Este miércoles 16 de agosto, en los tribunales de Cruz del Eje se leyó finalmente la sentencia del juicio que investigaba el asesinato del joven Joaquín Paredes, de 15 años, quien murió el 25 de octubre de 2020, alcanzado por una bala policial en la localidad de Paso Viejo, en el noroeste de la provincia de Córdoba.
El único condenado por el hecho fue Maikel Mercedes López, el autor material del disparo mortal, quien recibió la pena máxima, al ser hallado responsable del delito de «homicidio calificado por abuso de sus funciones, por ser miembro de las fuerzas policiales y por el uso de arma de fuego; homicidio calificado y agravado en grado de tentativa y abuso de armas de fuego agravado por la calidad del sujeto activo -ser policías-«.
Previo a la última audiencia del juicio, Soledad Paredes, madre del joven asesinado, había expresado sus buenas expectativas en la labor de los jueces y el jurado popular intervinientes en el proceso y su esperanza de que se dictara «una sentencia de prisión perpetua para todos los responsables de la muerte de mi hijo»; convencida de que el veredicto debía coincidir con la prueba que evidenciaba que «a Joaquín le dispararon a matar«.
Por el contrario, en oposición al pedido de la Fiscalía, que había solicitado la prisión perpetua para los policías Enzo Alvarado, Jorge Luis Gómez, Iván Luna y Ronald Fernández Aliendro, por considerarles partícipes necesarios del crimen; se dispuso su absolución. También se absolvió por el beneficio de la duda al subcomisario Alberto Sosa Gallardo, por el delito de amenazas calificadas por el uso de arma de fuego.

El crimen de Joaquín Paredes ocurrió el 25 de octubre de 2020 cuando en plena vigencia del aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO), por la pandemia de Coronavirus, un grupo de jóvenes fue abordado por policías en la plaza de Paso Viejo, una localidad de un millar de habitantes, y tras la pesquisa, recibió una balacera por parte de los efectivos. Cuatro de los disparos fueron efectuados por el arma del agente Alexis Luna y tres con la del agente Maikel Mercedes López, según lo revelado por la Fiscalía.
Las pericias determinaron que uno de los balazos efectuados por López impactó en la espalda de Paredes, en la zona del hemitórax, y le causó la muerte. Otro de los balazos dio en el brazo de Brian Brandon Villada (15), quien debió ser asistido en un centro de salud pública, aunque en este caso no se pudo determinar de qué arma partió el tiro.
“Todos tendrían que haber recibido condena perpetua. Fueron partes y culpables por no haber parado la balacera”, dijo Soledad Paredes, tras escuchar la sentencia y, convencida de ello, anticipó que seguirá luchando. El abogado que representó a la familia del joven, Claudio Orosz, expresó que esperaba una condena diferente y atento a los fundamentos de la sentencia, adelantó que seguramente será recurrida en una instancia superior.
Por su parte, la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos de Córdoba, que acompañó la marcha del juicio, expresó críticamente: «Esa condena, tan precisa contra López, y tan liviana con los demás agentes, permite dar un mensaje a la sociedad cordobesa: las fuerzas policiales -que deben resguardarnos-pueden hacer algo similar y ser absueltos».
María Eugenia Marengo, en su crónica para CDM Noticias, narró de esta manera el desenlace, tan inesperado como insuficiente. “El juicio ha terminado”, fueron las últimas palabras del presidente del tribunal. Nada se dijo de la violencia institucional que enmarcó un proceder histórico de la policía en la localidad, nada se dijo de la persecución y hostigamiento a los jóvenes, antes, durante y después de la muerte de Joaquín. Todo, quedó reservado en el “beneficio de la duda”. La familia apenas puede levantarse de la sala. El corazón es un latido que duele. Saben, que, a pesar de todo, “no tienen fuerzas para rendirse y que la lucha sigue”.
Fotos: gentileza Alexis Oliva