El 9 de octubre, en el marco de la jornada inaugural de una nueva Feria del Libro de Alta Gracia, a las 18 horas en la Casa de la Cultura, el periodista Mariano Pacheco presentará el libro “Darío Santillán, el militante que puso el cuerpo”, con la moderación de su colega Adrián Camerano.
El libro recupera la historia de este joven piquetero, asesinado el 26 de junio de 2002 por la Policía de la Provincia de Buenos Aires, junto a su compañero Maximiliano Kosteki, en la llamada Masacre de Avellaneda o Masacre de Puente Pueyrredón, que marcó el cierre de una época, la última cola del 2001, el fin de la era Duhalde, el llamado a elecciones y el paso siguiente al «que se vayan todos» en la Argentina.
“Hemos tratado de hacer una reconstrucción que exceda la cuestión individual, porque entendemos que al ser una biografía política, debe dar cuenta del contexto político, social, económico, cultural de la Argentina de esos años. Hicimos un esfuerzo por tratar de reivindicar la figura de Darío Santillán, sin caer en una fetichización o exaltación desmedida”, explicó Pacheco, en diálogo con Papel Tortuga.
El autor evaluó que el asesinato de Kosteki y Santillán marcó el fin de un ciclo. Recordó que en esos días, «piquete y cacerola era la expresión de la confluencia de los sectores sociales populares con los de clase media, en pos de una exigencia de renovación política, de transformación, de puesta en cuestión de las lógicas estatales, de la promoción de vínculos más solidarios, comunitarios». En tanto, advirtió que «el piquete y la cacerola de los años posteriores tuvo más que ver con bloqueos de sectores que reclaman una salida reaccionaria a los procesos políticos».
Mariano Pacheco consideró que Darío Santillán “es un símbolo de una época”, que este libro quiere ser un aporte para revisar el pasado reciente y sugirió que hace falta contar la historia desde los sectores populares, con “sus luchas, sus procesos de organización, sus deseos y no colocarlos como víctimas de un proceso de Estado, político, económico y social”.