Entre agosto y diciembre de 2017, en La Serranita, unas veinte personas participaron de un taller de bioconstrucción en el que se construyó el edificio de la biblioteca comunal, ubicado detrás de la comisaría. Testimonios de talleristas y de una de las asistentes, en esta nota, dan cuenta de una enriquecedora experiencia humana y ambiental.
El taller constó de doce encuentros de doce horas, promovidos por la comuna de La Serranita y el área de Formación Profesional de la Dirección General de Educación Técnica de la Provincia. Participaron unas veinte personas, provenientes de la misma localidad y también de Alta Gracia, Córdoba, Yacanto, La Bolsa, Santa Rosa.
Entre los talleristas estuvieron Alejandro Macchione, María Rosa Mandrini, Natalia Guendulain, Rubén Ayala y Sebastian García.
Equilibrio responsable y consciente
«Culturalmente, pensamos que estamos elevados sobre la naturaleza y es en verdad la naturaleza la que hace que estemos acá», introduce Alejandro Macchione, consultado por diariotortuga.com acerca de esta experiencia. «La idea nuestra es equilibrar lo que dejamos, buscando una convivencia con la naturaleza; estas construcciones son parte de ese camino hacia algo mejor de lo que estamos viviendo», completa.
Cuenta Macchione que en principio se acordó con la comuna de La Serranita la idea de construir una biblioteca comunal y se presentó un proyecto arquitectónico con un plan de trabajo en diferentes módulos, con contenidos de bioconstrucción.
María Rosa Mandrini, otra de las talleristas, enumeró los beneficios físicos de este tipo de construcción: «Una de las ventajas de construir con tierra es el bajo impacto ambiental, se trata de un material que no es tóxico y es reciclable. Los muros construidos con tierra presentan una estructura porosa, que permiten una circulación permanente del aire, generando un ambiente confortable hacia el interior de las construcciones. Además, presenta una flexibilidad en el diseño bioclimático: se pueden pensar en muros acumuladores de calor y muros aislantes como los de las paredes de adobe y quincha seca, respectivamente. En cuanto al comportamiento térmico, los techos vivos presentan una ventaja que es producir un colchón de sombra para mejorar el comportamiento térmico, tanto en verano como en invierno, retardando el ingreso de calor en el verano como la pérdida de calor en el invierno».
Mandrini señaló también que la construcción natural invita a replantear «un modo de construir, habitar y diseñar que sea responsable y consciente del otro, del ambiente, del vecino, de los materiales con los que se trabaja».
Construcción horizontal
«El grupo que se formó fue espectacular, nos ayudamos y aprendimos un montón, no sólo de quienes tenían más experiencia sino que con la bioconstrucción todos tenemos algo que aportar y mucho que aprender», apuntó Nuria, una de las participantes. «Es un proceso duro, de mucho trabajo, pero te da una gran satisfacción ver cómo avanza y toma forma», dijo.
«El aprendizaje fue muchísimo para todos: una de las búsquedas que teníamos como equipo era transmitir el conocimiento de manera horizontal, para que cada tallerista expresara su conocimiento, ya que en la construcción en tierra hay millones de maneras, ya que cada lugar te invita a que construyas de forma diferente, cada puñado de tierra te invita a crear cosas nuevas», coincidió Alejandro Macchione.