En abril, Marcos Navarro publicó las cuatro primeras canciones de su flamante trabajo discográfico “Tiempo” en la plataforma Spotify. Entrevistado en el programa “Tarde para Tirar la Toalla” de la Radio Tortuga 92.9, repasó el proceso que llevó el armado del material y el concepto que engloba al trabajo, que se entregará en tres partes; y compartió la manera en la que construye su oficio de cantautor.
RADIO TORTUGA (RT): ¿De qué se trata “Tiempo (Lado A)?
MARCOS NAVARRO (MN): “Tiempo” engloba todo, hasta el proceso de llegar con este sencillo a las plataformas digitales. Es un trabajo en tres partes. Estoy empezando a grabar en mi casa el “Lado B” y la idea era grabar en vivo el “Lado C”, con el registro de las 15 canciones en vivo. Pero estamos a la espera de lo que vaya a pasar. Tiene mucho de paisaje, del hombre en ese paisaje y cómo a veces la respiración de ese lugar hace que nuestro tiempo, el que vamos transcurriendo, no sea necesariamente el del reloj, que no sea necesariamente el tiempo utilitario, ese tiempo que nos enseñaron darle a la cosas. Cómo ese tiempo va dejando marcas, va dejando huellas.
RT: ¿Las 15 canciones fueron concebidas desde esta matriz, desde este concepto? ¿O eran canciones que ya estaban creadas y a las que les encontraste este hilo que las unía?
MN: Son canciones que tienen varios años algunas. Pero el hilo conductor es el tiempo. Todas hablan de ese proceso, de esa observación. Tiene mucho que ver con la contemplación y percibirnos por fuera de la vorágine. Sentir las cosas, dejarse atravesar por los hechos y los acontecimientos. Fueron canciones que se fueron agrupando en ese concepto.
RT: ¿Hay un género que las engloba y las hila en materia sonora?
MN: No puedo escaparme de la música que me nutrió desde muy chico. Tenía en la sobremesa a mi padre y a mi tío cantando a Jaime Dávalos, al “Cuchi” Leguizamón, a estos tipos que nos contaron un mundo increíble y nos narraban los oficios de hombres y mujeres de una manera tan bella y poética. También fui adolescente y estaba Fito (Páez) y estaba el Flaco (Luis Alberto Spinetta). Conocí a Silvio Rodríguez, a los 13 años, con un cassette de uno de sus trípticos. A la hora de que me tocó hacer canciones, no lo pensé mucho. En ese sentido, trato de no cerrarme a la forma. Sí sé lo que es una zamba, lo que es un bailecito, lo que es un blues, un estándar de jazz. Pero yo hago canciones y están atravesadas por todas esas músicas. El lirismo lo tiene a Gelman, a Galeano, al Negro Rivela, un poeta salteño increíble. Está todo ahí.
RT: ¿Al trabajo le transferiste el interés de que tenga alguna sonoridad en particular?
MN: Son canciones que están atravesadas por música latinoamericana de raíz folklórica.
RT: A la hora de pensar tu disco en tres partes, ¿cuál ha sido el criterio?
MN: El criterio es el de la obra general, que se llama “Tiempo”. Pero que yo lo pensé como en tres movimientos. La última canción de “Lado A” lleva por nombre “Lleva su tiempo”. Con esa última canción dejo los tres puntos suspensivos y en el “Tiempo Lado B”, arranco con “Vuela en la tarde”. Una canción tiende la mano a la que sigue. En el “Tiempo Lado B” aparecen los nacimientos y una canción de cuna, que fue lo que signó mi tiempo personal como papá. Viene con esa impronta. El “Tiempo Lado C”, que se va a llamar “Tiempo”, porque va a ser el disco completo, cierra con la canción “Deme tiempo”, que le escribo a la misma niña de la canción de cuna pero que hoy ya tiene diez años. Ahí cierra el concepto total del disco.
“Yo soy de córdoba, nací en 1976 en Barrio Jardín. Mi viejo es periodista y locutor y mi vieja es periodista, ninguno de los dos ejerció. La música estuvo siempre. Mi viejo tenía una máquina de escribir y una carpetita al lado de cuero bordó. Un día empecé a buscar ahí de curioso y veo que tenía unas hojas firmadas por Ramón Navarro. Nosotros lo cantábamos a Ramón Navarro, que era un autor riojano increíble y después descubrí que era mi viejo, que escribía canciones. A mis nueve años, él escribió una canción para el Día del Maestro a partir de lo que yo le decía. Y a partir de ahí, la canción es mi canal de expresión para decir, nombrar, observar y transmitir cosas.
RT: Antes de la pandemia, buena parte del sustento de tu vida pasaba por cantar en vivo. ¿Cuándo empezás a construir el oficio?
MN: Me agarró de grande. Ya tenía mis 40, cuando un día renuncié a una escuela en la que estaba laburando en Córdoba y salí a tocar a la gorra. En Alta Gracia me han visto en todos lados, en las plazas, en los restoranes. Empecé a trabajar en darle la seriedad y la rigurosidad de un trabajo. Levantarme a estudiar repertorio. Había que llegar a un lugar que tenía su gente que estaba almorzando o cenando y ponerme a cantar. Y andar caminando entre las mesas. Para mí fue un gran aprendizaje. Porque lográs mirar a los ojos al que no pagó la entrada para verte. Vos le querés contar cosas. Eso empodera a la persona que agarra la guitarra y compone. En muchos casos me dijeron “andá a laburar”, pero fueron más las satisfacciones y aprendizajes. Cuando pasó lo de la pandemia, me quedé sin trabajo porque por cuatro años mi sustento fue cantar… Fue realmente un gran cachetazo. Empezar a pensar la música desde otro lugar, creer en la difusión y las redes, y producir la música y que circule y buscar allí ese canal de expresión. En este momento, no estoy tocando en vivo. Es hermoso poder hacerlo. Es el fin del recorrido, que llegue la canción al destinatario. Ojalá podamos seguir garantizando que podamos seguir tocando en vivo porque los músicos. Para los artistas, los artesanos, los productores, los que necesitamos del contacto del otro, la presencia es importante.
Al repasar el proceso detrás de su flamante trabajo, Navarro subraya la palabra “autogestión”. Y detalla que el primer paso fue “pensarme como un trabajador”, cuyo oficio tiene varias aristas, “varias puertas en las que hay que ir ingresando”. En la búsqueda de la sonoridad de las canciones, estuvo compañado por los músicos Juan Catania, Susana Freisz y Silvina Martino. En los ensayos y las grabaciones, destacó la labor de Federico Westergaard, “un tipo que sentís como un músico más con su oreja y su predisposición al trabajo”. Y el paso siguiente fue el de subir el material a las plataformas virtuales. “Cualquiera puede subir a las redes, pero para que se pueda monetizar, hay que hacerlo bien”, advierte. “Yo soy socio de INAMU (Instituto Nacional de la Músic) hace años, pero si quiero conseguir un subsidio para que me cubran parte del viaje, tengo que estar en blanco. Ser monotributista, facturar, estar en SADAIC, en CAPIF”. Reconoce que esta parte del trabajo es la que más le cuesta a la mayoría de los músicos, pero sugiere imprimirle paciencia a la labor y alienta a sus colegas: “A veces se puede hacer casi todo online”.
Link para escuchar «Tiempo (Lado A)» de Marcos Navarro en Spotify: https://open.spotify.com/artist/4lI3mNMlx0qpu2eTNsHixo