los recursos son escasos»; mientras los gastos en Defensa para nuevos aviones (sin hipótesis de conflicto a la vista) y el presupuesto secreto de la SIDE crecen por encima de cualquier promedio razonable, se premia con secreto fiscal a los evasores y se incrementa la deuda externa.

«Con salario de pobreza y precarización no se puede informar», expresa categóricamente la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN). La situación crítica que atraviesa el sector no sólo restringe el libre ejercicio de la profesión, sino que también impacta en un debilitamiento institucional del país, al coartarse el derecho a la información y las libertades de prensa y expresión.

En este marco, el «Feliz Día del Periodista» que se expresa este 7 de junio es una urgente expresión de deseo y un compromiso con transformar este presente y revertir esta amenaza terminal.

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