Por Marcelo Riol – Hay en el universo tres canciones nuevas. Quizas en esa vastedad se pierdan o pasen desapercibidas, por eso queremos destacar el nuevo EP de Flor Guevara o Flopitay, seudónimo por el que se la puede encontrar en redes sociales y plataformas.
Las canciones son artilugios que mueven fibras sensibles y a través de ellas la música cumple con su mandato natural. Así la vibración generada se expande, crece, hasta que encuentra una frecuencia natural igual, o cercana y allí resuena. Es por eso que Flopitay tituló Resonancia, a su primer trabajo de estudio.
A pesar de su juventud, Flor Guevara lleva un largo recorrido dentro de la música. Desde su infancia la música está presente en lo cotidiano. Siendo adolescente participó de proyectos donde experimentó como vocalista de rock, mientras estudiaba guitarra y bailaba folclore.
Durante algunos años vivió en Buenos Aires. Allí pudo tener contacto con otras músicas y otros maestros. Estudió bajo por algún tiempo y profundizó su relación con la guitarra. Ya de regreso en el Valle, su busqueda musical fue encontrando los caminos hasta llegar a este primer material.
En ese recorrido Flor comienza a ser parte del Ensamble Municipal de Anisacate como guitarrista. Al poco tiempo Virginia Risco, percusionista y una de las coordinadoras del ensamble, la invita a tocar el bajo en el grupo de salsa La Gozadera y hasta hoy sigue como integrante de la banda.
Resonancia es de alguna manera el pasaje del estado de aprendizaje, al de la afirmación artística. «De lo que me fue sucediendo en estos últimos años, la experiencia musical después de la pandemia, el encuentro creativo con otrxs artistas, el modo autogestivo de hacer, surgen las ganas de que ese momento placentero se transforme en una forma de vida», señala la compositora.
«Les encontré a estas tres canciones, que fueron compuestas en distintas circunstancias y momentos, un hilo conductor. Y fue en un encuentro con Joaquín Galván —guitarrista y co-productor de Resonancia—, en el que compartimos música, donde surge la idea de grabar estas canciones».
El proceso de plasmar canciones en un estudio implica tener claros muchos detalles. No es sencillo poder conducir las ideas hacia afuera y que lxs músicxs capten el espíritu de la obra. Un desafío que Flopitay supo conducir y que tuvo como condimento indispensable la entrega colectiva de cada unx de lxs que participaron de la grabación.
En ese proceso fueron parte, además de Joaquín Galván, Catalina Dinotto en saxofón, Damián Barrera en bateria, Matías Ferreyra en bajo, Genaro Garbarino en piano, Camila Alamendra en flauta traversa, Buji Molas y Azul Liberali en coros. La mezcla y mastering estuvo a cargo de Simón Iturrealde y el arte que acompaña el EP pertenece al ilustrador Nahuel Panza.
«Siempre, las propuestas de quienes participaron hicieron crecer las canciones. Allí descubrí que a pesar de que yo sabía cómo quería que suenen las canciones, el aporte de quienes participaron las hicieron mejores. Fue confiar en la musicalidad que cada uno traía», expresa Flor con una sonrisa que define por sí sola el resultado de esta experiencia.
Hay tres canciones nuevas en el universo. Tres artilugios que llegan y logran que la música cumpla con su tarea natural. Tres canciones que muestran el gran futuro que tiene Flor Guevara en el camino de la música.