El 30 de abril se cumplen 43 años de la primera ronda de las Madres de Plaza de Mayo en Buenos Aires, que reclamaban la aparición con vida de las desaparecidas y desaparecidos por el terrorismo de Estado. En ese marco, el Archivo Provincial de la Memoria compartió en un texto titulado «La tenacidad de los Pañuelos», un vívido testimonio de Emilia Villares de D’Ambra sobre los inicios de las rondas en la Plaza San Martín de la capital cordobesa. En esta nota se comparte un fragmento.
Emilia Villares de D’Ambra, junto a su marido Santiago, ambos vecinxs de nuestra ciudad, militaron incansablemente el reclamo por Memoria, Verdad y Justicia a partir de la desaparición en 1976 de dos de sus hijos: Carlos y Alicia. Emi D’Ambra integró la organización Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas e integró la Comisión de Notables de la Comisión Provincial de la Memoria. Ambos son, actualmente, una referencia insoslayable de la defensa de los Derechos Humanos en Alta Gracia, en Córdoba y en todo el país.
«Al principio íbamos todos los sábados a la peatonal de la calle San Martín, con un carrito y con las fotos en pancartas de madera. Poníamos un micrófono y hablábamos. Leíamos textos que eran volantes escritos para el momento, poníamos música como Víctor Heredia o canciones de cantantes que tenían que ver con la lucha y hasta trabajo social hacíamos porque se perdía un chico en el centro y la gente nos preguntaba», contaba Emi en el texto rescatado por el Archivo Provincial de la Memoria, que forma parte de la Colección Memorias de familiares de detenidos y desaparecidos de Córdoba del Archivo de Historia Oral del Archivo Provincial de la Memoria.
«Las Rondas empezaron cuando aún estaba la dictadura, al principio éramos poquitos y nos juntábamos en la Catedral. A las 5 de la tarde había una misa en un altarcito secundario. Nos íbamos juntando ahí, sin pañuelo ni nada, cuando éramos 6 o 7 nos poníamos el pañuelo y salíamos a la plaza. Yo era católica y comulgaba todos los jueves antes de ir a la plaza. Algunas compañeras me cargaban porque ahí había judías y otras creencias pero decían ‘si hay que comulgar comulgo’. Un día se acercó el cura que daba la misa, era un cura viejo, la catedral estaba vacía a esa hora, así que de lejos sentíamos que se acercaba arrastrando los zapatos. Nunca se le entendía nada, pero ese día con voz bien potente y clara dijo ‘esta no es una misa de los desaparecidos’. Desde ese día no fuimos más. Nos juntábamos en la Catedral pero no en la misa. Ya éramos unas cuantas más y nos quedábamos en plaza esperando que llegaran las otras. La plaza estaba llena de canas, nos sacaban fotos, yo decía que no sacaban nada que sólo era para asustarnos, y qué importaba si cuando hacíamos los trámites los hacíamos con la libreta en la mano», rememoraba Emi en otro pasaje.
«Cuando teníamos más confianza empezamos a quedar en los bancos de la plaza, pero no nos poníamos los pañuelos hasta que no veíamos que éramos una cuantas… ahí venía… Nelly Llorens, Marta Capelli, y un montón más y hombres también como Don Ruffa, Chabrol, el marido de Nelly Llorens… éramos muchos, era una linda ronda. La gente que pasaba nos decía que lucháramos y otros de por qué no cuidamos a nuestros hijos bien. O por algo será… Santiago y el Ing. Llorens no nos dejaban que contestáramos pero a veces la lengua se te va porque te daba bronca», avanzaba Emi en el relato.
Finalmente, con la misma sencillez en la palabra que sostenía frente a las cámaras de los medios, a los funcionarios judiciales y políticos, y a los miles de jóvenes que se le acercaban para conocer su historia, reflexionaba en aquel testimonio recogido y compartido por el Archivo Provincial de la Memoria: «Alicia, Carlos y Santiago me enseñaron me hicieron ver que el mundo va mas allá, que era una lucha que había que defender, la democracia defenderla sin ver la cantidad de esfuerzos».
A continuación, se comparte un vídeo en el que se encuentra este testimonio:
https://vimeo.com/209451992?fbclid=IwAR1DeLa6MsK28CJAMZVDgE3Q4pjE8bhpOHpMwZhXwKDwIcJzQ-dipYtClmc
FUENTE, VÍDEO Y FOTO: ARCHIVO PROVINCIAL DE LA MEMORIA DE CÓRDOBA
