Cada cuatro años, el mes de Febrero tiene 29 días en lugar de 28. A qué se debe esto, porqué se denomina «año bisiesto» y cuál es la fundamentación científica, en esta nota.
Ya desde la antigüedad, algunas culturas habían advertido cierto «desfase» entre su modo de medir el paso del tiempo y su correlato con lo que veían en el cielo. De este modo, ya en el Antiguo Egipto, por ejemplo, sabían que la estrella que anunciaba el inicio del nuevo año, cada tanto tiempo, se «retrasaba» un día en aparecer por el horizonte.
Según diversas fuentes, fue Julio César quien se propuso «poner a punto» el calendario romano (que se encontraba basado en el egipcio), tarea que delegó en el filósofo y astrónomo Sosísegenes de Alejandría. El erudito diagnosticó la inexactitud del calendario romano y estableció la nueva medida de la revolución solar en 365 días y 6 horas. De esta manera, Sosígenes dio al imperio romano el «calendario juliano». Ese «cuartito» de día (6 horas) permitió a Sosígenes ofrecer un calendario mucho más preciso, sin embargo, aún contenía un pequeño margen de error que debía ser corregido añadiendo un día extra cada cuatro años.
Sin embargo, desde el Observatorio Astronómico de Córdoba, aclaran que la cosa no termina aquí: «Estrictamente, el año trópico equivale a 365 días 5 horas 48 minutos 45,10 segundos (365,242189 días), por lo que aún corrigiendo el calendario cada 4 años, todavía queda un error de 11,25 minutos por año. Esto implica un nuevo desfase: 4 días aproximadamente cada 500 años.»
Por este motivo, se han elaborado una serie de criterios para establecer qué años son bisiestos y cuáles no en la actualidad. La regla establece que es bisiesto aquel año divisible entre 4, «salvo que sea año secular (último de cada siglo, terminado en «00»), en cuyo caso también ha de ser divisible entre 400.»
Aún así, desde el Observatorio Astronómico de Córdoba aclararon que, con bisiesto y con la diferenciación de años seculares y no seculares y todo, sigue habiendo un error de 26.9 segundos por año. Puede no parecer mucho para la vida cotidiana, pero para quienes realizan cálculos o estudios en grandes períodos de tiempo, resulta en una acumulación de error que trae más de un dolor de cabeza.
Mientras tanto, el año «bisiesto» se llama así porque Julio César decidió junto a Sosígenes de Alejandría «repetir» el «bis sextus dies ante calendas martii» es decir, el sexto día antes del inicio de Marzo, inaugurando así el «bis sextum» (de nuevo el sexto) y, entonces, el «bisiesto» que no necesariamente invita a una doble siesta.